3. De excursión

Era fin de semana y los alumnos tenían una excursión en la ciudad acompañados por sus maestros. Los maestros solo realizaban su papel de docentes, ninguno tenía un aprecio por alguno de sus alumnos, sus problemas personales les daban igual y solo les importaba que aprendieran lo que les enseñaban, todos los alumnos se habían acostumbrado a ello, pues algunos fueron abandonados por sus padres en aquel internado.

Una patrulla iba atrás del camión, pues el internado Gregory era un lugar temido por todos en la ciudad y los alumnos eran considerados como malditos.

El internado se había construido en el año de 1835, pero en un principio era utilizado para reformar a los niños que eran malos o no eran humildes, un día los alumnos cansados del mandato que debían tener quemaron el internado, pero para su mala suerte, al momento de salir la puerta se había atascado y el fuego los consumió a todos. Años después reconstruyeron el lugar, pero esta vez era un orfanato, los niños amaban aquel lugar, pero las almas que penaban comenzaron a matar, los maestros preocupados negociaron con los fantasmas "debe haber un líder cada diez años, se encargará de todos, de maestros como alumnos, impondría reglas y ustedes deben obedecerla, la principal es que no pueden andar por los pasillos pasadas las diez o sino mataremos sin dudar", entonces aceptaron y cada diez años había un líder.

Al llegar a la ciudad todos se alejaban de los estudiantes con miedo, no los odiaban, pero tampoco los apreciaban.

—¿Por qué se alejan de nosotros? No vamos a hacerles nada— dijo Reynold.

—"Estamos malditos"— dijo Nick haciendo comillas.

—Qué tontería.

—No prestes mucha atención, caminemos o nos dejarán.

El policía los guió dentro del museo, al entrar los policías rodearon el museo por si alguien planeaba herir a los alumnos, pues eso era bastante común tratándose del internado.

Las pinturas eran bastante viejas y un poco tétricas, algo que a Daria le encantaba. El guía les explicó cada pintura y el significado que cada pintor le dio.

×××

Eran las siete y todos estaban cenando en el comedor cuando Reynold recibió una llamada de su padre e inmediatamente se paró a contestar.

—Hola hijo, ¿cómo te ha ido?

—Horrible, parecerá que estoy en el siglo XIX, ¿cuándo me sacarás de aquí?

—Hijo... Lo hago por tu bien, en el internado aprenderás muchas cosas y harás amigos, todo estará bien.

—Extraño comer mis dulces y a Penelope.

—Tu hermana también te extraña, iremos a visitarte en vacaciones, por favor hijo, haz un esfuerzo por portarte bien.

Reynold suspiró.

—Pero quiero que me mandes dulces.

—Está bien hijo, tú ganas, mañana por la mañana hablaré con tu directora y te enviaré tus dulces.

—Me saludas a Penelope y a mamá.

—Hasta luego hijo.

—Adiós.

Reynold colgó y regresó al comedor. Nick le dio un golpe amistoso en el hombro.

—¿Quién era? ¿Tu novia?

—No tengo novia, era mi papá.

—Ah, ¿osea que te irás?

—No, tendré que pasar el maldito tiempo aquí.

Nick iba a decir algo, pero Reynold empezó a comer y decidió no interrumpirlo.