Veinticinco

Ian

Me quedé petrificado cuando sentí sus labios en mi mejilla, fue algo que me tomó por sorpresa porque ella había tomado la iniciativa; trato de que no se me note la euforia y empieza mi jornada laboral.

Han pasado una media hora cuando regresó de hablar de con Fabricio, otro detalle más, cada vez que me mira sonríe, pero es una sonrisa genuina, real. La detallo y vine normal algo entusiasmada

- ¿Como te fue por allá arriba? – se sienta y toma del escritorio el paquete de chocolates –

- Bien, le estaba preguntando a Fabricio sobre la vestimenta, ya me aclaro el tema ¿te acuerdas de que te comenté? – asiento-

- Si y ¿en que quedaron?

- Me aclaró que no había tal código de vestuario, me sugirió que ni muy formal ni muy informal

- En otras palabras, como estas vestida está bien – asiente y se sonríe –

- Exacto ... hablando de otros temas, necesito comentarte algo o bueno son ideas para la fundación – dejó de teclear en el computador y le prestó toda la atención –

- Cuéntame – empieza sacar del bolso unos folletos y los coloca en el escritorio y se levanta –

- Estos folletos los diseñe para el área de catering de la fundación – tomó uno de ellos – quiero que tengan más visibilidad, como ya sabemos la casa de diseño esta andando sola, pero esta parte de la fundación necesita atención ¿Qué te parecen? ¿Es buena idea?

- ¿Los diseñaste tu? – asiente –

- Si – se sienta abruptamente –

- Me parece que la idea es genial – vuelve a sonreír – podemos tomarlo como guía para las demás dependencias de la fundación y así capturar nuevos clientes

- ¿Entonces ... sí? – tomo un chocolate y asiento –

- Idea validada ... - hace un gritito y se pone seria de pronto –

- Bueno esa es la idea 1, tengo la idea 2

- Te escucho pelirroja

- Quiero que el área de catering y eventos tengo página web, o mejor dicho la fundación como tal, donde se plasme el día a día de las chicas en la cárcel, vean su trabajo y transformación, que cuando pinchen en el icono de la fundación se desplieguen imágenes de las chicas felices recibiendo sus clases y estando afuera trabajando – habla con pasión y mueve las manos como si estuviera visualizando lo que quiere, me extiende su teléfono donde hay fotos de las chicas –

- ¿Qué le puso la señora ginna al desayuno? ... excelentes fotos – se sonríe –

- No desayune con mi madre, más bien con Julia ¿Qué te parece? – le devuelvo el teléfono -

- Si la anterior idea es buenísima, está es brutal, siempre hay que mostrar la bonita labor que están haciendo en la cárcel; el empalme está casi listo, ahora hay que adherir estas dos ideas y trabajarlas

- Así es ... me emociona Ian

Nos quedamos conversando y trabajando, teníamos esa dualidad de hacer las dos cosas al tiempo, nos compaginamos muy bien. A la hora del almuerzo la invitó al mismo restaurante, teníamos previsto la visita a la cárcel, el abogado Leone ya había tramitado mi permiso de entrada así que para allá íbamos.

El ambiente es denso en la cárcel, era la primera que entraba a una, por tal razón estaba algo nervioso, hoy había clase de gastronomía, las habían agendado 2 veces por semana y hoy era su segundo día; mire el trabajo de la señora Gina con la chicas y es increíble y como ellas responde tan de buena gana a lo que tan aprendiendo, Alice fue mi compañía, aunque a ella la veía más suelta dentro de ese lugar, conversaba con las guardias.

Comí bastante por que las chicas del penal hicieron comida internacional y yo pues me ofrecí de buena a probar todo, al finalizar la tarde nos dirigimos hacia el conglomerado ya que había dejado mi morral allá.

Voy tan ensimismado conversando con Alice que ni ella ni yo notamos quien nos observaba y la forma en que lo hacía; llegamos a la oficina y tenía una idea en mente

Aproveche el momento para invitar a Alice el fin de semana ha el apartamento, aprovechando que Octavio había traído el horno quería cocinarle un poco y así conocernos un poco más, para mi fortuna acepto.

Al salir en elevador nos encontramos Franco, la incomodidad era palpable en el ambiente, él nunca dejo su sonrisa de modelo de revista y Alice para mi desconcierto me tomó del brazo, salimos del elevador hacia la recepción bajo la atenta mirada del modelito.

Cuando anhelas que algo pase, el tiempo pasa volando. Me encontraba en un supermercado comprando lo que iba a necesitar, no iba hacer algo demasiado elaborado; en el apartamento están las botellas de vino que compró Octavio y algunas cosas.

Había quedado con Alice que ella podía llegar a la hora que ella quisiera, me sorprendo al verla llegar en la tarde

- ¿Te molesta que haya llegado tan temprano?

- Como se te ocurre ... adelante – se enfoca en el horno –

- Ese horno no estaba aquí

- No, Octavio lo trajo, para poder subsistir en la universidad trabajé con Kailam en una cafetería, hacía de todo, desde limpiar hasta los panes y cafés

- ¿Quién lo diría el infiltrado trabajando en una cafetería? Eres de los que se le mide a lo que sea ¿Cómo te pagaste la universidad? – me observa desde la distancia trabajar con la masa –

- Me tocó hacer todo con tal de sobrevivir y entre a la universidad porque me gané una beca estatal – me remueve en la silla –

- Julia me contó que no eres hermano de sangre de Kailam, me disculpas si te incómodo – dejó de amasar y la observo –

- No me incomoda y si no somos hermanos, pero la quiero como tal ... mi familia al cumplir la mayoría de edad me echó de la casa, yo quería estudiar y pues ellos no estaban dispuestos a pagarme una universidad y mucho menos apoyarme, así que luche por una beca estatal para el lugar que sea, y me la gane para provo Utah, allá vendía los trabajos de la universidad para poder comer, kai tenía una cafetería que oficiaba también como librería, si comprabas una taza de café podías hacer tus trabajos allí, ella me dio trabajo, una casa donde vivir y lo más importante su amistad y cariño – se levanta de donde esta sentada y se dirige hacia mi -