El hilo rojo del destino

Capítulo cuatro (4) / Me debes una

🛑⚠️ AVISO⚠️🛑
ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS +14 (DESDE MI PUNTO DE VISTA)
SE RECOMIENDA NO FREGAR  XD
Ahora sí, disfruten del capítulo

 

Narra Estéfano: 
*Fantástico* pensaba, en tanto me dirigía a recoger a Sara, realmente quería quedarme con Sophia, Carolina y Lucas, esto no fue lo que tenía previsto; se suponía que hoy le tocaba llevarla a mi mamá pero ocurrió algo en su trabajo y tuvo que quedarse más tiempo. No me molesta acompañar a Sara, me incomoda el hecho de tener que cancelar mis planes para ir a ver unas mocosas modelar, a ese sentimiento se lo conoce como cringe y es que lo describe perfectamente, la vergüenza ajena que se siente es pero tremenda. Aunque debo admitir que Sara tiene su chispa.
Estaba molesto, pero era algo que tenía que hacer, mi mamá trabaja mucho y gracias a ello a logrado muchas cosas, es en parte una forma de ayudarla.
Llegamos a la escuela de modelaje y nos mantuvimos ahí desde las cinco de la tarde hasta las siete aproximadamente. Llegué muerto a mi casa y Sara también, me había divertido mucho con las payasadas que mi hermana decía. 
Ese sábado terminó muy bien, me divertí tanto con Lucas como con Sara, además cené con mi mamá, estaba un poco estresada y ligeramente intocable y decidí mejor dejar que se le pase, llegué a mi cuarto y me tiré en mi cama.
Pasaron aproximadamente dos minutos hasta que me llegó una llamada, con flojera me arrastré al final de mi cama, quedando de rodillas con el celular en las manos y contesté, era mi papá, hace mucho no hablaba con el.
- ¿Mucho tiempo sin hablar verdad? - preguntó ni bien contesté.
- Pues tú eres el que se olvida de nosotros - estaba un poco enojado, ya tenía diecinueve pero igualmente quería hablar con el. Su respuesta fue una risa seguida de un "te debo otro helado", un truco que usaba desde hace tiempo cuando se le olvidaba llamarnos.
- ¿Que pasó papá? - cuestioné confundido 
- Oh vamos! Solo llamo para saludar, les hablaré más seguido, como antes. ¿Que tal? ¿Cómo vas en las clases? - Eso se me hizo raro, pero igualmente estaba feliz, se que esto es consentir su mal comportamiento pero muchas veces necesito de el, quiero un abrazo o un consejo y que de la nada le de un cargo de conciencia es extraño pero de alguna forma me hace sentir mejor.
- Todo bien, quiero decir, aún voy en medio ciclo y las asignaturas son un poco más complicadas. Mmm sigo siendo amigo de Lucas y ayer salí con el, su novia y su prima, ella me calló muy bien y es muy bonita también. - Se me hizo imposible no sonreír. 
- Así que te gusta la chica. !Hasta que por fin! Pensé que trirabas para el otro lado de la acera -
- PAPÁ NO TE PASES - juzgué rodando los ojos y riendo por lo alto. 
- ¿Cómo se llama? -
- Sophia -
- Bonito nombre, ojalá llegues a algo con ella - 
- ¿Qué? No, me gusta pero no creo poder salir con ella, no se si le gusto o no, imagínate si en algún momento llego a enloquecer y decirle "me gustas" y me termina rechazando, arruinaría la amistad que quiero llegar a formar y ... Bueno, tu no lo sabías pero me cuesta mucho hacer amigos. - 
- Calmado señor, todo estará bien, si no quieres decirle nada no hay problema, solo te gusta. - la voz de un niño se hizo presente, sabía de quién se trataba. - Tengo que irme, mañana te llamo, saluda a Lucas de mi parte, ya llamé a tu hermana. Te quiero.-
"Te quiero" llegué a soltar, era costumbre, ahora tendría más comunicación con el y posiblemente nos veamos pronto, no lo veo hace casi seis meses y hablamos muy poco. 
Narra Sophia: 
Llegué a casa muy cansada, me había divertido muchísimo con Lucas y su novia. Realmente no nos habíamos tardado mucho, después de despedirme de Estéfano solo me quedé una hora con ellos hablando y comiendo unas galletas que habían traído. 
Recordar a Estéfano hacía que un escalofrío me recorra, tal como una descarga eléctrica y las mariposas llegaban nuevamente. 
Es fácil que un chico me atraiga, pero nunca me he sentido así por nadie, o bueno si, hace un tiempo cuando tenía doce años. 
Un chico me gustaba mucho, podría decir que estaba enamorada creo que enamorarte de un amigo no es lo mejor y lo peor aún cuando no hablas con esa persona hace seis años y te le confiesas de la nada.
Conocí a Germán cuando estaba en tercer grado de primaria, era mi amigo cercano o eso es lo que pienso para no sentirme tan tonta.
Estando en segundo de secundaria pensé (como adolescente tonta y hormonal) que sería una buena idea confesarme sin haberlo visto en mucho tiempo y teniendo en cuenta que era un chico arrogante.
