El íncola del eterno hebdómada

El íncola del eterno hebdómada

El día se había dormido para siempre. Sólo deseaba constantemente procurar ser feliz junto a su plenitud. La luna tan plateada y tan bienquista, había egresado de su pintoresco espacio. La noche ya era propicia e inmensa, a tal grado que ya se acercaba la hora de la arduidad.

Allí, justamente allí, se escuchaban unos sutiles pasos sobre la arena dorada. Crujían, y crujían en cada desplazamiento, y mientras más se acercaba, más extrañas eran las pisadas. Todo parecía indicar, que más allá de su detección había algo de suma seriedad.

El viento soplaba ligeramente alrededor de la fría noche y, en un suspiro apareció el de las pisadas: era un íncola valiente cobarde, de quien se especulaba que su vida era un infierno. Anduvo descalzo, hambriento y sin fuerzas: pues, el yugo estuvo expuesto en su hebdómada. Al igual que aquellos que no sobrevivieron durante ese lapso, el íncola llevaba un jeroglífico de personalidad abstracta que sólo él descifraría.

La vida le hedía. Ya no sabía ni quién era. Estuvo sentenciado a su calvario anochecedor. Para él no hubo días de éxito. Fue optimista, perseverante y, con un firme espíritu de superación. Y cuando había culminado con sus pasos, cayó sobre la arena y, antes de morir junto al legado, dijo:

― Estos siete años han significado la perfección de mi vida. Este proceso no fue en vano... Al fin, lo he logrado. ― Ese fue su último suspiro y murió en el espacio del honor.

Pues, desde ese día, todo se dieron cuenta de quién era; de cómo lleva su arrastrada vida, para cambiarla y cambiar a otros con su ejemplo; de lo duro que fue seguir y mantenerse, sin importar que su vida se desvaneciera para enaltecer a los de su alrededor... Todos le conocieron y siguieron sus pasos como el líder que siempre fue, sin importar sus vicisitudes, puesto que hizo las cosas sagradas por amor a otros, para que cada quien encuentre en sí mismo su identidad, tomando como referencia la de su legado.

Al principio, no se puedo descifrar; pero, ahora, todo está descodificado, y está puesto a la merced que nos ha sido asequible.      



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En el texto hay: noche, personlidad, jeroglifico

Editado: 25.12.2019

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