El Héroe Negativo.

La Nueva vida de una joven Angelical.

"Después de todo lo que ocurrió ayer, lo único que he estado ansiando es, aunque sea, desayunar a solas con mi esposa... entonces... ¿¡Por qué la Demonio de las Pesadillas está comiendo con nosotros!?".

Tal y como Orutra pensaba, a su mesa no sólo se había unido Ozcar, sino que, también, además, se unió Pazuzu Satanharrison. Demonio la cual debió morir, pero que Orutra perdonó al presentarle una forma distinta de ver algo tan sencillo como las Pesadillas.
Aún así, no podía comprender lo que hacía en el Gremio, el por qué a nadie parecía llamarle la atención la chica de alas negras, el por qué Ozcar parecía hablarle como si la conociera de toda la vida, o por qué Iris no le daba importancia en lo absoluto y la recibía con brazos abiertos y su agradable amabilidad.
Tras intentar procesar toda la información, decide pedirle a Pazuzu hablar a solas fuera del Gremio.

«Qué rápido te decidiste para echarme». Fue lo primero que dijo Pazuzu.
Mientras que Orutra, de brazos cruzados, ignorando sus palabras, dice: «Te dije ayer que te fueras, tengo mis motivos para habértelo dicho. Como, por ejemplo, ¡para que no te metieras en el Gremio! ¿¡Tienes idea de cuantos Aventureros tienen como único objetivo cazar Demonios!?»
«Claro que lo sé...». Respondió Pazuzu, perdiendo el ánimo. «Pero aún así... ya no puedo volver al Reino de los Demonios. No puedo volver sin La Espada Negativa conmigo...».
«Te la doy, quedatela». Dijo Orutra sin dudar en lo más mínimo. 
«¡Ese no es el punto! E-en realidad... me puse a pensar toda la noche mientras sobrevolaba la Región... y... quiero pedirte un favor».
«¿Un favor? Hmmm... Bueno, si eso hace que te vayas, no tengo problemas». Respondió Orutra con desinterés. 
«La Espada Negativa puede convertir cualquier cosa en su contrario, ¿no?».
«Sí, así es». 
«Entonces... en teoría, siendo yo una Demonio... ¿podrías... ¡convertirme en un Ángel!?».

Ciertamente, Orutra creyó que era un pensamiento ridículo. Pero, al mismo tiempo, lógico. 
Lo cual, llevó a Orutra a una confusión incomprensible.
"¿Qué es lo que La Espada Negativa considera para hacer su contrario? Porque, tengo entendido que, de clavarla en un ser vivo, lo convertiría en un muerto... Pero, ¿es posible hacer el contrario de algo menor, como su raza? ¿Hacer que sus colores sean el contrario? ¿Su fuerza, inteligencia, y otras cosas más pequeñas que forman parte de un todo?"

«Bueno, supongo que con la suficiente práctica podría hacerlo... pero, no ahora, y quizás no sea pronto». Dijo Orutra, a modo de rechazo, sin quitarse aquellas dudas de su mente.
«¿¡Lo dices en serio!? ¡Esperaré lo que sea necesario!». Gritaba, agitando los brazos a todos lados.
«Mientras tanto, vuelve a tu casa y haz lo que quieras allí.» "¡Que bien!, conseguí deshacerme de ella. Traer a un Demonio a mi lado sería faltarle el respeto a toda la familia Pendragon...".
«Ay, que ridículo y bromista. ¡Obviamente formaré parte de tu equipo mientras tanto!». "Mi paciencia lentamente llega a su límite".
«¡No puedes hacer eso! Si te descubren, ¡nos van a ejecutar a todos!». Ciertamente, Orutra no podía permitir que una Demonio estuviera en medio de una ciudad Humana. Sin embargo, tampoco podía permitir que una Demonio anduviese suelta por ahí. Al menos, en su equipo, podría mantenerla vigilada.
«Por supuesto que eso ya lo tengo cubierto. Déjame ir a buscarlo». Respondió Pazuzu confiada. "¿Buscarlo? ¿A quién...?".

Pazuzu entra al Gremio, y tras unos segundos, vuelve a salir, trayendo a Ozcar consigo, arrastrándolo con su túnica mientras él aún comía.

«Adelante, haz eso que dijiste hace rato». Ordenó Pazuzu a Ozcar.
«Como Mago que soy, necesito alimentarme para hacer Magia». Respondió Ozcar, cosa que es una clara mentira. Aún así, con la insistencia de Pazuzu, termina accediendo. «'Transformium'». Pronunció, utilizando el poder mágico de su Libro.

Después de todo, Ozcar ha masterizado todo tipo de Hechizos, y el de transformación, en sus manos, parece incluso algo sencillo, a pesar de ser Magia de alto nivel.
Realmente su talento es de notar.
Cualquier rasgo demoníaco en el cuerpo de Pazuzu se desvaneció en la nada. Sus escamas, sus alas, y su cola puntiaguda aparentaban nunca haber estado ahí. Incluso su ropa se convirtió en un vestido barato de colores café. Y a todo ello, además, su altura se redujo. Demasiado. Más bien, todo su cuerpo se redujo, ¡parecía una niña de 14 años!
De no haberla conocido el día anterior, incluso diría que Pazuzu Satanharrison era una Humana.
Y así, lamentablemente, gracias a la ayuda de su primer compañero, su equipo llena una vacante que no sabían que estaba disponible.

Pazuzu Satanharrison se ha unido al equipo de Orutra.

"¿Cómo le voy a explicar esto a Iris...? Bueno, podría decirle que es Humana, pero... no quiero tener más secretos".
Tan pronto como tuvo oportunidad, Orutra habló con Iris sobre lo acontecido.
Con amabilidad, aceptó a la nueva integrante, sin importarle su raza, pues ella le parecía alguien que realmente buscaba redimirse de sus pecados cometidos.
Iris fue a trabajar.
Y por tanto, Orutra y su equipo también.

«¿Qué va a ser primero?». Preguntó Pazuzu. «¿Un Rey Arruinado? ¿Un Dragón? No no, ¡una horda completa del Rey Demonio!».
«¿Se lo explicas tú o yo?». Dijo Orutra.
«Dejamelo a mí». Respondió Ozcar. Tras ello, posa ambas manos sobre los hombros de Pazuzu, viéndola fijamente, y ella a él. «Nosotros no vamos a enfrentarnos al Rey Demonio».
Pazuzu, desconcertada, parece realmente confundida. «¿Cómo dijiste? Pero si tienen un arma legendaria con ustedes. Tienen que ser Héroes, ¿no?».
«Lamentablemente,». Interrumpió Orutra. «lo único que ves aquí es a un niñito guapo con talento, y a un pobre hombre miserable que se cree Aventurero».



#16446 en Fantasía
#22512 en Otros
#2967 en Aventura

En el texto hay: fantasia, comedia, aventura

Editado: 13.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.