Lukas pasa su brazo alrededor de mi cintura y da un largo suspiro, su calidez llenándome de tranquilidad.
—Buenos días, Lu.
—¿Cómo dormiste?
—Obviamente, me dormí muy rápido —sonrío, juguetona—. Alguien me dejó extremadamente cansada anoche.
Lukas sonríe, besando mi mano con ternura.
—Fue el mejor sexo de mi vida —admite con una mirada traviesa—. No puedo quejarme. Parece que tienes experiencia en esto.
Me sonrojo y aparto la mirada.
—La verdad es que no —confieso—. Con Logan todo era tan aburrido. En cambio, contigo todo es tan… diferente.
—Me encanta escuchar eso de tu boca —dice, su voz grave y satisfecha—. Me encanta saber que soy el primero en hacerte el amor de una manera tan especial.
Sus palabras hacen que mi pecho se acelere, pero reúno valor para preguntar:
—¿Y yo? —lo miro con curiosidad—. ¿Alguna chica te ha hecho sentir como yo lo hago?
Lukas sacude la cabeza ligeramente, su expresión se suaviza.
—Solo me he acostado con dos personas en mi vida, Chris —admite, dejando salir una pequeña risa nerviosa—. Y la primera vez fue en una fiesta… estaba borracho.
Lo miro sorprendida.
—Entonces, soy la única con la que has hecho el amor.
Asiente, pero su expresión cambia, volviéndose más seria.
—¿Crees que debería llamarlo? —pregunta de repente—. Bueno, no disculparme exactamente, pero… ¿y si llamo a mi padre?
Tomo un momento antes de responder, eligiendo mis palabras con cuidado.
—Creo que deberías hacerlo —le digo con sinceridad—. Intentar que lo que pasó ayer no arruine la relación que apenas estabas empezando a construir con él.
Lukas me observa, sus ojos llenos de gratitud.
—Amo que sepas perdonar.
—Lu… antes me caía bien tu padre, pero después de lo que supe ayer… no sé. No quiero ni imaginar por todo lo que tuviste que pasar.
—Fueron momentos muy difíciles —admite, su voz quebrándose ligeramente.
Le tomo el rostro con ambas manos y lo miro con determinación.
—Sabes que siempre voy a estar para ti —susurro antes de darle un beso suave—. Puedes hablar conmigo cuando quieras.
Lukas sonríe, aunque sus ojos todavía reflejan algo de tristeza.
—Aparte de ser mi novia, eres mi psicóloga… y mi futura esposa, por supuesto.
—¿Eso quieres? —mi sonrisa se ensancha sin que pueda evitarlo.
—Claro que sí —me pega a él, abrazándome más fuerte—. Ya me imagino un futuro juntos, en nuestra propia casa, con nuestros hijos…
—Y quiero un perrito —lo interrumpo con una risita.
—¿Alguno en especial?
—Aún no lo sé.
Lukas asiente, fingiendo anotar algo en el aire.
—Lo pondré en la lista.
De repente, su expresión se ensombrece, y sé que todavía lo atormenta lo que ocurrió ayer.
—Pensé que cuando golpeé a mi padre, me dejarías. Sé cuánto odias que me meta en peleas.
Le acaricio el rostro con suavidad.
—Lu, yo no te dejaría por nada en el mundo —le aseguro con firmeza—. Si alguna vez esto se acaba, será porque tú te has aburrido de mí.
Lukas me mira con una intensidad que me roba el aliento.
—No digas eso —dice con seriedad—. Nunca en la vida me aburriría de ti. Yo no pienso dejarte nunca.
—Yo tampoco.
Voy a la tienda a comprar algunas cosas que necesitamos en el apartamento. Hace tiempo que ninguno de los dos se ocupa de hacer mercado, así que hoy me ha tocado a mí. Alguien tiene que ser responsable.
Después de terminar las compras, regreso a casa y, al entrar, veo a Lukas parado en el balcón de nuestra habitación. Su postura parece relajada, pero hay algo en su expresión que me hace pensar que tiene muchas cosas en la cabeza.
—¿Hablaste con tu papá? —le pregunto mientras lo abrazo por la cintura.
—No puedo hacerlo sin ti —responde, volteándose para mirarme—. Te estaba esperando. Ahora que estás aquí, puedo llamarlo. Necesito que estés a mi lado.
Lukas toma su teléfono y marca el número de su padre. Lo pone en altavoz, y ambos esperamos.
—¿Hijo? —la voz de Brad suena sorprendida al otro lado de la línea.
—Sí… hola… —Lukas vacila un momento—. Estaba pensando si quieren venir hoy a pasar la tarde con Chris y conmigo.
—¿Ir a su apartamento? —pregunta Brad con cierta incredulidad.
Lukas me mira e intenta disimular su incomodidad con una mueca. Le tomo la mano y le acaricio los dedos suavemente para darle ánimos.
—Sí, puedes venir con mamá —responde Lukas finalmente—. Naomi y Marcus se han ido de viaje por el cumpleaños de mi hermana, y Neil va a venir en cualquier momento.
—¿Estás seguro de que quieres que vaya?
—Si no, no te estaría llamando —Lukas sonríe un poco cuando le doy un pequeño golpe en el brazo—. Digo, claro que sí, papá. Quiero que vengan y conozcan el apartamento.
—Estaremos allá, hijo —asegura Brad, esta vez con más calidez—. Sé que tu mamá estará muy emocionada cuando se lo diga. ¿A qué hora debemos llegar?
Lukas me mira, y yo articulo con los labios: a las cuatro está bien.
—A las cuatro, ¿les parece bien?
—Claro, perfecto.
—Chris le enviará la dirección a mamá. Nos vemos luego —dice antes de colgar el teléfono.
Lukas me abraza de inmediato, y yo lo correspondo con fuerza.
—Amor, ¿qué pasa? —le acaricio el cabello, preocupada.
—Gracias, Chris. Gracias por estar a mi lado cuando te necesito.
—Siempre lo estaré —le digo con una sonrisa. Luego me aparto un poco—. Amor, no sé qué ponerme.
Lukas suelta una carcajada.
—No te rías, Lukas. Estoy teniendo un problema de chicas.
—Tienes el armario lleno de ropa —dice, todavía divertido.
—Me pondré el jean roto y la blusa roja.
—Es una excelente elección —comenta con un tono travieso—. Además, sabes que amo esa blusa porque hace que tus amigas se vean más pronunciadas.
Me sonrojo de inmediato.
—¡Lukas!
—¿Qué? Solo digo la verdad.