Por suerte me confesé por mensaje de texto y el no pudo ver mi cara. Para empezar mis padres ni siquiera sabían que me hablaba con el y mucho menos les gustaría saber que me le confesé, ambos estaban consientes de mi enamoramiento hacía Germán, pero tenía catorce y no les gustaba la idea de que llegue a tener pareja o hablar con algún chico. 
(Conversación con Germán) 
-Hola Germán, se que me lo has preguntado muchas veces y que todas te las he negado, pero la verdad es que si me gustas y mucho. Lamento no habertelo dicho antes, tenía miedo. Espero entiendas, no tienes que contestar nada y tampoco me gustaría que te sientas incómodo.
- Hola Sophia, no te preocupes gracias por decirme esto, ha pasado un buen tiempo.
- Gracias :) 
Y ahí quedó todo, nunca volvió a contestar mi mensaje o intentar contactarse conmigo, eso sí me hizo sentir mal y desde ahí no volví a hablar con el ni nada parecido.
Pasó el tiempo y debo decir que soy una persona muy, pero MUY hormonal, solía fijarme en los chicos que pasaban por la calle y físicamente me atraen mucho las personas. Lucas se burlaba de mí por eso, recuerdo que cuando tenía quince años en tiktok siempre salían personas dibujando la versión humanizado de algunas cosas, como tenedores, tomates y hasta lavatorios; estiquetaba a Lucas y era la chispa que me caracterizaba: decir que me voy a casar con x persona solo porque está guapa. 
Pero ahora, con Estéfano todo era distinto podría hablar con él por horas sin cansarme, pero al mínimo contacto me pongo nerviosa como si de electricidad se tratara y sus ojos dejan huella en mi, demasiado. 
Y fue peor esa noche, aparte de desvalarme leyendo, las palabras del chico se repetían en mi cabeza una y otra vez, su libro favorito, la forma de su cabello, sus mejillas, su mandíbula, sus manos y sus ojos. Todos y cada uno de los detalles del chico estaban ahí presentes y realmente no podía negar lo mucho que me gustaba recordar ese momento de burla en el cual ambos terminamos sonrojados. *Let me be your woman* pensé mordiendo mi labio y pese a estar sola, avergonzandome por todos esos pensamientos que surcaban mi mente. Doja Cat ahí voy.
Después de desvelarme hasta casi las cuatro de la mañana esa noche por acciones y canciones muy... religiosas /cof Doja Cat cof cof/.
Al día siguiente tenía clases y ahí me ven, corriendo a lo flash para poder llegar a tiempo, cosa que claramente no logré.
Llegué y entré al salón, para mí desgracia tocaba matemática, nunca fui buena en ese curso. Ignorando la mirada "te voy a matar" de la profesora me dirigí a mi asiento, estando ahí me dispuse a observar a mis nuevos compañeros. Mis ojos giraron de derecha a izquierda y se quedaron en una sola cabellera, los risos tan característicos de Estéfano soltaron brillo en mis ojos pero también nervios, después de todo lo que me imaginé en esa madrugada no se que tan cómodo sería ver al chico. Soy una maldita mocosa hormonal. CONTROL SOPHIA SORNÍ, CONTROL. 
Estéfano estaba dos mesas frente a mí, muy cerca a la puerta pero estaba con la cabeza escondida en los brazos, al parecer durmiendo. Sus espalda subía y bajaba lentamente, la profesora se dió cuenta de el estado del joven y comenzó a hablar más fuerte, además de hacer una pregunta.
- Señorita Sophia - mierda... - Ya que llegó usted tarde, podría dar respuesta a esta pregunta, si no se tomó el tiempo para llegar temprano quiere decir que el tema no era de su interés, con eso concluyo que ya se lo sabe - Mientras la señora daba su discurso sarcástico yo ya estaba terminando de revisar la pizarra y escuchando los susurros que buenas personas dejaban en el aire. Gracias a esto pude dar la respuesta correcta.
- 27,5 - 
Eso fue suficiente para ver cómo la cabeza de Estéfano se levantaba de golpe y volteaba a verme, cruzándose con mi mirada nerviosa haciendo que me sonroje.
- Bien, prosigamos, me gustaría más responsabilidad de su parte y no lo digo solo por la señorita Sophia- 
Estéfano me sonrió y volvió a girar su cabeza, está vez se quedó mirando a la pizarra, ya había tomado una posición más erguida y anotaba todo tan rápido como sus manos se lo permitían.
Narra Estéfano: 
Me había quedado dormido en plena clase, en la madrugada no pude dejar de pensar en Sophia, me puse a leer su libro favorito y la verdad es que es muy bueno, me lo compraría en físico pronto. Muchas cosas "bíblicas" pasaron en la madrugada, realmente me sentí muy mal después, no mentiré no es como si nunca hubiera pasado, pero no con Sophia, recién la conocía. Me sentí un depravado. Acá manifestando que Lucas jamás se entere de esto, amén.
