El jardín de las historias

Lucecita

¿Quién soy yo en esta indecible oscuridad? Siento que mi luz se apaga.

Con cada esfuerzo que dedico para buscar un atisbo de luz, mi poca energía hace que mi luz parpadee. No quiero que la oscuridad me consuma y que mi existencia eterna sea oscura y sin razón.

Tengo que detenerme para recargar mi esencia de energía con vibración de tranquilidad.

¿Cuánto tiempo ha pasado? No lo sé con certeza. ¿Eones o días? Soy eviterno, no tengo principio ni fin, existo con un propósito que debo descubrir.

Un eco de luz llega a mí, es la segunda vez que lo percibo y no se me escapará.

Dedico un poco de mi energía para llegar a él rápidamente, no quiero que desaparezca.

Parpadea… se desvanece… aumento mi vibración de esperanza para que la energía me permita llegar antes de que la tenue luz se apague.

Y se apaga.

Un torbellino de oscuridad la engulle y la desintegra en pequeños fragmentos de luz que son devorados por la oscuridad como si fueran alimento. Un diminuto fragmento de luz llega a mí y me roza, transmitiéndome su tristeza. Mi energía tambalea por mi impotencia.

El remolino de oscuridad detecta mi presencia y se precipita hacia mí. Me siento atrapado. Imploro para escapar.

Una corriente de energía pura me invade, otorgándome una fluidez inusitada. Con ella logro eludir la oscuridad nefasta.

Imploro nuevamente con una vibración de esperanza. No quiero estar solo. La corriente de energía me envuelve una vez más, guiándome.

Dejo que la tranquilidad vibre en mi interior. En medio de mi meditación, imploro con vibración de paz.

Pierdo la noción de mi existencia, entregándome por completo a la corriente.

Finalizo mi meditación y siento que la energía pura me libera con delicadeza. Mi alta vibración me permite percibir un vislumbre de resonancia idéntica a mí. Siento una profunda conexión.

De repente, la oscuridad se abalanza sobre mí, me atrapa. Temí por la extinción de mi luz. El miedo intenta obnubilarme, pero comienzo a vibrar con devoción. De mi interior brota un destello de luz pura. Siento que la oscuridad se aparta de mí, aunque a la vez se llena de júbilo. La oscuridad me aprieta entre su maldad. Es demasiado para mí.

Siento que mi energía se agota, mi luz parpadea. La oscuridad me consume, me invade con su frialdad. Clamo por ayuda, por un destello de esperanza.

No quiero ser oscuridad.

Una nueva vibración nace dentro de mí: fe.

Ondas de luz pura se abren paso entre la oscuridad e intentan llegar a mí. Puedo sentir su calor reconfortante y el sentimiento de algo hasta ahora desconocido: amor.

La oscuridad resiste, se aferra a mí. Pero la luz es más poderosa. La invade, la transforma. La oscuridad se disipa, se convierte en diminutos fragmentos de luz.

Una nueva vibración llega a mí: unidad.

La frecuencia de mi luz entró en sintonía y me uní a ellos con el propósito de encontrar luz en medio de la oscuridad.

No lucharemos contra la oscuridad, sino que llegaremos a ella con vibraciones de amor, libertad y unidad.

Somos uno con el universo, vibrando en armonía con la energía infinita. Somos faros de luz, guiando a otros hacia la conciencia y la transformación.



#4310 en Otros
#1256 en Relatos cortos

En el texto hay: cuentos, mensaje, famila

Editado: 16.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.