Sigo a Marcus y Naomi adentro de la fraternidad, y al entrar, me doy cuenta de que el lugar tiene tres pisos. En el primero, toda la gente de la fiesta está reunida, risas y música llenan el ambiente. El segundo piso es algo más tranquilo, con una librería, una sala de juegos y algunas mesas de ping-pong. En el tercer piso están las habitaciones.
Subimos por las escaleras hasta el tercer piso, y me encuentro con un pasillo estrecho que solo tiene dos puertas y una ventana cerrada. Marcus saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta de la derecha.
Al instante, un agradable olor a pizza me hace que el estómago me ruja.
—Pueden dejar la chaqueta ahí —dice Marcus, señalando un perchero cerca de la entrada.
—Hace parte de mi atuendo —respondo, y Naomi asiente al mismo tiempo.
—Ok… eso me dio algo de miedo —Marcus pone una cara algo exagerada, provocando una risa en las dos.
Pasamos por un pasillo corto y llegamos a una sala donde hay dos sofás grandes, una mesa de café con tres cajas de pizza y unos rollos de chocolate que me hacen sonreír.
—Hasta que por fin llegan —Lukas rueda los ojos y sonríe al verme —Sabía que nos veríamos pronto.
—Sí, por cierto, tu hermana es genial —Naomi me abraza mientras nos dirigimos hacia el centro de la sala.
—¿Ustedes van a bajar a la fiesta? —Lukas pregunta mientras se acomoda en uno de los sofás.
—Nosotros sí —responde Naomi —Chris, ¿vienes a la fiesta?
—Sí, solo por un rato —me encojo de hombros, sintiéndome algo insegura —La verdad no tengo tantas ganas de fiesta, pero creo que puedo aguantar un rato.
—Lukas se queda aquí en el apartamento, te puedes quedar con él si te sientes más cómoda.
—¿No te gustan las fiestas? —le pregunto, mirándolo con curiosidad.
—De vez en cuando —responde Lukas sin dejar de sonreír, dándome a entender que prefiere la tranquilidad.
Comenzamos a comer pizza, y mientras lo hago, me doy cuenta de que Lukas no deja de voltearme a ver de reojo. Supongo que es porque soy nueva en el grupo. Aunque aún no sé si realmente soy parte de ellos, al menos por hoy me han invitado, y espero ser del agrado de todos.
Naomi y Marcus terminan de comer y me dicen que los siga. Descendemos al primer piso, y la atmósfera cambia un poco; la música suena más fuerte y las luces titilan con ritmo. Al llegar al primer piso, nos acercamos a un enorme sofá donde varias personas están sentadas, muchos chicos y muy pocas chicas.
—Chicos, ella es mi novia Naomi, y ella es Chris, mi compañera de habitación —Naomi nos presenta con entusiasmo.
Uno a uno, los chicos nos saludan, algunos levantando la mano, otros simplemente asintiendo con la cabeza.
Un chico muy atractivo con la piel aceitunada se levanta y extiende la mano hacia mí. La sujeta con firmeza, pero noto que tiene las manos frías, probablemente por la bebida que acaba de soltar. A pesar de la frialdad de su toque, su sonrisa es cálida y genuina.
—Mucho gusto, soy Harry —dice, y yo respondo con una sonrisa.
—Chris, igualmente.
Su mirada parece evaluarme brevemente, pero en lugar de incomodarme, la siento curiosa. Él parece ser una de esas personas que se toma su tiempo para conocer a los demás, y me pregunto si mis primeras impresiones lo impactarán o si será un proceso lento.
—¿Qué vas a estudiar?
—Arte dramático —respondo con orgullo.
—¡Qué cool! —sonríe ampliamente—. ¿Quieres tomar algo?
Dudo por un momento antes de contestar.
—La verdad es que hoy no me apetece beber, pero gracias de todos modos.
—¿Y tienes novio, Christina?
Esa pregunta me hace fruncir el ceño. Ya me estás cayendo mal, Harry.
—Sí, tengo novio.
—¿No te parece complicado tener una relación a distancia?
—Él va a venir a visitarme siempre que pueda —le contesto, un poco fastidiada.
—Si en algún momento necesitas a alguien que te consuele, puedes venir a buscarme. No me negaré a semejante belleza como tú.
Eso me irrita aún más.
—Voy a tomar un poco de aire —digo mientras ruedo los ojos.
Me agarra del brazo, con una sonrisa algo prepotente.
—¿Y no quieres que te acompañe? Suelo ser una muy buena compañía, y lo digo en todo sentido, Christina.
—No, gracias —le respondo con una mueca—. Pero te llamaré si necesito algo, gracias —sonrío forzadamente.
Me libero de su agarre y subo rápidamente al tercer piso, en busca de Lukas. No tengo ganas de seguir en la fiesta, quiero algo más tranquilo, así que espero que él aún esté despierto.
—¿Te aburriste tan rápido? —pregunta Lukas, mirando la hora en su celular.
—La verdad es que no quería estar en esa fiesta. Además, un idiota me estuvo molestando.
—¿Cómo se llama?
—Henry —frunzo el ceño—. Harry, se llama Harry.
—¿Qué te dijo?
—Me insinuó cosas, pero por suerte lo detuve a tiempo.
—Me agradas mucho —sonríe—. ¿Quieres ir arriba?
Me quedo pensativa.
—¿No es este el último piso?
—Está la azotea —se encoge de hombros—. No todo el mundo ha ido a ese lugar. Digamos que es algo secreto.
Veo que Lukas abre una pequeña reja en el techo y saca una escalera colgante.
—¿Es segura esa escalera?
—Chris, no seas miedosa —estira su mano y yo la acepto—. Te ayudaré a subir. Te prometo que la escalera es segura, nunca hemos tenido un accidente, tal vez seas la primera.
—¡Lukas!
—Lo siento, es broma.
Comenzamos a subir hacia la azotea, y veo que es al aire libre. Solo hay una pequeña parte cubierta, donde guardan una mesa de ping-pong. La vista hacia la ciudad es impresionante, y también se alcanza a ver parte de la universidad. De hecho, creo que podría hacer una pijamada aquí.
—¿Qué te parece?
—La verdad me gusta mucho este lugar.
—¿Quieres algo para tomar?
Asiento con la cabeza, y él me da una lata de gaseosa.
—¿Vienen mucho a este lugar?
Vacila antes de responder.