Corro de un lado al otro de la cancha, como un pato mareado, intentando alcanzar un balón, que no pillaré. No puedo dejar de sonreir. Intento disimularlo, pero sé que él también sonrie al mirarme. Quizá piense que soy una estúpida, que se queda colgada al mínimo gesto. Aparto la mirada, pero me sorprendo una y otra vez mirándole embobada. Solo a sido un beso, me digo, ni siquiera se si de verdad le apetecía hacerlo o eso formaba parte de su plan para burlarse de Lucas. Seguro que para él no ha tenido ninguna importancia. No quiero hacerme ilusiones. Aunque ese beso a despertado algo en mi.
Suena la campana, fin de partido. Noah se acerca a mi, sudando, dándome la enhorabuena por pertenecer al equipo ganador. Haciendo rabiar a Lucas y a sus amiguitos, que desaparecen de la cancha sin decir nada. Solo Julián, nos felicita, siendo consciente que esta vez lo ha tenido más difícil.
Silvia, desde el otro lado de la cancha nos mira asqueada. Se que en cuanto me pille a solas en el vestuario se encarará conmigo.
- Te espero fuera ¿vale? - me dice Noah en la puerta del vestuario.
Voy a mi taquilla, y noto la presencia de Silvia, Ana y el resto de sus mejores nuevas amigas a mis espaldas.
- ¿Que coño querías demostrar con eso? - me amonesta ella.
- ¿Que? ¿Que quiero demostrar con qué? - la replico.
- Besándote con ése en la cafetería, y después cambiando de equipo. ¡Has quedado como una zorra! Cada vez tengo más claro que Lucas tiene razón. Que eres una zorra que pierde las bragas por todos.
Mi cara es un cuadro. Ella, precisamente ella, ¿se atreve a llamarme zorra?- !Me da lo mismo lo que pienses tu, Lucas y su puta madre! Que yo me besaré con quien quiera. ¿Pero quien coño os creéis que sois? - cojo mi mochila y me marcho. Dejándola allí.
- Estas haciendo el ridículo ¿sabes? - la oigo gritar a mi espalda.
Esto ya es el colmo, ¿De que va ahora? estoy harta. Salgo del vestuario no sin antes despedirme de ella enseñando mi dedo favorito.
Noah esta fuera, apoyado en la puerta, y jugando con un cigarro, esperando a salir a la calle para encenderlo.
- ¿Estás bien? - Pregunta preocupado al verme molesta, y yo asiento.
Vamos juntos hasta la salida. Está lloviendo a cantaros. Mi capucha no será suficiente y él ni siquiera tiene, pero no puedo quedarme allí. Tengo ganas de aclarar lo de ese beso, pero me moriría de la vergüenza, si el me dijera que solo ha sido por joder a Lucas, mientras que para mí a sido otra cosa, totalmente diferente.
- ¿tengo ahí la moto, quieres que te acerque?
- ¿con esta lluvia? Nos vamos a matar. Además solo vivo a tres manzanas. No tardaré más de diez minutos. Cinco si voy corriendo.
El se ríe.
-Tres si te llevo yo. ¡Venga cobarde! - Insiste. Abre el arcón donde guarda otro casco y me lo ofrece, sin darme otra opción, que aceptar.
En un momento llegamos a mi portal. Llueve más aún, me bajo de la moto y nos refugiamos debajo del tejadillo del portal. Su pelo esta chorreando, las gotas de lluvia ruedan por nuestras caras, temo que el rímel se haya corrido y ahora este él riéndose de mi cara de panda. Debería irme, pero no puedo dejarle aquí, esperando a que escampe.
- ¿No vas a subir? - me pregunta.
- ¿Y dejarte solo bajo la lluvia?¿Como un cachorrillo abandonado? - digo con tono melodramático, esperando que se acerque de nuevo y me bese o diga algo.
Tuerce el labio, y nos quedamos callados. Parece incomodo, como si no supiera como salir de esta situación en la que se ha metido. Siento que quiere irse, y bajo la cabeza, avergonzada.
- Vas a coger frío. Y yo también tengo que irme o cogeré una pulmonía -. Se sacude la cabeza, desaciendose de algunas gotas, se pone el casco y arranca la moto. - Nos vemos mañana.- dice justo antes de desaparecer.