Superando el miedo
Uno de los movimientos en este plan de guerra complejo, consistía en el ataque cuatro días después de la aprobación mayoritaria en la última reunión. Un suicidio para opiniones divididas, un éxito riesgoso si se pensaba con cuidado.
La base del plan general fue el evento de la Coronación. Una ventaja a nuestro favor.
El evento en si causaría una desventaja al bando opuesto. Claro, estarían varios Alfas y una comitiva decente de guerreros en cada una de ellas. La seguridad que implementaría Erik haciéndose pasar por Demetri también parecía una desventaja, pero como había dicho Seth. Era mejor enfrentarnos a un bando más fuerte que a uno de mayor magnitud.
Cómo dijo la ex General Aragón el número de aliados que consiguió Demetri estos años superaba en cuatro cantidades al bando de Aren. Si declarábamos la guerra y nos enfrentábamos en diversas batallas en distintas áreas, nuestra pérdida sería inminente. Aunque salgamos victoriosos en la mayoría, perderíamos por bajas de guerreros con el tiempo. Sería una caída más lenta y tortuosa. Una pérdida al final.
Por esto se ideo atacar en un solo golpe tomando por sorpresa al bando opuesto. Impidiendo que se prepararan adecuadamente…
Teníamos una buena salida.
La segunda fase de la estrategia tenía que ver con los guerreros de las manadas aliadas. Varios estaban dispersos a distancias lejanas fuera de la nación. La solución para hacer que estos llegarán al territorio de Demetri en solo cuatro días fue la intervención del Tercer Príncipe de los Vampiros y sus primas políticas. Como nuestros aliados, quisieron ayudar enviando a sus cuervos que al parecer solo la familia Real poseía.
Con la prueba del sello de la Alfa de Fenrir, se enviaron las mensajes con la sola orden de que necesitaban partir lo antes posible, iniciando a rodear el terreno de Demetri.
En las diversas cartas se especificó que dividieran los grupos mayores para un viaje separado y así no llamarían demasiado la atención, así Erik no notaría nada anormal. Al menos hasta que sea tarde.
Esto también incluía a las manadas que estaban a menos distancia del territorio que se atacaría. Por ello también nosotros nos separamos. La Alfa de la manada en la que residíamos partió unas horas después de media noche con un gran numero de sus guerreros, incluyendo al Príncipe Antoni Corvus que decidió servir como apoyó principal en la primera línea de ataque.
Tercera fase, deshacer la fuerza de los muros del palacio. En esto nosotros nos ofrecimos a encargarnos.
Como Kaled, Leila, Ómar y yo teníamos más conocimiento de como las guardias y soldados se movilizaban alrededor del territorio de Demetri fue una buena asignación del plan que se nos dio.
Dos días antes de que la guerra iniciara debíamos adelantarnos e ingresar dentro de los altos muros, destruyendo la fuerza que rodeaba el área. Impidiendo que el sitio se convierta en una fortaleza. Si es que Erik enviaba por apoyo a las manadas cercanas y aliadas.
También una última idea arriesgada que se debatió bastante era liberar a Demetri o Aren, que aún al menos este último, debía estar con vida en las mazmorras.
Liberarlo antes de su ejecución para acabar con un Cambiaforma era una idea sumamente arriesgada que no se aprobó del todo al final de la reunión. Pero lo intentaríamos como un plan alternativo ya que se pretendía atrapar a los Cambiaformas y encerrarlos de por vida, ante el hecho de que se desconocía acerca de un exterminio que no se volviera tortura.
Así que por todas estas fases de estrategias ahora estábamos frente a los muros.
—Eso es todo. Así no detectarán tu aroma —alisé los pliegues de la ropa oscura que traía y limpié el imperfecto desdibujado de las dos líneas negras que se había pintado en cada lado de las mejillas.
—Por qué a mi no me enseñaron como ocultar el aroma —Un ligero puchero adornó su rostro. —Incluso el troglodita de Ómar sabe hacerlo. Por qué yo no sé.
Su queja fue algo dulce como todo en Kaled solía serlo. Por ello no me molestó en volver a explicárselo. —Ómar aprendió gracias a uno de los entrenadores. Sabes que él resaltó en el área de supervivencia y para ello es fundamental el saber ocultar su aroma pese a que sea un Beta al igual que Leila. Y bueno, ella aprendió por los datos que encontró en diferentes libros.
Recuerdo que me asombró bastante la explicación acerca de los aromas. Un tema profundo que nos llevó a descubrir a que Casta pertenecíamos.
Pese a ser Convertidos catalogados por debajo de los Lycans nacidos. Nosotros al parecer aún teníamos una categoría que se nos asignó naturalmente.
Fue una sorpresa el tema que Marck impartió un día. Fue aún más sorprendente saber que Leila, la asombrosa Leila correspondía a la categoría Beta. No es que ello causara que no la viéramos aun tan fuerte como siempre, pero para mí al menos fue raro que no sea de un nivel Alfa. Poseía bastantes características de liderazgo.
Y preguntarse como ella se sentía al respecto… Solo se lamentó por este tema de que un Beta no percibía a profundidad los aromas del resto. No pueden detectarlo claramente y tampoco ofrecer el suyo a totalidad...
Enterarse de ello fue más fácil de comprender porque no podía captar el aroma adicional de Leila y Ómar. Percibía el destello a tierra muy ligero pero, no encontraba un olor más intenso como el de Kaled asociado a las galletas recién horneadas, el mismo que ahora estábamos cubriendo con las hojas de menta que encontramos.
Un salto silencioso tras nosotros seguido de un segundo, interrumpió los últimos arreglos que añadí.
—¿Se termino de perfumar a la princesita? —interrogó tan burlón como siempre.
—Al menos yo no huelo a nada —contraatacó muy cruelmente. Sentimiento que solo Ómar podia hacer que apareciera.
—¡Por supuesto que si huelo! Huelo a limpio y cuando todo esto termine oleré mejor porque buscaré un perfume que opaque por completo el tuyo. Cómo la ves —declaró orgulloso con el ego en alto.
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Editado: 20.08.2024