Un solo corazón una sola alma un solo camino
Cerrando la puerta detrás de mi, observé el pasillo desierto de personas pero no de la luz de los candelabros que iluminaban el alrededor. Gracias al cielo que lo hacían porque sentía que no lograría llegar a mi habitación en este estado.
Murmurando para mi misma y riendo bajo después de recordar a Kaled, continúe caminando con la mano apoyada contra un lado de la pared.
Sería más fácil y agradable que el alrededor dejara de moverse tanto.
Haciendo un puchero sin notarlo, seguí caminando, esperando al menos localizar mi habitación.
Estaba bastante concentrada en no confundirme, pero eso dejó de ser importante ante pasos y voces acercarse a la vuelta de un pasillo cercano.
No hubiera sido un escandalo que un desconocido me viera mareada y confundida, pero reconocer que esas voces eran de la Alfa que nos toleraba mínimamente…
Alcanzando el otro lado del pasillo, tomé la manija metálica y la giré quitando el seguro y entrando a una oscuridad normal de los cuartos de planta baja.
Pudo haber sido todo un cliché que hubiera entrado justamente a la habitación de Seth por el aroma a Nardos que capté en el interior apenas cerrando la puerta, pero no. Al girarme y reconocer que esta sí era la habitación que se me asignó me pregunté porque el lugar tenia un aroma que no era mío y bueno, la respuesta estaba ahí sobre la cama recostado con un brazo recargando su cuerpo de lado mientras observaba un cuaderno que dejó de leer al verme entrar repentinamente.
—Seth —me esforcé mucho en no arrastrar las palabras—. ¿Qué haces aquí?
Mi mente pareció recién notar la forma tan atractiva en la que estaba recostado. Incluso la única luz tenue, iluminaba de una extraña manera su rostro; una luz dorada en sus ojos negros y las sombras de sus pestañas sobre su piel bronceada…
Por qué mi mente ahora se ponía a analizar esos pequeños detalles. Como ese par de mechones castaños levemente ondulados que caían a un lado de su frente o la línea atractiva de su mentón que endurecía su rostro. También la sonrisa astuta de lado que era mínimamente vista pero que ahí estaba, dándole ferocidad y enseñando que era todo un peligro involucrarse con…
Alto… ¿sonrisa de lado?
Seth no sonreía mucho y cuando lo hacía era con suavidad o cuando pretendía pasarse de listo humillando a alguien.
—¿Te entretiene la vista, mi Diamond? —A eso me refería.
Desviando mis ojos avergonzada de haber sido descubierta mirando depravadamente, reconocí mejor lo que mantenía su atención antes de mi interrupción.
Ese cuaderno…
—Lo encontré en el bolso cuando resbaló del escritorio —respondió antes de que preguntara y señaló el lugar exacto—. Disculpa por tomarlo pero me pareció algo interesante con lo cual entretenerme antes de que mi Diamond apareciera, y parece haber sido la idea correcta cuando se me hizo esperar tanto. Además de que este cuaderno es más interesante que su simple exterior.
Intuía la primera insinuación de esta última parte y sabía que una respuesta a ello desencadenaría una obviedad a mi estado actual que era bastante cuestionable. Por eso, aclarando la garganta y aún hablando correctamente, recordé.
—Ese cuaderno lo encontré en la habitación de Erik —La comprensión en sus expresiones por recordar cuando fue me hizo asentir. —Es con lo que descubrí quién era realmente.
Marck y Leila también lo habían visto y analizado la letra con la nota que Kaled guardaba, mientras ambos quedaban perplejos por lo que había hecho Erik.
—Recuerdo que Marck lo reviso y mencionó que la mayoría de los escritos eran sobre herbolaria —asentí coincidiendo—. Lo que parece que paso por alto es el apellido. Algo que me sorprende de alguien tan meticuloso como Marck.
Con todo el control sobre mis extremidades, caminé firme hasta la cama creyendo en verdad que no notó como me desvié ligeramente, cayendo bruscamente más cerca de lo que pretendía.
Un bajo resoplido me hizo mirarlo solo por un instante ya que aún me encontraba más cerca de lo que se conocía como normal.
Aclarando de nuevo la garganta, coloqué los mechones sueltos de mi cabello tras mis orejas para sostener el cuaderno y ver mejor de lo que hablaba. Algo que fue rápido de encontrar al estar en una esquina: la firma elegante de una palabra con una inicial final.
—Jeick E. —fruncí el seño sin entender al principio— Jeick Erik —finalice entendiendo pero al mismo tiempo confundida—. ¿Erik no se apellida Sallow?
—Parece habernos dado un apellido falso para no sospechar de quien se trataba en realidad —presté más atención—. El apellido Jeick es poco común entre los Sobrenaturales y al mismo tiempo es famoso por una leyenda.
Sin la necesidad de palabras entendió que quería saber al respecto para saciar la curiosidad que había despertado. Así se acomodó mejor y relató.
>>Existe la historia de los miembros de esta familia acomodada que gozaba de una posición alta, y no solo en una de las especies generales sino en muchas cuestionables.
>>Nadie sospechó nada al principio. Nadie captó como los altos mandos que lideraban especies poderosas como una Manada al Sur, un Clan por el Oeste, un Aquelarre al Norte, un Gremio al Noroeste o una nación al Este, tenían como cabezas principales a todos estos de apellido Jeick. Algo que no fue notado hasta varias décadas después que estos miembros de una sola familia y especie que fingía bastante bien se asentara y aumentara su poder de forma vertiginosamente peligrosa.
>>Pero claro, no lograron el objetivo desconocido que tuvieran. El bisabuelo de la Reina Selene lo descubrió y lideró una investigación profunda que llevó años. Descubriendo la verdad al final.
>>Descubriendo que los Cambiaformas estaban apoderándose de todo. Situación que se vio como una amenaza que se debía intervenir con exterminio. Lo que se llevó a una…
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Editado: 20.08.2024