08

De pronto el lobo me toma y me coloca sobre su espalda llevándome hacia una ventana donde se nota la noche, aunque creo que no es la noche, ya que no se ve absolutamente nada, así que antes de todo rompe la ventana y me advierte:
—Pequeña, sujetate, porque no, no es la noche.. es el vacío, después sabrás porque estamos saltando hacia el vacío.
Y saltamos... definitivamente no tenía miedo o tal vez si, pero no podía ni gritar, sentía que gritaba por dentro pero se que no lo hacía en el presente.
Me desmayó...
Y caigo en una superficie de concreto, lo se por el golpe duro que me ocasiono al caer, si, el lobo me a dejado caer.
Me levanto con cierta dificultad, y por supuesto el no está, la gente camina cerca de mi, me observa, pero nunca se detienen.
Hasta que un joven se acerca.
—Estas bien?.—Habló.
—Ehh si, gracias.—Respondo mientras me sostengo de su brazo para poder ponerme de pie.
—Lo vez pequeña, no es tan doloroso.—Dice el joven y su cara se distorsiona mezclándose con la de el lobo y la de el hombre alto.
De repente se acerca un hombre hacia mi, me toca, e intenta cargarme, y lo consigue, me lleva con el hasta su auto y ahí me quita la ropa rompiendola.
Baja mi ropa interior, desabrocha su camisa y pantalón y antes de que pueda hacerme algo más, el hombre alto lo saca del auto con agresividad mientras que el lobo observa y posteriormente comienza a golpearlo con sus grandes manos.
Lo azota, y luego el hombre alto saca un arma de la boca de uno de los niños, que tienen serpientes en la boca.
El lobo toma el arma.

El lobo:
Disparo el arma apuntando hacia la cabeza del asqueroso hombre ese, sus sesos golpean contra la pared y caen al suelo, pintando asi, las paredes en un tono carmesí, me burlo viendo como el hombre aún sigue vivo, pero la parte de arriba de su cabeza está en el suelo, el hombre agoniza en su lugar, mientras que mi pequeña observa horrorizada.
Pateo el cuerpo y posteriormente lo cargo en un hombro y ella se queda paralizada, le hablo para que camine conmigo, y ella obedece, camina en pasos lentos con cara aterrorizada.
Llegamos a la gran casa de madera que sé, que ella reconocerá.