Sara
Cuando al día siguiente de volver de mis vacaciones llegue a el trabajo, todos se quedaban con la boca abierta al verme después de dos semanas de haber desaparecido, creo que pesaron que había sido despedida después de todo solo tenía una amiga en la empresa y esa era Maddie.
-Joder- dijo Maddie al verme- si que has cambiado.
-Se dice hola perra desgraciada- dije y la abrace apretándola contra mi por bastante tiempo. Había extrañado mi día a día aquí y los momentos que tenía con Maddie. Sin duda había conseguido a una buena amiga.
-Que estas más rellena- dijo extasiada, maldita, parecía estar encantada con mi cambio aunque yo no lo notara.
-Gracias por decirme gorda- rodé los ojos.
-¡Que no estás gorda! -exclamó- solo déjame sentir tus mejillas, están más rellenitas- dijo apretándolas fuerte y causándome dolor.
-Hey basta ¡me duele!- me queje y le pegue un golpe a su mano haciendo reír a Maddie.
-Vale, pero ahora vamos a ponernos serias. ¿Ya pasaste a saludar al cabrón del jefe? Espero que como llegaste cambie un poco su carácter de mierda que ha tenido desde que te fuiste.
-¿Porque cambiara que llegue yo? Le cause la molestia de su vida- susurré para que nadie más me escuchará.
-Que desde que te fuiste él se a puesto peor, o sea todos sabemos de su carácter, pero los días que no estuviste él se transformo en algo mucho peor.
-Claro que debe estar más molesto, de seguro necesita que alguien haga las cosas por él.
-Tal vez- dijo Maddie.
-Bueno no sé qué saco dándole vueltas al asunto, si no salgo de la cueva del monstruo ve a rescatarme- dije a modo de broma.
Camine por el gran pasillo que daba a su oficina y deje mis cosas en mi escritorio que se encontraba afuera de ella. Tome mi nota de apuntes junto a un lápiz y golpee la puerta de una vez por todas.
-Pase- escuche y sin duda era él, mierda estaba muy nerviosa. Volví a tomar aire, entre y quede frente a su gran escritorio. Puse mis manos atrás de mi espalda a modo de evitar que se vieran que estas tiritaban sosteniendo la libreta de notas y mi lápiz.
-Señorita- saludo y yo solo asentí.
-Buen día señor, hoy tiene una junta con el señor Hannes Smith y con su amigo Frank ¿es necesario retrasar o cancelar alguna? - pregunté y evite mirarlo concentrándome en mi libreta.
-Cancela con Hannes y confirma con Frank, sólo una cosa- dijo y se paró al frente mio, yo seguía con mi mirada hacía abajo- cuando te hablo quiero que me mires, ¿entendido?- levante la mirada y me sorprendí al encontrar sus ojos azules inyectados en sangre, marcadas ojeras bajo estos y su piel muy pálida.
-Entendido- respondí.
- No necesito nada más, retírate- dijo volviendo a sentarse detrás de su gran escritorio. Salí rápidamente de su oficina y me senté en mi puesto. Me costaba aceptar su hostilidad contra mi, me había acostumbrado a que me tratará con cariño.
----------------
Kennet
-Miren nada más, el rey a llegado- se burló Frank al verme llegar al lujoso restaurante.
-Idiota- bufé. Me senté al frente de él, inmediatamente llego el mesero con la carta a lo que pedí y finalmente nos dejo solos.
-Luces como la mierda amigo, ¿problemas en la empresa?- dijo y tomo un trago de una bebida de color ámbar.
-La empresa va muy bien de hecho, estoy sorprendido de lo rápido que ha crecido- comenté. Había empezado mi empresa desde cero, comprando cuantas acciones pudiera y con la incertidumbre de quedar en banca rota. Por suerte me fue muy bien revendiendo las logrando triplicar mi ganancia, el día de hoy ganaba muchos más que el triple.
-¿Y para que me ha citado entonces el gran Kennet Rhys si no es de negocios?¿A caso es un tema romántico?- sonrió coqueto, que estúpido.
-Jamás pensé que pediría un consejo sobre esto y menos a ti.
-Gracias por el alago, guapo- me guiño un ojo. Por Dios ¿cuando este hombre dejaría de ser tan coqueto?
-No eres el indicado, pero tu pasaste por una mierda parecida- pase ambas manos por mi cabello y tome aire -necesito contarte algo, es lo bastante secreto que no me gustaría que ni mi madre ni mis hermanos sepan de esto.
-Bien, intentaré tomarme el asunto con máxima seriedad.
-Creo que es mejor tirarlo sin anestesia. Me estaba acostando con mi secretaria....
-¡Vaya! -exclamó sorprendido-¿Es con Sara? Ya entiendo el porque cuando iba a tu empresa y le coqueteaba no me tomaba en cuenta, ¡la tenias para ti solo!
-Eso no es lo peor de todo, lo peor es que esta embarazada- susurré.
Frank se quedó mirándome por largos minutos.
-Joder, serás padre- dijo atónito.
#301 en Novela romántica
#133 en Chick lit
romance, jefeempleada, romance celos posesivo casada embarazada
Editado: 17.08.2021