Recomendación: No se lean todo un libro y luego se amen la misma noche, eso no le gusta a Diosito ni a las preguntas que te pueden hacer en clases. 
Estando en clase escuché la puerta abrirse pero nada más, encerré mi cabeza aún más entre mis brazos. La profesora empezó a hablar más fuerte y mis sentidos comenzaron a activarse. La peor parte fue cuando escuché la respuesta a la pregunta de la maestra, la voz de Sophia pasó por mis oídos, se escuchaba nerviosa. 
Volteé para ver a la chica, mala idea, al verla los recuerdos o mejor dicho los pensamientos que tuve la noche anterior amenazaron con volver a proyectarse. Le sonreí girando mi cabeza rápidamente en dirección a la pizarra llena de anotaciones, no sabía que más hacer para disimular y mi amiguito no me estaba ayudando, ahora tenía dos problemas, mi sonrojo y... Eso.
No podía levantarme y la clase ya estaba por terminar. ¿Por qué me pasa esto a mí? Decidí no voltear nuevamente, eso ya mi me va a pasar después, es cuestión de tiempo. Fingí escribir en mi cuaderno, de hecho si lo hice y casi ocho minutos después se acabó, tenía un aproximado de treinta minutos para arreglar el problema. *Piensa en matemáticas, piensa en matemáticas, piensa en matemáticas* me repetía y después de casi tres minutos todo se arregló. Debo aprender a controlarme maldición.
Todos ya habían salido y yo seguía guardando mis cosas en la mochila. 
Por fin terminé de hacer todo y salí en búsqueda de Sophia, ya estaba más tranquilo y realmente quería hablar con ella. La encontré sentada en una de las bancas que hay entre los laboratorios y los salones de Zoología y Biología, la llamé pero no me escuchó, me acerqué un poco más y me dí cuenta que tenía audífonos puestos. *Podría asustarla, voy a asustarla* Pensé en ese momento... Mala idea.
Me acerqué aún más y le quité uno de los audífonos, después dije: 
- Bú! - No tan alto pero a un volumen considerable. ¿La asusté? Sí. ¿Salió bien? No.
Por el susto me pegó un golpe en el ojo haciéndome retroceder.
Narra Sophia: 
Dos segundos después de haber golpeado a la persona que me asustó me levanté y le dediqué una mirada y me preocupé aún más ya que era Estéfano. 
Su labio estaba partido de un lado y se sentó en la banca tocando la parte herida con la yema de sus dedos. 
- BRUTO! QUE TE PASA? ESTÁS BIEN? POR QUÉ ME ASUSTAS ASÍ? Te duele mucho? - 
- Pft JAJAJAJAJA - se carcajeó el chico - Pues me duele un poco, tienes mucha fuerza. No te preocupes, igualmente fue culpa, lo siento. - 
*Este hombre es pendejo de verdad, acabo de romperle el labio y el webón se disculpa* pensé.
Sin pensarlo dos veces saqué un pedazo de papel higiénico y mi dispensador con alcohol de mi mochila. Volví a sentarme y me acerqué a Estéfano con el papel humedecido en alcohol y muy preocupada.
El solo me sonrió y también se acercó a mí, comencé a dar toquen en la herida con el papel, escuché como se quejaba y me sentía mucho peor. Nuestros ojos se cruzaron cuando me empecé a alejar, los nervios regresaron y sumados a la vergüenza por lo que pasó yo no pude seguir manteniendo la vista. Me alejé un poco más y giré mi cara posiblemente sonrojada hacia otro lado. 
- Lo siento mucho Estéfano, te lo voy a compensar. - 
Él tomó mi cara con ambas manos y la giró para hacer que lo vea nuevamente. - Hey! Deja de preocuparte, estoy bien, adolorido pero bien.... Aunque...-
- ¿Aunque...? -
- Me debes un helado - aclaró con diversión mientras se levantaba.
- Bien, bien. Te debo un helado - confirmé. 
Nos despedimos y cada uno fue a su respectivo salón. Ya estaba en mi clase, cuando recordé que tenía el número de Estéfano ya guardado.
Chico ballena 🐳
-Hola chico ballena
- Sophia?
- Esa misma ;)
- Jajaja hola :) mi pobre labio ahora está morado. Raro ¿Verdad?
- Gracioso, dijiste que estabas bien 7-7 
- Es broma, es broma.
- Quería asegurarme de que estabas bien... ¿Estás bien?
- Si, no te preocupes. El domingo iremos por el helado que me debes ¿Te parece?
- Si, ni cómo negarme, igualmente ya sabes. NO ME VUELVAS A ASUSTAR GIL. 
- No lo haré, por lo menos no tan cerca a tí. No quiero otro golpe. Un metro de distancia sería bueno.
- 7-7 
- JAJAJAJA 
- Ya me voy payaso, guarda mi número. Tengo que atender a mi clase.
- JAJAJAJA Hasta luego Sophia.
- Chao.



#19403 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, romance, drama

Editado: 15.04.2022

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