D I A N A
🔮🔮🔮
Mis pies estaban pidiendo descanso habíamos estado caminando durante horas en busca del árbol. No pedimos indicaciones a ninguna ninfa ya teniendo el encuentro con la última fue suficiente para saber que no podemos confiar en ellas. Las chicas caminaban sin problemas pareciendo que no se sienten mal salvo yo. Sentándose contra el tronco de un árbol cerré mis ojos intentando descansar un poco. La fatiga rápida por apenas caminar un poco es normal durante un embarazo, pero no el fuerte dolor que sentía en mi vientre.
– por favor bebé no asustes así a mami – acaricie mi vientre recitando algunos hechizos de protección que al contrario de fatigarme o lastimar al bebé parecían levantar mis energías. Al abrir mis ojos cuatro pares de ojos me observan logrando ponerme incomoda, pero al instante ellos continúan en lo suyo a excepción de Apolión.
– mi flor ¿Qué pasa? – se sentó a mi lado pasando un brazo por mis hombros atrayéndome a su pecho. apoyando mis manos en este permanecí quieta por unos segundos respirando su aroma e intentando ordenar las palabras que quería decir.
– se trata de nuestro hijo… no puedo protegerlo porque lo lastimó usando mi magia y mis poderes lo empeoran… sombritas creo que me estoy volviendo una carga para ti – hable escondiendo mi cabeza en su cuello en un intento algo pobre de que no me viera la cara siendo tan frágil y torpe.
– no, no digas eso jamás Diana tu nunca serás una carga para mí y mucho menos nuestro hijo – me aparto de su cuerpo para tomar mi rostro entre sus manos viéndome directo a los ojos – siempre serán la luz que ilumine mis días más oscuros, el camino que debo seguir para encontrar mi felicidad es con ustedes. Mi pequeña flor siempre fuiste tú y nadie más que tú la que pudo dominar toda esta cosa que soy yo sin intentar cambiarme. – sus labios fríos rozaron mi mejilla trayéndome recuerdos de las noches donde el me venía a visitar para que viéramos las estrellas. Recostados en el césped de mi casa veíamos el mundo nocturno con tanto detenimiento mientras hablábamos de mil y una cosas. Ahora que las cosas cambiaron tanto me percato de lo mucho que pasaba Apolión observándome a mi más que a las estrellas. Nuestras manos unidas pidiendo un deseo a una estrella fugaz tontamente como si fuéramos dos niños. “deseo permanecer siempre a tu lado” era mi único deseo antes de que toda mi vida comenzara en un descenso destrozo donde me sentía cada vez más sola. – siempre estaré para ustedes por que los amo – acariciando mi mejilla acoro la distancia que nos separaba y me beso con tanta pasión que si no fuera por la falta de oxigeno jamás nos hubiéramos separado.
– eh… disculpen, pero creo que encontramos el árbol – nos interrumpe Ylenia haciendo que nos separemos rápido para continuar con el recorrido que me había olvidado que estábamos.
Caminamos hasta llegar a las dos rubias que estaban mirando algo escondidas detrás de unos arbustos por donde nosotros también debimos escondernos. Voces femeninas muy dulces se escuchaban cantando hasta que las vimos a un grupo de mujeres con vestidos de la antigua Grecia. Bailaban y cantaban alrededor del árbol que daba manzanas doradas como fruto que ellas mismas recogían en una canasta. Algunas comían de este fruto como si se estuvieran escondiendo de alguien o ¿…algo?
– ellas son las Hespérides ninfas que protegen el árbol de quienes quieran robar sus frutos – nos comunicó Aileen zurrando de forma baja mientras señalaba a las ninfas que cantaban bajo el árbol. Gemma miraba en todas las direcciones como si buscara algo en particular hasta que detuvo su mirada en un gigantesco hombre. – Atlas es el único que puede arrancar las manzanas del árbol – la princesa del rayo se giró a vernos mientras se quitaba sus zapatos, todavía no entiendo por qué vino con tacones.
– tenemos que pensar como engañarlo para que deje el cielo en manos de Apolión y luego quiera volver a cargarlo – hablo la fantasma sin apartar la mirada del gigante que ahora comprendo que sería Atlas.
– no es tan sencillo si es como sus hijas tendremos que pensar muy bien – sentencio Ylenia mirando al mismo punto que la fantasma rubia. Mire a mi novio que continuaba viendo a las ninfas cantantes y luego hacia Atlas estaba segura de que tenía un plan, pero pareciera que no quería involucrarnos en él.
– ¿sombritas tienes un plan? – inquirí tomando su brazo mientras el parecía salir de un trance para verme a los ojos. Apoyo su mano sobre la mía y sonriendo de lado asintió con la cabeza, ahora siendo observado por cuatro pares de ojos trago saliva antes de hablar.
– primero debemos dormir a las Hespérides ellas no son el mayor problema luego de ellas está el dragón Ladón el será nuestro mayor dolor de cabeza. – masajeando sus cienes dejo escapar un largo suspiro antes de continuar – si logramos derrotarlo Atlas será fácil de engañar si Perseo lo hizo una vez por que no yo – las cuatro lo miramos supongo que pensando en toda la ejecución simple de su plan. Agache mi cabeza al recordar que tenía las cosas suficientes para lograr que las Hespérides se duerman, pero no puedo usar mi magia le haría daño a mi bebe.
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Editado: 17.04.2021