D I A N A
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Cálidos besos recorren mi cuerpo semidesnudo y un calor en mi entrepierna comienza a hacerme más palpable. De mi garganta escapa algunos jadeos que son ahogados por los besos de Apolión. Esto está a punto de pasar y no tengo miedo quiero que pase. Lo necesito tanto como el me necesita a mí. Lo acuesto sobre la cama y ahorcajadas me coloco encima de el con las piernas flexionadas y viendo como su sonrisa crece al sentir mis besos pasar por su pecho. Me siento algo nerviosa porque no sé cómo hacer bien esto si bien Helen me explico que hacer durante esta situación me sentía torpe con cada movimiento de mis manos temblorosas.
Bese sus labios nuevamente para bajar mis besos por su cuello, clavícula pecho y abdominales. Mi mentón choco contra su pantalón y volviendo a sentarme desabroche el botón de su pantalón. Lo baje con desesperación dejándolo solo con unos simples bóxer negros que apretaban su creciente erección. Todo mi cuerpo se sentía caliente y donde antes pasaron sus labios comenzaba a quemarme. Me senté encima de él moviendo mis caderas encima de su erección mientras besaba su cuello.
Sus manos apretaron mi trasero haciéndome soltar un jadeo contra su cuello. Todo mi cuerpo estaba temblando bajo su tacto y sentía que entre mis piernas ya estaba mojada, es ridículo pensar que con simples besos y caricias Apolión lograba que me mojara. El continuaba apretando mi trasero mientras yo no dejaba de mover mis caderas en círculos de forma lenta. Me volvió a besar a la vez que sus manos subían hasta mi sostén desabrochándolo de una forma tan rápida que me asombro. Ahora el calor se apodero de mis mejillas y sus manos se apoderaron de mis senos masajeándolos. Estos no tardaron mucho en ponerse erectos ante los leves apretones de mi chico sombras.
De un momento a otro giro tirándome en la cama para colocarse entre mis piernas, desperdigando besos por todo mi cuerpo. Fue bajando sus besos sin dejar de acariciar mis senos y los jadeos escapaban de mi boca. Hasta que sus labios besaron mi feminidad, me estremecí ante lo que él estaba intentando hacer.
– relájate mi flor – como si sus palabras contuvieran una especie de relajante me recosté de nuevo en la cama mirando el techo. Con sus manos a los costados de mis bragas las bajo de forma lenta. Suspire cuando su lengua comenzó a hacer cosas que me hacían querer gritar. Todas esas sensaciones que mi cuerpo sentía eran nuevas y me gustaban. Su lengua recorría mi feminidad en círculos, zigzag, de arriba hacia abajo y dejando besos cálidos. Mi espalda se arqueo cuando introdujo uno de sus dedos dentro de mi haciendo que mi cuerpo explotara por tanto calor. Besos recorriendo mi cuerpo nuevamente mientras el introducía otro dedo en mi interior, mis piernas comenzaron a temblar y yo solo podía gemir esto es tan placentero.
Su boca ataco la mía introduciendo su lengua que segundos antes había hecho maravillas en mi feminidad. Lo bese mientras su mano comenzó a golpear mi clítoris y me sentía en el maldito cielo. Sentí como mi cuerpo se relajaba mientras soltaba un último gemido en la boca de Apolión. Mi primer orgasmo y lo único que hizo fue utilizar su lengua y los dedos. Helen tiene razón cuando dice que el sexo oral es lo más placentero. Pero yo quiero más quiero sentirlo dentro de mí y que sienta lo que yo sentí recién.
Con las manos temblando tome los costados de su bóxer y comencé a bajarlos como pude. El salió de encima de mi buscando algo en el cajón y volvió a besarme cuando encontró lo que buscaba un condón.
– sombritas creo que debo estar loca pero no quiero que uses preservativo te quiero sentir dentro de sin barreras – con el me sentía segura de poder tener esa clase de relaciones. Tiro el condón cerrado por los aires y volvió a besarme de forma lenta. Se colocó entre mis piernas y hundiendo su cabeza en mi cuello, sentí como colocaba su sexo en mi entrada. Me miro a los ojos y me beso de manera dulce.
– si te duele dime que paro – asentí con la cabeza relajando mi cuerpo para lo que estaba a punto de suceder.
Lento fue entrando poco a poco y sentí dolor, pero uno soportable un dolor que poco a poco fue pasando a medida que iba entrando en mí. Se mantuvo quieto durante unos minutos mientras me acostumbraba a tener su miembro dentro de mí. – ahora comenzare a moverme despacio ¿de acuerdo? – volví a asentir al no poder articular palabras.
Aferro sus manos a mis muslos alzando mis piernas que envolví en su cintura y el comenzó a mover sus caderas despacio sacando y metiéndose una y otra vez dentro de mí. Sus movimientos se volvieron cada vez más rítmicos y rápidos. Tire mi cabeza hacia atrás sintiendo la sensación de placer que embargaba mi cuerpo, de mi garganta escapaban fuertes gemidos y escuchar los gruñidos de Apolión solo me excitaban mas. Los movimientos fueron cada vez más rápidos y el placer era cada vez más grande mis manos aferradas contra las sabanas sintieron las suyas. El entrelazo mis dedos con los suyos uniéndonos de más de una forma. No solo estábamos haciendo el amor, nuestras almas se estaban uniendo en este acto carnal.
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Editado: 17.04.2021