D I A N A
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Escondiéndonos como cucarachas pasamos la noche en el tártaro, pero esta vez sí dormí cómoda. Usar mis poderes me agoto mucho, no recuerdo casi nada del suceso, pero me dijeron que no parecía ser yo. Mi bebé no parecía haber sufrido nada ni que yo lo haya lastimado con mi magia. Desperté con un par de ojos azules mirándome con algo se curiosidad. Mi novio me cubrió la boca para que no pudiera gritar y Hades tuvo que contener su risa al asustarme.
– papá no hagas eso vas a hacer que tenga al niño antes de tiempo – reprocho Apolión con una mano sobre mi vientre acariciando con cuidado. La nube de humo donde estábamos durmiendo con mi novio desapareció haciéndonos caer al duro suelo. Estábamos a pocos centímetros del suelo la caída no fue tan grabe, pero sí que le dolió a mi trasero.
– ahora me explicaran ¿cómo es que recién me entero que soy abuelo? – con una ceja alzada y una mirada severa Hades aguardaba que alguno de los dos emita palabra, pero ninguno parecía querer dar el primer paso.
– cuando me entere te habían secuestrado no tuvimos tiempo ni de pensar en decirles la noticia – aclaro mi novio poniéndose en pie para luego ayudarme. El rey del inframundo también se puso de pie caminando alado de su hijo mientras buscábamos a las demás que debían de estar durmiendo cerca de nosotros.
– luego hablaremos en casa sobre el embarazo, ahora pensemos como salir de aquí sin que nadie nos descubra – las diosas aparecieron frente a nosotros viéndose arregladas y bien dormidas todo lo contrario de mí.
– ¿Qué haremos ahora? – apareciendo de la nada como siempre Gemma se materializo enfrente de nosotros con una enrome sonrisa. El rey de los muertos pudo contraer su rostro de asombro para verme a mi luego a mi novio y de nuevo a Gemma que ahora se veía algo traslucida.
Sabía que le debíamos una explicación a Hades de por qué la chica que ocasiono el accidente de mis papás ahora nos acompaña. Ahora Styx también podía ver a la rubia que veía con miedo a Hades. Jugando con mis manos algo nerviosa mordí mi labio pensando en algo que nos saqué de esta situación incómoda sin revelar muchas cosas de nuestra travesía por la residencia de las Furias.
– encontramos a Gemma en el camino yo la perdoné y nos estamos volviendo amigas por decirlo de alguna forma sin ella no te hubiéramos podido rescatar – solté esa cantidad de palabras cerrando mis ojos para no ver la decepción o el enojo del dios del inframundo. Los minutos pasaron haciendo que abriera un ojo para luego hacerlo con el otro y Hades no parecía ni estar enojado decepcionado ni nada por el estilo. Al contrario, el solo me jalo de un brazo atrayéndome hacia su pecho, me abrazo de forma paternal y no me quejo es lo que necesitaba.
– nosotras también queremos un abrazo – se quejó Aileen señalando a la princesa de los mares y después a ella asiendo un puchero con sus labios. Hades sonrió aún más abriendo sus brazos para que sus sobrinas también se unieran al abrazo que se volvió grupal. Las hormonas de embarazadas se veían en el aire.
Luego de discutir mucho tiempo un plan donde nadie terminara siendo asesinado o quedándose eternamente en el tártaro logramos concluir con un plan de escape. Era algo arriesgado, pero no teníamos otra cosa para salir rápido de aquí. Hades necesitaba beber del néctar de los dioses para que inmortalidad no se acabe. Obviamente que Apolión se quiere hacer cargo de lo más pesado y Gemma se ofreció a ayudarlo después de todo ella ya no tiene nada más que perder. Styx se veía re asea a las preguntas que le realizaba Apolión acerca de algo que paso mientras yo estaba usando mis poderes y Gemma no parecía cansarse hasta que obtenga respuestas.
– entonces Styx ahora nos dirás por que estabas gritando "es ella" a viva voz – inquirió la rubia fantasmal rondando a la diosa que limaba sus uñas sin despegar la mirada de sus perfectas manos. Los ojos oscuros pero llenos de lucecitas miraron a Gemma para luego sonreír y dejar la lima para tomar uno de los mechones de la fantasma.
– Gemma ¿verdad? – pregunto Styx tocando los cabellos de la fantasma, asintiendo con la cabeza la morena prosiguió – te pareces tanto a tu madre – una sonrisa malvada surco en los labios de Styx y la mirada curiosa de Gemma desapareció y la tristeza apareció, pero intento que no se notara fingiendo una sonrisa.
– me lo decían mucho – la fantasma se adelantó en la caminata y dejo a la morena atrás que la veía con una mirada de satisfacían. Tenía ganas de gritarle a Styx que se callara que no hablara de esa manera, pero ella o me escucharía y seguiría diciendo cosas sin sentido.
– eso fue cruel Styx, Gemma solo intentaba saber qué es lo que escondes tanto – le hable en susurros a la diosa tomándola del brazo para que se girara a verme.
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Editado: 17.04.2021