Mi nariz olfateaba un olor familiar, sentía que dormía sobre algo cómodo, escuchaba el canto de los pájaros, el sonido de las hojas cayendo, todo eso me hacía creer que estaba en casa, temía abrir los ojos porque sabía que seguía en ese absurdo desafío. Abrí mis ojos resignado a la realidad, llevándome una misteriosa sorpresa, había despertado en mi habitación, ¿había despertado en mi habitación?, ¿todo fue un sueño?, mis pensamientos fueron interrumpidos por una voz - ¡Dante el desayuno está servido! – era la indiscutiblemente la voz de mi madre.
Baje las escaleras con recelo, no estaba completamente seguro si lo que había sucedido era un sueño, mejor dicho, una pesadilla, allí estaban mis padres y mi hermano, sentados esperando que me les uniera para desayunar, los mire con sospecha, pero no lo percibieron, tome mi lugar en la mesa y una tensa conversación inicio.
– Dante ¿estás bien?, toda la noche la pasaste gritando y hablando de un tal “Rey Blanco” ¿de qué se trata?– eso fue lo que mi padre pregunto.
– Sí, estoy bien solo era una de mis viejas pesadillas, no tienen de que preocuparse. – supuse que si les decía eso no continuarían con el tema.
– ¡Nada de no estar preocupados!, si nos preocupamos Dante, es normal soy tu madre, pase mucho tiempo sin ti, no quiero que se repita. – su expresión cambio de calmada a enojada y luego a calmada de nuevo, algo pintaba mal, no era su reacción de costumbre. No seguramente estoy siendo paranoico.
– Lo siento mama, no pensé que les preocupara tanto. – cese de hablar, estaba confundiendo un sueño con la realidad.
Solo se escuchaba el tenedor y la cuchilla chocando en el plato cuando intentaba cortar la carne, para hacer más tenso el momento un leve tosido se me escapo, sus ojos se clavaron en mi como reclamo por el ruido, tragué con dificultad y solté una leve sonrisa. Observaba a mi padre, me perturbaba su mirada, y su repentina sonrisa psicópata, lo miré fijamente– acaso, ¿dije algo gracioso? – le pregunté, sin decirme palabra alguna y fue al lavaplatos, como de costumbre fue el primero en terminar su comida, fregaba el plato, lo seco y ordeno en el sitio donde iba, se proponía hacer lo mismo con el tenedor y la cuchilla, de repente volteo y de un salto clavo ambos utensilios en la cabeza de mi hermano, al mismo tiempo mi madre reía diabólicamente. – ¿Se volvieron locos?, ¡no hagan eso! – les gritaba, con todas mis fuerzas apartaba a mi padre de mi hermano.
Cuando logre quitar a mi padre de sobre mi hermano, este ya estaba muerto, mi corazón se detuvo por un segundo y reacciono de inmediato a una gran velocidad, con la mirada perdida y lagrimas en los ojos veía a mi hermano ensangrentado, tirado en el suelo y en el fondo mis padres riéndose de tal maléfico acto. Tenía dos opciones, dejarme llevar por lo que sentía y vengar a mi hermano, o, salir corriendo lo más pronto posible, era evidente que aun estaba en el desafío, su intención era descontrolarme, pero la sangre, los cuerpos, todo era tan real que dudaba cada momento. Seque las lagrimas de mis ojos, exprese determinación, ellos me miraban pensando que cedería a sus deseos, hice lo contrario, salí corriendo lo mas rápido que pude a la calle, sorpresivamente casi consecutivamente de las casas cercanas salían los demás chicos y chicas, con el mismo gesto de desesperación, todos nos reunimos en un mismo punto, todos a excepción de Bonnie quien todavía no aparecía.
Sin poder respirar, algunos estando mareados y nauseabundos se recostaban a un poste cercano, otros estaban en el suelo casi derrotados, uno por uno, aun con la mirada perdida intentaban decir que era lo que les había sucedido, y el porqué reaccionaron así, después de todo, la historia en todos los casos fue la misma. Fue luego de un momento cuando logramos tranquilizarnos un poco que notamos la ausencia de Bonnie, miramos en todas direcciones esperando que apareciera, pero no presento resultados.
– Sam: Tenemos que buscarla, casa por casa. – apelando a que todos aceptaran su petición, Sam lo expreso con decisión.
– Edward: ¿Espera que?, no sé que tienes en la cabeza, pero eso es suicida, lo siento, pero Tabí y yo tuvimos suficiente de esta tontería, nos iremos adelante, ustedes resuelvan. – Me preocupaba que Edward cada vez se hacía más insoportable.
– Dante: Esta bien, tu y Tabita adelántense, por favor Andreas ve con ellos, Scarlett y Candy también, Sam, Dan, Jim y yo nos quedaremos a buscar, saben que tienen que seguir el camino para terminar esta fase, estén alertas, no sabemos que mas pueda sacar el Rey. – era una orden sencilla, mi único objetivo era que se mantuvieran a salvo, pero.
– Edward: ¡Siempre dando órdenes!, ¿acaso te crees el líder? – tal pregunta me dejo desconcertado.
Editado: 23.09.2018