Capítulo 4
Lejos de esas enormes puertas, deambulaba en la calle del pueblo, con una tranquilidad inmensa y una extraña comodidad, no obstante, sus pensamientos humanos estaban siempre actuando, por cada paso que daba, las personas parecían alejarse cada vez más, causando en él, una confusión y ¿porque no?, intriga.
Parecía que era el lobo entre corderos, sin saberlo, y tristemente, su existencia era sofocante, densa, enojada. El aura que le rodeaba, si bien no era peligroso, era amenazante y fuerte en cierto sentido, reaccionaba de manera diferente con las personas que se le cruzaba en el camino. No obstante, su apariencia arcaica no ayudaba bastante, de allí se percató que las personas se vestían de una manera sumamente normal, lo que también, lo hizo diferente y en consecuencia un paradigma solitario. De toda la multitud de personas, era el único que portaba una armadura.
– Guerrero… Que extraño, tal vez mi apariencia se asemeja a unos de ellos, quizás sea por eso…. Que las personas me miren atemorizada – Pensó este, suspirando cansadoramente, sin parar su caminar mientras miraba su alrededor – Hm… ahora que lo pienso, a duras penas recuerdo mi nombre, aquella entidad con la cual estuve, no me dio ni una pista de quien era, además de mi clase guerrera. – termino de pensar, dirigiéndose a un destino, sin darse que sus ojos por un momento se tornaron rojos.
Las horas pasaron y el anochecer finalmente se mostró, dando paso la brillante del majestuoso astro rey, las estrellas irradiaban tranquilidad y la oscuridad permitió que las estrellas iluminaran las penumbras.
El silencio adorno el ya vacío lugar, sus ojos hicieron un pestañeo leve, y dio una última mirada al pueblo, aprecio las estructuras de las casas, la cultura, las floras y fauna y aprecio a las personas, aun si le temían, no eran malas, era un pueblo bastante hermoso para ser poblado. Era una pena no permitirse quedarse, alejando sus pensamientos, se fijó en un rollo que tenía en su mano derecha, con curiosidad observo los detalles, el borde del papel rozaba lo dorado, el color del papel era bastante blanco, pero uno apagado, un poco griseado. Recordaba como un extraño encapuchado se le acerco, y rápidamente estiro su mano mostrándole un rollo, para seguidamente entregarle y desaparecer de la faz de la tierra, como si nunca hubiera existido, como un fantasma del pasado.
Siendo humano curioso, abrió el rollo y después de eso, se dispuso a leerlo con calma, no tenía por qué apurarse
desapareció como un fantasma sin explicación alguna. Como cualquier humano curioso, se dispuso a leer la carta. Se levantó de la silla. Abrió el rollo y se puso a leerlo.
De….
El tiempo corre, los segundos pasan a minutos, de los minutos las horas, de las horas los días.
El tiempo no frenará, seguirá avanzando. Destruirá, cambiará.
Tu llegada ha cambiado el destino de este mundo, no habrá falsos dioses, no falsa libertad, no más guerras por la codicia humana.
Vive, vive, déjate guiar por tus ideales, no importaran los sacrificios, no importaran las opiniones. Guía al mundo entre las sombras, no hay bien ni mal, solo puntos de vistas diferentes.
Leyó. Susurro cada palabra con calma, no pudiendo ver quien fue el receptor de este mensaje, no había escrito su nombre. Luego, de su boca, una risa escapo. Tardo, pero se dio cuenta, el escrito era un auspicio, algo grande iba a suceder en eventos futuros, pero algo dentro de él, le dijo que no era el único, que había varios candidatos que habían recibido este extraño rollo, si no era el único. ¿Quiénes eran los demás?
Mañana investigaría aquellos candidatos, tarde o temprano se encontraría con al menos uno de ellos. También debía ser cuidadoso e inteligente con sus acciones, después de todo, siempre estaría en terreno peligroso, no es que fuera un hombre irracional y negligente, simplemente parecía tener un instinto más bárbaro, más violento. Quiso dejar de pensar, luego suspiro con pesadez, su mente suspicaz quería mantenerle con guardia, no podía confiar en nadie, al menos, no ahora.
Después de cierto tiempo, especialmente tras haber abandonado el pueblo hace tres días, para seguir con el transcurso de la aventura, el descubrir cosas nuevas, y por curiosidad, su mirar se fijó en su propia arma, ahora que lo recordaba, no había visto con detalle su arma, quizás era la hora de observarlo. Sin esperar, desfundo su espada y comenzó ojear cada detalle, apreciando su belleza. El pomo era de un color plateado casi rasgando lo oscuro, curiosamente parecía ser una cruz templario. Una empuñadora cubierta de un metal bastante resistente, cubierto de un material de acero plata. La hoja era del color hierro como cualquier espada, la punta del filo era punzante, capaz de atravesar como si nada a cada ser vivo como si de una katana se tratase. La canaladura del mismo era de un color negro, tan negro como la misma noche. En conclusión, era una espada templaría artesanal. Un tipo de espada recto.
Cuando termino de admirar su propia arma, la guardo y siguió su camino sin distracción algunas, sin embargo, hubo un pequeño lapso del tiempo adelantando, donde Khaos pudo descubrir una cantidad de información valiosa para él, aunque quizás era lo básico de este mundo. Ahora mismo estaba sentado en los bordes de la fuente de los deseos, ignorando las miradas de las personas.
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Seis meses pasaron, todo fue rápido, bastante rápido en su experiencia, aunque el guerrero no parecía tener un leve cambio. Simplemente tenía como diferencia, una capa, que tenía el deber de ocultar su blindado cuerpo.
Ahora que estaba caminando, hacia un destino fijo, al gremio de los aventureros. Si, así es, en este desconocido mundo, existían diferentes gremios, cada uno con una especialidad diferente, incluso diferentes rangos de gremios, y entre los más peligrosos estaba el gremio de aventurero. Unos de los gremios más peligrosos, visto desde un punto civil y militar de clase media, según ellos; aquel que entraba allí, ya no volvería ser el mismo, la cordura será un objetivo difícil de mantener, más que aventureros eran mercenarios en misiones peligrosas, combatiendo contras desconocidos enemigos, salvando personas como si fueran héroes, símbolos del heroísmo que no eran más que un simple engaño, recolectando diferentes materiales para sus equipajes y así mejorarlos, claro como toda cosa, tenían obstáculos, se enfrentaban a criminales, animales, incluso llegando a enfrentarse monstruos que eran consideradas leyendas, todo para evitar perder sus materiales o incluso ganar. Cuando completaban su recolección, tomaban rumbos diferentes, tomando en cuenta lo que deseaban en su beneficio, iban a diferentes pueblos, para mejorar o fabricar lo que encargaban a los herreros.
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Editado: 18.10.2021