Los incontables bramidos emitidos por Dragones y Grifos retumban en los tímpanos de todos los presentes.
Rey y Reina de ambas especies que dominan los cielos de todas las Dimensiones conocidas. Dragones y Grifos.
Kala sigue inconsciente en mis brazos. Necesito respuestas, elevo mi mana y todo sonido emitido en este lugar desaparece. Fijo mi mirada en Astrid y ella comprende que hablaremos en privado. La Maestra Dayan reacciona y abre su boca para hablar, pero es interrumpida.
Sin previo aviso, un nuevo portal hace acto de aparición y las miradas de todos se centran en aquella deformación en el espacio. La luz radiante del Sol aumenta el brillo de sus doradas escamas, el director montando a su Dragón dorado desciende desde las alturas. Bianca, Joseph, Anastasia y Andy se acercan hacia mi posición.
Al instante en que él junto a su Dragón aparecen, la Maestra Dayan deja de lado su actitud e inmediatamente adopta una posición firme, este gesto es replicado por sus acompañantes quienes siguen estupefactos, ellos se obligan a dejar de pensar en lo ocurrido. La Maestra Shiegza no puede ocultar sus emociones, no despega su mirada de Kala y yo.
Finalmente el Dragón toca tierra firme, el último batir de las alas del dorado Dragón expulsa una corriente de aire muy densa. El Dragón desciende en el centro del círculo, justo frente a mí. La Maestra Dayan eleva su mirada y observa al director.
—Director ha ocurrido un…
—No es necesario que lo diga, ya lo sé.
El Director comienza a levitar, se posa a escasos centímetros de mi posición y se queda observándome fijamente. Cierra sus ojos y voltea hacia la Maestra Dayan y sus acompañantes.
—¡Como Director de Electus Magicae les ordeno. Todo lo acontecido el día de hoy deberá ser silenciado. Esta noticia no llegará a oídos ajenos de nuestra Universidad. Además, si se descubre que alguno de ustedes ha delatado al Alumno Griffin o a la Alumna Razdan, recibirá un castigo ejemplar! —grita mientras acrecienta las ondas de sonido para que su voz retumbe con mayor imponencia.
—¡Comprendido! —responden al unísono los demás.
Al escuchar la respuesta de aquellos jinetes, Astrid vuelve a adoptar la forma humanoide, gesto que es replicado por los otros cinco Draldar.
—¡Regresemos a las áreas de descanso, debemos asegurarnos de que tanto Dragones como Grifos se mantengan tranquilos para evitar cualquier alteración! —vocifera la Maestra Dayan —. Alumno…
Esa última palabra delata que ella desea hablar conmigo, sin embargo este no es el momento, en especial por la presencia del Director.
Sin pronunciar nada más, voltea hacia sus acompañantes y crea un portal colosal el cual abarca a todos sus jinetes que ahora no poseen montura alguna. Ellos se retiran a regañadientes, la Maestra Dayan toca el hombro de la Maestra Shiegza para que ella también la acompañe, aunque antes de seguirla ella respira profundamente y se acerca hacia nosotros.
—Debido a esta circunstancia especial, explicaremos a mayor detalle lo que acontecerá en la segunda etapa del Campeonato de Universidades el día Lunes. Mientras, dejo todo en sus manos, Director.
Ha dejado de lado cualquier ápice de duda en su voz. La Maestra Shiegza lo dice de manera clara y serena. Hace una leve reverencia y camina hacia el portal creado por la Maestra Dayan.
Ahora solo estamos nosotros, el Director y una centena de Dragones y Grifos.
El Director observa de reojo a los innumerables Dragones y Grifos que nos rodean, hasta que vuelve a centrarse en mí.
—Alumno Griffin, realmente no existe instancia en la cual no deja de sorprenderme —dice con una voz neutra.
—No te escuchas muy sorprendido.
—Soy el Director de Electus Magicae, pese a mi asombro me es inadmisible el demostrarlo.
—Por supuesto, Director.
Antes de que él respondiera algo, Astrid se posiciona frente a mí con la mirada fija en los ojos del Director.
—Esta es la primera vez que nos vemos frente a frente. Así que usted es el actual Director de Electus Magicae, encantada de saludarlo —dice Astrid mientras hace una leve reverencia al colocar su mano derecha en su pecho e inclinar sutilmente su cabeza.
—El placer es todo mío, pensar que estaría vivo para poder contemplar el despertar de no solo uno, sino que los Seis Draldar. Es algo que definitivamente acrecentará la gloria de nuestra Universidad.
Ante las palabras del Director, Astrid gesticula una imperceptible sonrisa.
—Es como usted dice, respetable Director. Sin duda nuestro despertar es un hito de proporciones colosales, aunque… debe comprender que esto también significa que los ojos de todos se centrarán en no solo nosotros, de hecho… —Astrid estira su mano con elegancia mientras nos señala —. Aquellas miradas en búsqueda de respuestas estarán fijas en nuestro Rey y nuestra Reina. Si bien considero que no debo decir lo evidente, algunas de esas miradas buscarán algo más que simples respuestas.
—¿Puedo preguntar su nombre?
—Perdone mi descortesía. Soy la primera hermana del Clan Draldar, por esto mismo también soy la cabeza de nuestro Clan. Mi nombre es Astrid Draldar. —Observa a los otros Draldar —. Ustedes también deben presentarse adecuadamente.