Sara
Veinte semanas después...
Hoy me encontraba en la consulta del doctor y agradecía tanto a Maddie que me acompañara. No quería ni pensar como me sentiría si es que estuviera totalmente sola en las consultas, pero tenía una gran amiga que me acompañaba a todas partes. Nos habíamos juntado temprano para desayunar juntas e ir por algunas cosas que me faltaban para el bebé. Ya había comprado la mayoría de las cosas necesarias, pero no las había armado porque se me hacía un lío ver las instrucciones.
-Estas en tu semana treinta, eso quiere decir que ya estas a tiempo de irte de baja por maternidad, es un alivio, ¿no?- supuso el doctor. Si estaba en lo correcto el estómago me pesaba demasiado para caminar por la calle. Solo me faltaban diez semanas y ya tendría a mi bebé por fin conmigo.
-Ya estaba que iba a buscar a Sara en una silla de ruedas para salir, porque no quiere ir a ninguna parte- se quejo Maddie, pero tenia razón.
-Debes entenderme, tengo unos siete kilos más por el embarazo ¡por supuesto que me molesta!
-Tienen a subir de peso en el embarazo pero generalmente se baja cuando se está dando de lactar, así que no te preocupes- aseguró el doctor- bien, vamos a ver como va ese bebé.
Procedimos a irnos a la otra habitación en donde estaba la camilla y el ecógrafo. Me senté con ayuda de Maddie y desabroche mi pantalón de maternidad llevándolo hacía abajo de mi voluminoso vientre.
-Ya es demasiado evidente para mi por lo menos ocultar estos meses, este pequeñín hacía ver su sexo ya a los cuatro meses- dijo el doctor esparciendo el gel por todo mi estomago.
-¿Tan evidente?- pregunté.
-Yo... no te lo he querido decir Sara, pero he investigado mucho sobre como lograr ver el sexo de un bebé por una ecografía, no soy experta pero creo que ya se el sexo- aseguró Maddie.
-Disculpe doctora por no haber investigado lo suficiente- dije con sarcasmo pero luego se me hizo inevitable no reír- ¿con tus conocimientos podrías decirme que supones que es?
-Le falta algo- dice Maddie señalando algo en la pantalla que yo no logro distinguir.
-Por favor no me asustes Maddison. No juegues de esa forma conmigo.
-Estúpida, no tiene pene.
-Efectivamente- ríe el doctor- Es una niña.
Yo ya estaba bastante emocionada antes de saber, pero finalmente teniendo el conocimiento que sería una niña mis emociones se desbordaron haciéndome llorar terriblemente fuerte. Ahora vendría todo el lío de elegir un nombre para ella aunque ya tenía algunos para ambos sexos.
-Ay cariño... Sara ¡joder! Me harás llorar- dijo y me abrazo aun yo estando en la camilla. Me apoye en su hombro lamentablemente mojando su linda blusa con mis lagrimas.
-No me abraces que lloraré más, solo es la emoción de que por fin puedo imaginarme su rostro- dije separándome de ella- creo que te deje un poco mojada.
-No te preocupes, te lo perdonó por ser mi amiga.
-Creo que también tiene otra cosa, algo llamado mucosidad- reí.
-¡Sara!
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He venido a la empresa a buscar las cosas que realmente necesitaba, ya que por fin había sido enviada a casa por la baja por maternidad, me quedaba tan poco que ya no podía con la ansiedad.
Saque de una de la gavetas una carpeta con varios documentos personales y entre ellos lo más importante, la factura de lo que me cobrarían por la instancia cuando tenga a mi bebé.
Cuando creía que me había escapado de ver a Kennet apareció enfrente de mi. Retrocedí por inercia y me lleve una mano al pecho. ¡Joder que susto!
-No esperaba verte por acá, Sara.- dijo Kennet.
-Mmm... si yo solo vine a buscar algunos papeles que realmente me importaban- sentí que la bebé pateó con fuerza la parte baja de mi estomago haciéndome estremecer.
-¿Como te has sentido? ¿Como va todo con el embarazo?- preguntó Kennet.
-Todo bien- respondo extrañada por las preguntas.
-¿Ya sabes su sexo? Yo...
-Lo menos que debiera hablar contigo es de mi embarazo por la razón que ambos conocemos, no cruces esa linea que tu mismo has rayado. Y agradecería que no volvieras a hablarme más del tema porque me pones en una situación incomoda.
Kennet se queda parado y yo paso por al lado de él.
-Sara...No puedo seguir simulando como que todo esta bien.
Me enfrento a él y lo miro con duda.
-¿Porque tienes que simular algo? ¿A que te refieres?
-Yo estoy arrepentido del error que cometí, Sara. Tenía miedo de todo lo que podía significar tener un bebé, jamás tuve tal responsabilidad entre las manos y yo no quería arruinarlo.
-Simplemente tendrás que aceptarlo y seguir adelante con las decisiones que tomaste, aunque no creo que te cueste mucho ya que tienes dinero y es lo que te hace feliz, ¿no?. Revuélcate en tu dinero. Lo único que te asustaba era que podía robar tu dinero ¡me creíste una caza fortunas!
-¡Me importa una mierda el puto dinero!- exclama- no puedo seguir viviendo sabiendo que rechace a una criatura que yo ayude en su formación, ¡Es parte de mi y va a necesitar de mi! No le puedes negar eso.
-Es tu problema Kennet, tu fuiste el único que lo ha impedido, no puedo hacer nada y es lo mejor para todos. Yo le daré absolutamente todo lo que yo no pude tener, no le faltara nada.
De repente se me paso por la cabeza mi niñez, si bien había sido muy feliz con mi madre y nunca me falto nada siempre me sentí con la necesidad de una figura paterna. Vino a mi mente un recuerdo bastante doloroso de mi infancia, resultaba estar en el primaría y era el día del padre, todos estaban con sus padres y yo estaba con mi madre. Todos me preguntaban donde es que estaba mi padre. No sabía cuando doloroso había resultado ser para mi madre ver a su pequeña hija sufrir por algo que ni siquiera había sido culpa suya.
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Editado: 17.08.2021