McGregor y Natalie llegaron una hora después de irse junto con los policías. McGregor y Natalie se quedaron con sus amigos. Acordonaron el área y Daria sentía que debía decirles la verdad a sus amigos.
—Debemos irnos al hospital Daria —dijo una castaña—, necesitas que te atiendan.
—Oye niña —dijo un oficial—, ¿no crees que estás demasiado grande para tener amigos imaginarios? ¿Con quién hablas?
—Con mi amiga, se llama Daria y necesita atención médica urgentemente.
—No sé a quién te refieres, yo solo veo a la rubia y a ti.
El oficial se fue a hablar con sus demás colegas. Daria se puso cerca de la reja.
—Cuidado Daria —dijo McGregor—, pueden hacerte daño.
—Hay algo que debo decirles chicos —dijo Daria—... Cuando escapábamos me hicieron múltiples cortes con navajas, pero uno de ellos alcanzó mi corazón... Cuando estábamos en el patio yo... Morí antes de irnos.
—E-eso no puede ser, revisamos tus heridas, debes estar bromeando.
Daria sonrió tristemente.
—Me gustaría decirte que es una broma, pero no es así... Es más... Debo volver, yo... No puedo salir.
—¿Por qué?
—Debo salvarlos a todos, no quiero que todos se queden aquí atrapados, deben irse.
—Pero...
Se escuchó un grito de un policía y los demás fueron a ayudar. Porter intentó detenerlos, pero igual entraron.
>>No te dejaremos, tienes que venir con nosotros.
—No, yo debo quedarme, sino lo hago ellos se molestarán y seguirán matando.
—¿Quiénes son ellos?
—Debo irme.
—No, espera.
Daria al cruzar la reja desapareció junto con los dos niños.
—Debemos irnos— dijo Natalie.
—No podemos dejar aquí a Daria —dijo McGregor—, es nuestra amiga.
—Y está muerta.
McGregor agachó la cabeza.
>>Yo tampoco quería que eso pasara, pero si nos quedamos moriremos.
Todos corrieron y McGregor no podía dejar de soltar lágrimas pensando en la muerte de Daria y cómo no se habían dado cuenta.