SCOTT
-No pudo evitar resaltarse cuando alguien golpeó con fuerza la puerta de su casa a esas horas.
Scott Lung era posiblemente el hombre más solitario del caso. Vivía en otra gran casa parecida a la del comisario pero no tan lejos del pueblo, tenía su patio con jardín y sus tres plantas, esta vez con un sótano más grande.
El joven periodista tenía la cara más fresca y juvenil de todo el equipo. Era alto, quizá demasiado, era joven y sentía una incontrolable pasión por su trabajo.
Se encontraba escribiendo y escuchando algo de música con su Walkman cuando de nuevo alguien volvió a golpear su puerta y esta vez se decidió a abrirla. Bajó las escaleras lentamente esperando a que la persona que había detrás de la puerta se fuese, cansada de tanto insistir, pero quién hubiera detrás de aquella puerta no cesó de golpearla tan fuerte como pudo, hasta que, colgando sus cascos en el cuello, la abrió.
Era Morales.
Al ritmo de Sympathy for the devil que se escuchaba de fondo desde sus cascos colgados del cuello, Scott le pidió por favor a su nuevo invitado que entrase rápido en la casa antes de que cogiese aún más frío del que parecía tener. Jason tomó asiento en un sofá quizá demasiado alargado, similar al que Weyland tenía en su sótano. Tenía una expresión preocupada, su rostro indicaba que algo malo había ocurrido. Morales fue rápido al quitarse su chaleco de piel que le abrigaba del cortante frío del exterior mientras que Lung ponía una tetera a fuego rápido y preparaba dos tazas para el té negro que herviría.Sobresaltado, Morales se desprendió de su abrigo a un lado del sofá y se levantó cuando vio entrar a Scott atravasar la puerta que unía la cocina con el salón donde Jason se encontraba.
- ¿Qué sucede Jason? - dijo el informador, con una bandeja en la mano que llevaba dos tazas de té y cuatro terrones de azucar, apartando el abrigo de Morales , y sentándose en el otro extremo de donde ahora él estaba sentado. - ¿Qué haces aquí a estas horas de la noche? - continuo.
Jason alargo su largo y poco tonificado brazo para alcanzar la taza de té que Scott le había preparado y erigió un profundo y silencioso gracias. Tan pronto como cogió la taza, bebió desviando su mirada al fondo de la sala, como si nadie le hubiera preguntado nada, como si no exisistiese nada más en esa sala que su taza de té, aquel largo sofa rojo sangre y una profunda frustración que nublaba sus pensamientos y abolía todo conocimiento existente que permaneciese en él.
- Es sobre la inspectora. - dijo por fín después de una larga pausa. - Es sobre Angela. - añadió dándole un cierto toque de dramatismo a las palabras "es" y "Angela".
Ahora fue Lung quién no pudo evitar sobresaltarse, aunque desde el momento en el que Jason golpeó la puerta de su casa con su grande y simiesca mano, Scott fue el que no dejó de sobresaltarse en toda la noche. Con manos temblorosas, cogió él su taza de la bandeja y dió un suave sorbo del ardiente té negro después de preguntar qué pasaba con la inspectora, qué pasaba con Angela. Al ingerir el líquido se sobresaltó de nuevo, esa vez de una manera menos exagerada que las otras.
- La madre de Angela, Mónica, ha sido asesinada hace un par de horas. - pudo terminar de decir Morales entrecortado mientras respiraba con dificultad.
Scott sintió una extraña sensación de alivio en su cuerpo.
2:00 AM
MORALES
- Se encontraba durmiendo cuando ocurrió. Le fue difícil alcanzar el sueño necesario para hacerlo, pero al final lo consiguió. Sean y Ángela dormían en sus cuartos y Morales dormía en el sofá del salón cuando ocurrió. Este sofá no era ni tan detallado, voluminoso y colorido que los que tenían sus dos compañeros.
Ángela había dejado de gritar y de llorar desde hace ya media hora que se durmió Morales, por la 1:30. Lo hacía en sueños.
Fue increíble que ni Ángela ni Sean no lo escuchasen: el teléfono móvil de la inspectora comenzó a vibrar con fuerza, produciendo así un gran estruendo en la mesa. Morales se levantó rápido del sofá en el que mal dormía y no dudo en marearse durante un instante antes de coger el teléfono y contestar:
- Teléfono de la inspectora Murkoff, ¿diga? -salió de sus labios con una voz suave y demasiada baja.
Jason no dudó cuando tomo la decisión de salir a la terraza para poder hablar tranquilamente con su locutor sin la necesidad de bajar demasiado la voz. Tenía peor pinta que cuando Ángela lo vio por la mañana, ahora estaba cansado, agotado. No parecía Morales.
Tras explicarle Jason a su locutor que la inspectora no estaría disponible y que si tuviera que decir algo importante que se lo dijese a el, el locutor comenzó a hablar con un tono mucho más severo, más tranquilo:
- Es sobre su madre - dijo el hombre de anciana edad. - Tiene que venir a Chicago lo más rápido posible. Verá, su madre - espero unos cuantos segundos - ha muerto, ha sido asesinada, mejor dicho. Tendría que ver esto.
Morales se sobresalto por primera vez en toda la noche. Agarró su abrigo de piel, comprobó que Ángela dormía plácidamente y que Sean también lo hacía y fue a ver a la única persona de Wellyng implicada en el caso que podría estar despierta. Antes de irse, agarró el teléfono de la inspectora y se lo guardo en el bolsillo de su chaqueta y cuando lo tuvo todo en marcha salió disparado por la puerta del piso hacia el interior del edificio y de ahí a la oscuridad de la calle, saltándose, claro está, el toque de queda propuesto hace unos cuantos días que prohibía salir a la gente de sus casas a partir de las 00:00 pm con penas de multas de cien a mil dólares o hasta incluso días o semanas de encarcelamiento. Pero, ¿qué otra cosa podía hacer Jason?
Así que corrió lo más rápido que pudo hacía la casa de Scott Lung, el periodista fantasma.
2:30 AM
SCOTT
-Le contó todos los detalles, tanto la hora exacta de la llamada, como quién lo hizo o incluso cuanto tardó en recoger sus cosas lo más rápido que pudo y vino hacia su casa corriendo. Le contó la verdad.
Editado: 30.06.2020