El killer

13

El maldito zumbido vuelve a sonar, resopló y estiro mi entumecido cuerpo para apagar la condenada alarma del teléfono. Me revuelvo entre las sábanas, mientras busco inútilmente, una sola razón para levantarme. No tengo fuerzas para esperar que ocurra un milagro.

Mis pies pesados como plomo, luchan por deshacerse de las aplastantes mantas, y arrastrándose como un condenado a muerte caminando por la milla verde, logran llegar a la ducha.

El agua tibia, recorre mi cuerpo, igual que su pensamiento mi mente. Intento sacarlo de la cabeza pero creo que me llevará un tiempo. No creo que Noah sea un monstruo, pero Rosalía tiene razón, tiene demasiados demonios, y el solo estaba demasiado colocado el sábado, y solo busca en mi consuelo. No debería hacerme ilusiones con él, no puedo salvarle de su dolor, ni debo permitir que me utilice. Alargo la ducha todo lo que puedo, sintiéndome bien ahí, en mi zona de confort.

Pensar más en ello es una perdida de tiempo. Así que, saco fuerzas de flaqueza y tras secarme, vestirme y arreglar la mata de pelo, salgo a la fria calle, de nuevo en camino al sufrimiento.

Atravieso la puerta del aula, y Noah ya está allí, como si llevara tiempo esperando para pedirme esplicaciones.

- Buenas - saludo sin demasuado ánimo.

- Hi. - pronuncia dejando un incómodo silencio.

Dejo la mochila en el respaldo del asiento, alargando ese momento todo lo que puedo, mientras él, mira esperando alguna palabra.

- ¿Hablaste con Elías?

- No, no quiso escucharme y Dani huyó según me vio acercarme.

- Lo siento.- responde sin inmutarse demasiado.

- Te estuve esperando. No volviste. - pregunta al fin.

Yo solo pongo una mueca, y me encojo de hombros a modo de disculpa.

- Hablé con Rosalía... Me dijo que estuvisteis juntos. - comento arrepintiéndome en el momento.

- Si, nos enrollamos un par de veces ¿Y?

- Y... Nada. Solo era un comentario. - respondo molesta. No sé por qué una parte de mi, esperaba que me lo negara, y que no fuera cierto.

- y ese comentario ¿Tiene algo que ver con que te fueras sin decir nada? - pregunta sin saber a cuánto de que le digo eso.

- Olvidalo ¿Ok?

El me mira atónito. No entiende por que ahora estoy a la defensiva cuando hace un par de días casi nos besabamos.

- ¿Que cojones pasa? -.Dice ahora el también a la defensiva.

No digo nada. Me mantengo en silencio cruzando los dedos esperando que tenga decirme lo que quiera y se vaya, para no flaquear y caer en sus brazos.

-¿que te pasa?

No quiero mirarle. Solo se me escapa una sonrisa sarcástica.

- ¿Se puede saber que te he hecho? - exige confundido

Le miro directamente a los ojos, esperando una respuesta a una pregunta que no he formulado. Por mucho que me duela, no tengo derecho a reclamarle.

Simulando aburrimiento por la espera, apoya su cuerpo contra el respaldo de la silla, cruza los brazos y bosteza mira al cielo.

El reloj parece pararse, haciendo que esos segundos parezcan lentas horas.

- Nada, no me has hecho nada. - Contesto sin tener derecho ni razón para decirle lo contrario.

- ¿me dejas tirado el sábado y encima eres tú la ofendida? Muy normal todo. ¿No?- acerca su cara a la mía, exigente.

- Noah... eh... - no se muy bien que decirle, no quiero hacer el ridículo pidiendo esplicaciones.

- Noah ... ¿Que? ¿Que cojones tiene que ver Rosalía?

Me siento sin ganas, ni fuerzas ni armas para discutir así que decido ser sincera y soltarle lo que pienso sin darle más vueltas.

- Noah, me da igual que te hayas liado con Rosalía y con medio pueblo, pero yo no voy a ser una más. No estoy dispuesta a que te rías también de mi. Te dige que podíamos ser, pero nada más. Así que no vuelvas a intentar besarme.

El me mira como si no se creyera mis palabras..

- ¿Que? ¿A cuento de qué me dices eso?Lo flipo.¿A qué coño viene está escenita de celos ?

- ¿Celos? ¡Vete a la mierda Noah! Primero amenazas a Dani, para que me traiga, después me vienes como un cachorrito herido al que nadie quiere y después me entero de que has estado con la mitad de las chicas que estaban en tu casa.

- Auri, no se que cojones te habrá contado Rosalía, pero yo no me he reído de nadie. Me he enrollado con alguna y... ¿Que?

- Y ... Nada. No estoy pidiendo explicaciones, de a quien te follas. Solo te pido que te olvides de mi.

- ¡Auri!

- ¡Vete a la mierda Noah! Te lo he dicho por las buenas. ¡Fóllate a quien te salga de los cojones! Solo te pido que no intentes nada conmigo, por qué yo no voy a caer en tu jueguecito.

Aprieta la mandíbula, exasperado -Ok. ¡Pues estupendo! ahora también soy un cabrón con las tías.

Aparta la mirada y se recuesta de nuevo sobre la silla ignorandome. Y como una losa que cae sobre mi, empiezan a pesarme todas las palabras que le he dicho.

- ¿Y no lo eres? Dime qué es mentira que has estado con una y con otra, y que pasas de todas cuando te aburren, o aparece cualquier otra.- Ahora si que empiezo a sonar como una tóxica celosa, pero ya me da igual.

- ¿Que? ¡Eres alucinante¡ ¿Acaso alguna era mi novia? ¿Lo mismo estaba comprometido con Rosalía y no me he enterado?

- Eres... Imbécil.

- ¿Imbécil? Mira, no se qué paja mental se haría, pero eso no es así. Si se hizo ilusiónes no es culpa mía.

- Mira dejalo. Esto es absurdo.

- Si ... Bastante. - dice quedándose en silencio unos segundos. - Me gustas ¿Vale? Pregúntale a ella o a cualquier otra se les he dicho eso a ellas alguna vez.

Me quedo desarmada, y él lo sabe. Dejando ahí la conversación cuando la clase comienza. No sé si creerle, ni si quiera sé si quiero hacerlo. Mi vida ya era suficientemente complicada antes de conocerlo a él.

La clase termina, y apenas he podido enterarme de lo que hemos dado. Guardo los libros, con intención a dirigirme al laboratorio, para la clase de física, sin volver a hablar de ese tema con Noah.




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