El guardián del tiempo

10

Desconcertado, Belial despierta a su esposa, ha pasado media hora desde que ella se durmió. Susan con un poco de pesar. Su esposo, deja el libro sobre el buro, apaga la luz y antes de acostarse completamente hace una pregunta a su esposa, la causa de despertarla. 

– Cremaron el cuerpo de Lena, ¿verdad? 

– Sí, cariño. Al tercer día de velarla, como ella lo quería... – Belial suspiró con alivio. – No quiero preguntar por qué me has despertado...pero, lo imagino. Creo que debes dejar la lectura por un tiempo...llevas leyéndolo desde hace una semana y me estás preocupando...Belial...siento que te estás obsesionando... y si no mejoras, por favor, busca ir a terapia... 

Belial también se estaba preocupando. Aunque Lena estuviera en otra vida, como ella lo creía, estaba plantando en él dudas y esperanza, temor y melancolía. Mañana llamaría a Nathan, estaba completamente seguro, si él era el novio de su pequeña amiga y estaba pasando por algo peor...quizá podría ayudarlo a sobrellevar su propio duelo.  

━⊰❖⊱━ 

Belial había llamado a Nathan al día siguiente. Lo pensó analizando la situación en la que se estaba metiendo, mezclar su duelo con los sentimientos y emociones que había en él al momento de leer la novela, lo estaba poniendo mal al grado de soñar con Lena esa noche por segunda vez.  

En este sueño ambos amigos hablaban sobre el manuscrito y Lena defendía su personaje arduamente fundamentando, que lo escribió por el simple placer de hacerlo, alegando que todo comenzó por un sueño. Diciéndole a Belial que el prólogo era lo que había soñado aquella noche, pues Lena había ido a dormir a casa de Paty, porque al día siguiente debían ir por una beca para su compañera y había quedado de acompañarla.  

Cuando despertó, Susan ya no estaba en la cama y decidió tomar un baño, luego, al darse una ducha rápida y haber secado todo su cuerpo, se colocó la toalla sobre la cintura, salió del baño y caminó hasta el buro y tomar su móvil recargado con la batería al cien por ciento y decidió llamar a Nathan, ambos acordaron de verse en una semana en un café no muy concurrido; Belial y Nathan vivían en ciudades un poco alejadas, por lo tanto, el novio de la difunta, tuvo que tomar un avión hasta California por cuestiones de trabajo; él también se dedicaba a la actuación y no era tan famoso como Belial.  

━⊰❖⊱━ 

Al estar en el local hablaron sobre Lena y el manuscrito que habían enviado por correo. Nathan confesó ser quién envió el manuscrito por paquetería junto con la carta de felicitación, que Lena había escrito días antes de su muerte. Estaba un poco apenado por la situación emocional que vivía Belial por aquel regalo. 

 – Llevaba un mes escribiéndolo... – Dijo con una sonrisa que se borró al instante. – Lo escuché todas las noches al terminar cada capítulo. Lo empezó a escribir por un sueño que tuvo e insistía en regalártelo de cumpleaños. – Belial sorprendido, se quedó en silencio. – Deberías seguir leyéndolo, me gustó...Creo que fuiste la inspiración de Lena para escribirlo, supongo, que por eso quería regalártelo. No está dedicado... Belial, pero, debió ser muy importante para ella, lo terminó muy pronto...demasiado pronto. 

Al terminar la charla con Nathan, tomó el manuscrito al llegar a casa.  




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