Escucho un portazo y abro los ojos. Aún está oscuro, veo el reloj sobre el buro que marca las 5:30 am. Oigo voces provenientes de la sala, creo que es Dorian y…
– ¿Joshua? –Me siento sorprendido. – ¿Qué está haciendo aquí?
Respiro profundo antes de alterarme, no puedo deducir nada hasta saber porque está aquí; sin embargo, mis manos comienzan a temblar, si salgo así tal vez pueda levantar sospechas, aunque, puedo decir que he tenido una pesadilla cuyo contenido he olvidado. Aprieto las sábanas de mi cama y me acomodo bajando mis pies al suelo; muevo mis dedos para estirarlos, me pongo las sandalias.
– Deja de temblar. – Pienso – Actúa con normalidad.
Me armo de valor y me dispongo a levantarme, antes rasco mi cabeza, bostezo y camino hasta la puerta. Salgo al pasillo oscuro, observo la luz de la sala haciendo sombra en la pared, me encamino sigiloso mientras las voces de Joshua y Dorian invaden mis oídos. Están hablando de Lena; las cosquillas invaden mi estómago. Al final del pasillo doblo hacia la cocina, mis hermanos se han dado cuenta de mi presencia, han dejado de hablar.
– Buen día, Jarvis. – Saluda Joshua.
– Sus voces me despertaron. – Contesto sin verlos.
– Lo supuse. – Responde mi hermano con frialdad.
Un escalofrío recorre mi espalda, su voz grave es siniestra, lo que me hace deducir que no está de buen humor y algo malo pasó para que este a estas horas de la mañana aquí platicando con Dorian.
– Tranquilízate, Josh. – Ordena Dorian. – Él no sabe nada.
– ¿En serio? – Giro y observo a mi hermano mayor.
No parece convencido de lo qué ha dicho Dorian. Joshua se ve enfadado, cansado y ojeroso. Sus ojos cafés brillan con intensidad inhumana. No es bueno ver a un paranoico en ese estado y es peor, cuando no sabes la razón, como ahora.
– ¿Qué sucede? – Cuestiono tratando de disimular mi temblor.
Joshua me ve de arriba abajo, bufa arrugando la nariz.
– Su novia desapareció. – Interrumpe Dorian.
Me sorprendo, miro a Dorian que, sentado en el sillón con la cabeza a ciento ochenta grados observándome con sus ojos negros, manda un mensaje con la mirada. Joshua, está recargado en la cabecera del sillón dándole la espalda, sigue agitándose.
– ¿Por qué? – Pregunto sin más.
No se me ocurre otra pregunta, es una pena que Lena haya desaparecido…porqué de esa manera los planes de Dorian se vienen abajo y de mí no saldrá que me alegro, aunque me gustaría saber que hizo sospechar a mi hermano de nosotros.
– Hablamos de esta situación. – Joshua se cruza de brazos. – Tengo la conclusión que no sé nada de ella. – Levanto la ceja mirándolos.
– Explícate. – Suspiro.
Me recargo en la pared; mi vaso con agua tendrá que esperar.
– Sabe que somos asesinos... – Miro a Dorian, él afirma con la cabeza.
– ¡¿Cómo?! – Joshua se encoje de hombros.
– No sé…
– Me lo dijo –, alega Dorian. – Un día que la vi. Teme que alguien cómo nosotros matemos a mi hermano y, además, dejaron una tarjeta que sólo usa Scott.
– Puede tratarse de un enemigo de Scott. – Propongo. – O alguien que quiere venganza…
– Debemos investigar más sobre Lena. – Joshua se ve decepcionado.
– ¿Dónde empezamos? – Pregunto con intriga.
En mi mente se plasma Liverpool.
– Andry Wolfgang. – Responde Joshua.
– Debe ser una broma…