El Hijo Del Socio De Papá Duerme En Mi Cama

Capítulo Cuatro

Termino de leer el folleto. Lo firmo y se lo entrego.

 

—Perfecto. —digo. —¿Algo más?


—No, por cierto, acostumbre a siempre que venga traerme o un zumo de naranja o un vaso de yogurt de ciruela. —dice, asiento con la cabeza y me pongo de pie. Y antes de salir le cuestiono:

—¿Necesita algo?

—Traiga lo que le acabo de pedir y vuelva. —dice, salgo decepcionada.

Había pensado que ya que él había estado en mi casa anoche lo había hecho cambiar de opinión hacia mi persona. Pero no, y ahora no puedo renunciar a nada.

¡Maldigo a unos minutos atrás!

Bajo por el ascensor a la cafetería, busco dos vasos de yogurt de ciruela y me dirijo al ascensor. Llego al piso exacto y voy a mi oficina para dejar allí mi yogurt.

Salgo de mi oficina y voy a la del señor Lawrence. Le entrego su yogurt y lo veo beberlo sin detenerse.

—¿Algo más?

—Puede irse a su casa desde yá y debe comprarse un par de vestidos elegantes para esta noche que va a ser nuestra primera cena con mis padres. —dice, hago una mueca con la boca.

 

—Debo terminar mi trabajo de hoy. —digo, él levanta la mirada y penetra mis ojos marrones con sus ojos azules. 

 

-—Espero que se vista radiante porque recuerde que va a ser su primera cena con sus suegros. La voy a recoger a las 19 horas con 30 minutos. Le pido que se lleve mi tarjeta de crédito ilimitado para que cubra sus gastos. —dice, saca su billetera y allí busca su tarjeta. No la necesito, pero para malo, mala y media. Le arrebato la tarjeta y salgo de su oficina a paso decidido y enormes zancadas.


Llego a mi oficina y busco mi bolso, me marcho al Mall en mi coche, si Sophia hubiese estado aquí la invito de Shopping.

Pongo una canción movida en mi reproductor y conduzco mientras muevo mis caderas.

Al llegar al Mall, dejo mi coche estacionado y me voy hacia adentro.

Agarro un carrito y me lo llevo a arrastres por toda la tienda. Me voy vistiendo con cada prenda, y es más que obvio que todo pasa al carrito.

Ya pasadas las cuatro horas de compras, llevo alrededor de sesenta vestidos, y eso que no los he contado, posiblemente hayan más.

No pienso perdonarlo por su manera de tratarme. Voy a la caja, pago y me voy a Starbucks. He dejado la dirección de mi casa y ellos me van a llevar la compra a la casa.

Entro en el local de Starbucks, me acerco a donde uno de los empleados para darle mi órden.

—¡Hola!

—Hola, ¿en qué puedo servirle? —cuestiona una joven pelirrojo teñida con rostro animado.

—En muchas cosas, pero ahora sólo quiero 40 cajas de donuts y 50 malteadas. —digo, ella abre los ojos como platos y yo sonrío sarcástica. Ella se marcha y yo me voy a tomar asiento. ¿Malo? Pues yo soy el Diablo.

Le marco a mi hermana y ésta contesta de inmediato.

—¡Hola amor! —grita desde el otro lado de la línea.

—¡Hola baby! —digo, es una videollamada y está como siempre; acostada en pijama.

—¿Cómo va todo? —me cuestiona.

—Excelente, estoy en Starbucks comprando 40 cajas de donuts y 50 malteadas. —digo, ella abre los ojos como platos.

—¿Estás en un Happy Birthday? —me pregunta, niego con la cabeza y observo a un par de jóvenes acercarse a mi mesa con mi pedido.

—No, es algo que voy a contarte más tarde. —le digo. La veo fruncir el ceño.

—Está bien. Hablamos más tarde. —dice, cuelga la llamada.

Me pongo de pie y camino hasta la cajera, le pago y los jóvenes me ayudan a dejar todo en el baúl. Me marcho a casa. Llego a casa, me voy a la sala con tres cajas de donuts y 5 malteadas.

Cada una de las cajas trae 4 donuts, no pienso comerme todo eso. Es solo para hacerle saber al desgraciado del señor Lawrence que soy más mala que él.

Me voy a mi habitación, comienzo a comer mientras veo una serie en Netflix; Teen Wolf.

Despierto a las 17 horas con 20 minutos, me voy al baño y me lavo el rostro. Regreso a la habitación para recoger las cajas de donuts que dejé en la cama, deposito todo en la papelera y me voy a duchar.

Salgo del baño y me voy a vestir. Estaba pensando ponerme un vestido, pero no. Tomo por elección un conjunto que consiste en un pantalón largo y una blusa manga larga con flores. 

Me pongo un par de pendientes y lista, voy a la cocina por un vaso con yogurt y regreso a mi habitación. Preparo el bolso que compré hace un rato, con; maquillaje, labial, mi celular, mi cargador portátil, mis auriculares, las llaves de la casa, etcétera. 

Son las 19 horas con 27 minutos, en 3 minutos estará el aburrido de mi jefe esperándome. 

Escucho el claxon del coche del jefe afuera de mi casa. Salgo luego de apagar la luz. Cierro la puerta de mi casa, él está de pie junto a limusina, con la puerta abierta para mí. 

—Buenas noches. —digo cortante. Entro y él hace lo mismo, cierra la puerta y la limusina se pone en marcha. 

—Buenas noches. —dice por fin. 

—¿Que te parece si yo te hago unas preguntas las cuales estoy seguro que mis padres preguntarán y yo también te digo la respuesta? ¿Si? —me pregunta el jefe, sacándome de mis pensamientos ya que estoy más que entretenida con las calles de Nueva York. Debo darme una vuelta con mi hermana por aquí. 




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