De las fiestas en el paraíso por un nuevo hermano
Las fiestas deberían ser junto con el agasajado, pero las fiestas en el cielo son hechas cuando se dan cuenta que un nuevo sol revienta su alma y hace latir su corazón a ritmo de la gracia divina, y no es si no hasta que otra alma revienta su ser como un sol que el nuevo ser se da cuenta de las grandes celebraciones que se hacen en el cielo siendo el anfitrión el mero Dios.
Se escuchan trompetas, todos se visten de blanco, los jinetes existentes se visten de su color y montan a sus caballos y se reúnen todos los seres de la tierra que llevan algún cargo, el ser de:
a.-Bondad
b.-Amor
c.-Honradez
d.-Gloria
e.-Fe
f.- Valor
g.-Honor
h.- Esperanza
i.- Vida
Cada uno de estos seres llevan un cargo, el cual es que para cada uno de ellos se necesite su capacidad instalada ellos puedan compartir y reivindicar estas facultades.
En estas celebraciones no hay negrura, sombras, oscuridad, maldad, todo es blanco, seres de todas las razas en la Religión Cósmica Universal Infinita, son pocos los que han visto el rostro de Jesucristo y menos el rostro barbudo, sereno y serio de Dios Yahveh con sus cabellos de oro y plata, su rostro camuflajeado entre la luz plateada y dorada cegadora que apenas si permite verle.
Cuando se dieron cuenta de que otra alma había reventado su ser como un sol, la angelina Sideral y el alquimista Thret Kol no tardaron en ir a comunicarlo a los demás seres para celebrar la nueva gloria que había nacido y reventado como capullo de flor de primavera.