el heraldo de dios

la muerte dorada

Desde hace algunos años en todo el universo se habla de una persona, muchos lo llaman conquistador, otros destructor y muy pocos lo llaman salvador, pero su verdadero nombre es la muerte dorada, se dice que donde el lleve luz siempre habrá muerte.

Me encontraba acostado en la cama, estaba aburrido de no hacer nada. De repente, al frente mío aparece una hoja blanca, me levanto rápidamente y comienzo a leer la nota, pero mi cara cambia repentinamente al ver el contenido de la hoja.

No quería hacer esto, pero igualmente no puedo negarme. Estiro un poco mis huesos durante unos minutos, para después desaparecer en una luz brillante.

La tierra arkana, un planeta rico en todo especialmente sus hermosas chicas, por muchos siglos han vivido en paz, pero en los últimos años ha sido atacado por innumerables monstruos, lo que los obligo a entregarles el 30 por ciento de su planeta a los monstruos. Los arkanos siempre rezan y hacen ofrendas para que algún dios los ayude, pero después de mucho tiempo por fin llego el día en donde un dios vino para ayudarlos.

El cielo rojizo del planeta arkala se rompe y de la grieta sale una luz tan brillante como un sol, todos los habitantes quedan sorprendidos y curiosos por aquel suceso que está ocurriendo. De la grieta sale un hombre con armadura, su armadura era tan dorada que muchos ni siquiera la podían ver y en su espalda llevaba una lanza dorada. Desde arriba observaba como todos los habitantes me veían con emoción y alegría al ver que sus ofrendas sirvieron de algo.

Mientras bajo al suelo, veo como todos los habitantes corren hacia mí. Después de un rato todos los habitantes estaban arrodillados ante mí, algunos lloraban mientras que algunos reirán de alegría. me agacho y pongo mi mano en la tierra del planeta, al tocar la tierra pude sentir y presenciar todo el sufrimiento que ha vivido arkana durante todos estos años.

Levanto mi mano en dirección hacia los habitantes y digo “ilumínense” ante esas palabras, todo el dolor y sufrimiento de todo el planeta desaparece, los habitantes ya no tendrán ese dolor que tenían y podrán disfrutar lo poco de vida que le quedan.

Al frente mío los habitantes comienzan a abrir un camino, y a lo lejos observo como una persona de piel azul corría en dirección hacia mí, no sabia quien era aquella persona, pero al parecer debe ser importante en este mundo.   

El hombre llega hacia mí, rápidamente se arrodilla y pone sus manos en mi armadura, con sus ojos dorados me mira y comienza a hablar “soy... soy el rey de este planeta, solo le quiero pedir que nos ayudes, que nos salves. Durante muchos años, nuestro pueblo poco a poco comienza a morir por aquellos monstruos, solo te ruego que nos salves” escucho atentamente las palabras de este rey.

Conocía perfectamente el sufrimiento de ver a tu gente morir y que tú no puedas hacer nada. Pongo mi mano en la cabeza del rey y comienzo a ver sus recuerdos, mientras rebuscaba en sus recuerdos averigüe donde se encontraban aquellos monstruos. Rápidamente desaparezco en una luz brillante, me dirigía hacia aquel lugar.

En el otro extremo del planeta, había una montaña gigante la cual estaba rodeada por un inmenso bosque. Todo el bosque estaba contaminado con sucias bestias y monstruos los cuales de vez en cuando atacaban a los ciudadanos.

En medio del bosque aparece una luz brillante, algunos monstruos se acercan curiosos por la luz. De la luz sale un hombre de armadura dorada y cabellera roja.

Agarro la lanza que tengo es mi espalda y con ella le apunto a un monstruo, de repente, todo el cuerpo de aquel monstruo explota, haciendo que sus entrañas caigan en los demás. Ante ese suceso, todos las bestias y monstruos de la zona vienen a atacarme, pero con un simple movimiento de mi lanza hago que todos exploten en una luz brillante.

Mi lanza en pocos segundos ya había matado miles de bestias y monstruos. Mi lanza y mi armadura estaba llena de sangre, pero con un solo gesto mío la sangre desaparece. Por detrás una bestia en forma de lobo humanoide lanza un golpe, pero al impactar con mi armadura su brazo se rompe.

El hombre lobo se retuerce de dolor en el suelo, el hueso de su brazo estaba salido. Me acerco y miro con desprecio como esta bestia sufre “ignorante, como te atreves a pensar que podrías hacerme daño. solo alguien con un poder que venga del ocasmos seria capaz de dañar esta armadura” al decir eso, clavo la lanza en la cabeza de la bestia.

Al parecer en todo el bosque ya no habían monstruos. Subo hacia el cielo y desde lo alto miro el bosque el cual parecía una masacre de tantos monstruos muertos. Me parecía extraño que en este planeta hubiera tan pocos monstruos, ya que en los anteriores planetas la cantidad de monstruos era de millones. 

De repente, el suelo comienza a temblar y de la tierra comienzan a salir monstruos muertos, que de seguro deben ser controlados por un mago. Los muertos no dejaban de salir del suelo, así que puse mi lanza en la espalda y preparé mis puños.

Con una velocidad insana asesinaba a cada muerto que me encontraba, cualquiera creía que los muertos eran infinitos, pero nada en este mundo es infinito. Seguía y seguía matando a cada muerto con mis puños, hasta que llego un momento en donde no había mas muertos con quien pelear.

A mis alrededores solo quedaban los huesos de los muertos, aunque aún no encontraba quien los controlaba. la gigante montaña comienza a temblar y de ella salen cuatro entidades muy poderosas, las cuales me comienzan a rodearme. Estaba un poco sorprendido por estas 4 entidades, eran fuertes y además tenia bastante tiempo que no peleaba con 4 dragones como estos.



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En el texto hay: fantasia, magia, evolución

Editado: 03.09.2022

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