Ian
Pasaban las horas y mi desesperación aumentaba, empecé a caminar por los alrededores de la escuela con la tableta electrónica en la mano, veía en la pantalla que llegó a un punto y no avanzaba, regrese corriendo a la escuela y le pregunté al vigilante que había en ese punto de la carretera, me indica que hay un puesto de control de las autoridades; vuelvo mi mirada hacia la pantalla y me muestra que esta en movimiento, entrando a la Florencia
De la entrada de la ciudad hasta la escuela hay más o menos unos 10 minutos, me apresuro a caminar en la dirección que me indica el GPS. A los lejos la divisó, me vuelve el alma al cuerpo, es ella, caminó a su encuentro importándome poco el tráfico
Nuestras miradas se conectan y noto rabia, confusión, frena de forma abrupta
- ¡Te odio! – se baja de la moto en la mitad de la carretera y me encara –
- Ódiame todo lo que quieres, lo merezco, pero déjame verte, necesito ver que estas bien, completa – le tomó el rostro con delicadeza y la miro a los ojos, la abrazó con fuerza-
No me niega el abrazo, se apega a mi con fuerza y rompe a llorar, los autos nos pitan y otros nos esquivan, unos transeúntes se acercan y nos ayudan a mover la moto hacia el costado de la carretera. Levanta la mirada y me encuentro con una Alice frágil, le sonrió y la tomó de la mano con fuerza
- ¿Qué pasó en mi ausencia? ¿Por qué estás aquí? – me sonrió y vuelvo a abrazarla –
- Paso de todo ... pero vamos hasta la escuela – asiente –
- ¿Estamos lejos?
- Más o menos, pero caminemos – me señala la moto – mandaré a alguien por ella
- ¿Cómo sabías que venía por ahí? – me señala la calle, me sonrió y le muestro la tableta electrónica –
- Por esto sabía por donde venías, así nos enteramos dónde estabas – frunce el ceño –
- ¿La moto tiene localizador? Porque dices "nos enteramos" -suspiro y le sonrió –
- La vespa no tiene ningún localizador, cundo digo "nos enteramos" me refiero a todos en Milán, el señor Pietro y la señora Annette están inconsolables, preocupados ya que desapareciste sin dejar rastro – camina por acera-
- Me desmorone ... llegar y encontrarme con que todo había cambiado, tú no estabas y tu teléfono muerto, trate de conseguir respuestas en Fabricio y me encontré con una realidad poco agradable ... y en la noche al ver a el causante de todo tan feliz en una fiesta familiar, sin consecuencias ... - se echa a llorar y la atraigo hacia mi -
- Me robaron ... tome la decisión de venirme en tren, cansado, estresado el sueño me venció, al despertar no tenía nada, ni teléfono, ni computadora y pues dada la dependencia que tenemos al teléfono, no tengo memorizado ningún número de teléfono – me señalo la cabeza –
- Estamos de malas, pero me molesta que no pudiste comunicarte conmigo, ¡los correos electrónicos funcionan!, me dejaste a mansalva con todos ellos
- Fue mi error ... tu teléfono, necesitas comunicarte con tus padres – lo saca del morral que trae y lo veo que esta apagado –
- Esta bien ... - al encenderlo llegan miles de notificaciones de llamadas, busco entre los contactos al señor Pietro, le marcó y le paso el teléfono -
- Conversa con ellos – me alejo unos pasos y la dejo que converse tranquila, mientras trato de comunicarme con Fiorella por medio de la tableta electrónica –
A los minutos llega unos de los vigilantes, le entregó las llaves mientras nosotros nos vamos caminando; Alice sigue pegada al teléfono, la tomó de la mano y la jalo para avanzar hasta la escuela.
En completo silencio de mi parte avanzamos con una lentitud poco habitual en ambos, termina la llamada y suspira y apoya su mejilla en mi hombro
- Sabes que te odio – me sonrió –
- No me molesta que me odies, porque del odio al amor hay un paso y recuerda ... vamos caminando
Llegamos a la escuela y Fiorella nos espera, se sonríe y me dice que tengo una llamada en la recepción, es Octavio, conversó por unos minutos con él de cómo esta Alice, al despedirnos levantó la mirada y veo que Fiorella le entrega unos pañitos a Alice, no había notado que tiene la cara llena de tierra de la carretera, nos despedimos de todos y la llevó hacia el apartamento donde me estoy quedando para que descanse.
- ¿Vives aquí? - asiento –
- Si ... pienso por ahí en unos meses comprarlo, necesitas un baño y descansar – asiente –
- ¿Qué pasó con el apartamento de Milán?
- Se lo devolví a Fabricio ... date un baño, pediré comida y tenemos mucho que conversar Alice – asiente –
La llevo hasta mi habitación la dejó ahí y salgo para pedir la comida, mientras hago las llamadas, pienso que en ¿Por qué Alice vino hasta acá? ¿Qué pasó para que tomara esa decisión?; tocan la puerta y salgo de mi ensoñación, la comida ya llego, siento que Alice me llama
- ¿Puedo pasar?
- Si ... - esta sentada en la cama y solamente tiene una toalla puesta alrededor de su cuerpo –
- ¿Dime?
- No traje ropa ... ¿me prestarías de la tuya?
- Claro – entro sin mirarla mucho, le señaló el armario – escoge lo que necesites, te espero en la cocina
- Gracias
Me regreso hasta la cocina e improvisó una mesa para los dos, al levantar la mirada viene Alice con mi ropa, me señala la que se acaba de quitar y le señaló la lavadora; me quedo observándola como se mueve en mi espacio, al voltear me pilla viéndola
- No me voy a desaparecer – me sonrió y le señalo una silla al frente mío –
- Quizás no, pero nos distes un buen susto – bufa –
- Lo reconozco ... no fue muy maduro de mi parte, ese fue mi error ¿Crees que mis razones no son válidas?
- El punto no es si son válidas o no, lo que a mí me incomoda es que te pusiste en riesgo Alice, pudo pasarte algo
- Lo sé Ian ... me cegué y cuando reaccioné ya era tarde – le paso un vaso con refresco –