El Joven que contó sus propias estrellas

Un nuevo reinado

Llegando a palacio ya a la distancia lograron ver la silueta del rey que salía a su encuentro en su caballo, llegó a donde ellos estaban, se lanzó del caballo, abrazó a su hija, lloró con ella y le agradeció al caballero Sebastián por haberle devuelto a su hija.

– Puedes pedirme lo que quieras y te lo daré –le dijo el rey a Sebastián–.

– Por ahora solo quiero que me lleven a mi cuarto, darme un baño y que me curen las heridas –hubo una fiesta en el reino por el regreso de la princesa Destiny, esta no fue una fiesta como las otras, esta fue una fiesta grande, muy grande en la que invitaron a todo el que quisiera venir a palacio de todas partes del reino, esto fue conforme a la petición que el caballero Sebastián le hizo al rey de que permitiera que aquellos que vivían en las aldeas también gozaran por lo menos una vez de una fiesta en palacio. Su majestad el rey pidió la atención de todos los que estaban en el salón de actos de palacio para que supieran, los que estaban allí, lo que él estaba planeando hacer con Sebastián y la princesa Destiny.

Parado delante de todos en medio del salón de actos vociferaba el rey que le ofrecieran silencio y atención.

– Su atención por favor –decía el rey–, quiero hacer un brindis y hacer un anuncio muy importante a todos los que están aquí presente, con especialidad al caballero Sebastián –todos callaron para escuchar lo que tenía que decir el rey que se encontraba muy sonriente en el centro del salón de palacio–. Brindo por el caballero Sebastián, porque nos ha demostrado que intentarlo no es suficiente, las cosas se hacen o no se hacen, pero quien lo intenta no lo logra.

Brindo por su valentía, por su sabiduría, brindo por su determinación. Si hay alguien aquí que se merezca ser llamado el próximo rey del reino Realidad es él, y es por eso que le quiero ofrecer la mano de mi hija en matrimonio –Un silencio aún mayor se hizo en todo el reino, todos quedaron perplejos, Sebastián quedó sin palabras, la princesa Destiny miró a su padre con cara de asombro y el rey miraba al joven caballero esperando una respuesta de éste.

Sebastián dijo que lo pensaría, que le diera Tiempo y que cuando tuviera la respuesta hablaría con él personalmente y le daría la respuesta, el rey le dio un plazo de siete días para que le diera respuesta y el joven lo aceptó. Luego fue donde su anciano padre y le hizo saber lo que el rey le había propuesto para que el sabio le diera su punto de vista.

– Nunca te niegues a la posibilidad de crecer un poco más cada vez que tengas la oportunidad de hacerlo –dijo el padre de Sebastián–. Muchos tienen que salir a buscar la oportunidad de crecer, a otros le llegan solas y solo los que la saben discernir bien la aprovechan. Este es el tuyo hijo, haz que valga la pena –el joven caballero pasó varios días pensando en la propuesta del rey y en las palabras de su padre, fue a hablar con la princesa para aclarar algunas cosas.

La encontró sentada en el patio trasero del palacio pensando en todo lo que había pasado en su vida.

– Hola –dijo el caballero–, necesito hablar contigo.

– Yo también necesito hablar contigo.

– Sé que no te caigo bien y que no te gusta mi compañía, por eso no quiero que te sientas cohibida de decirle a tu padre lo que quieres y lo que no. La verdad es que no quiero nada del reino, no busco ser parte de la realeza, pero sí me gustaría ser parte de tu corazón si me lo permites. Mañana le diré al rey que no me quiero casar contigo si así lo quieres, no quiero obligarte a estar conmigo –No esperó escuchar lo que Destiny tenía que decir, concluyó y se marchó dejándola confundida y con la palabra en la boca–.

Al otro día todo el reino estaba esperando la respuesta del caballero, este llegó ante el rey y cuando iba a responder alguien lo interrumpió diciendo:

– Mi señor, Sebastián no se puede casar con la princesa –Todos en el reino prestaron atención a aquel que se oponía al matrimonio del joven y la princesa para saber por qué se negaba a la unión del joven caballero y Destiny–, él no tiene sangre real, él es un noble, hijo de nobles.

– ¿Es cierto eso joven Sebastián? –Preguntó el rey indignado, pero respondió la princesa en lugar del caballero–

– ¿Padre, sabe alguien aquí como es una persona de sangre real? De seguro todos están pensando como yo pensé al principio, que era una persona poderosa, que debía saber que era de los grandes y no debía juntarse con los de la clase baja, pero no es así; una persona de sangre real es la que sin importar como se vea por fuera, nunca olvidará quien es por dentro, esa persona es Sebastián –todo el reino quedó impresionado de que la princesa hablara así del joven  caballero sabiendo que días atrás ella no lo quería ver ni en pintura, se escuchó un murmullo alrededor pero aun así ella no se detuvo y prosiguió apelando a su majestad–. Padre mío, si no es molestia para ti, en lugar de Sebastián, yo te daré mi respuesta –el rey asintió con la cabeza y la princesa dirigió la mirada al caballero–. Sin importar lo que antes llegaste a pensar de mí, yo siempre he soñado casarme con una persona de sangre real, hace Tiempo comprendí que esa persona eres tú. A mí no me importa quién seas, como seas o lo que seas, lo importante es que nunca dejes de ser tú, porque así es como quiero recordarte, como Sebastián, por ser Sebastián y no otro. Si aún quieres, yo quiero que tú seas mi rey por el resto de mis días –Sebastián la observó por unos instantes en silencio y luego pasó a decirle con los ojos puestos en ella.



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Editado: 28.02.2018

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