─Príncipe Rowan Archeus III, qué la paz de Orpheslia descanse sobre sus hombros y nos salve siempre de todo mal─ puedo sentir como sus ojos desnudaban cada parte de mi ser, y me cabe mencionar qué yo no me encontraba mirándole a los mismos. ─Mi nombre es Lilieth Rossemar- ─.
─Señorita Lilieth Rossemary Agarth Ciprés I, es todo un deleite conocerla. En la realeza se habla mucho de usted, considerando qué su familia se ha ganado un nombre debido a la venta de las Gotas Doradas ─ Oh bueno, si ya sabe de mi es todo un progreso. Aunque en la novela Archeus no llega a conocer en persona a Lilieth, no recordaba qué supiera de ella, por lo menos no hasta el momento de la noticia de la muerte de esta. ─¿Qué puedo ofrecerte? ─ sonrió, y le miro directamente a los ojos.
─Quiero qué hagamos un trato, su majestad─ el frunce el ceño, parecía confundido.
─¿Un trato?, ¿qué clase de trato?, pero más importante aún…¿Qué ganaría yo con él?─ la sonrisa en mi rostro aumenta.
─Usted gana su deseada corona de Orpheslia, y yo...Bueno, eso no importa─ puedo jurar qué su cara fue épica al momento de mencionar la corona.
─Oh...Cuéntame más─ puedo jurar qué sus ojos se hicieron más brillantes en ese preciso momento.
─Pues yo...─los gritos de Joseph interrumpieron mi idea, y causaron que tanto Archeus como yo voltearamos para verle.
─¡Lilieth!, oh, por fin te encuentro, amada mía─ la expresión en su rostro cambió rápidamente al ver a su majestad ─príncipe Archeus, qué la paz de Orpheslia descanse sobre sus hombros y nos salve siempre de todo mal─ Rowan miraba fijamente a Joseph, para luego mirarme a mi.
Disimuladamente le susurré.
─Su alteza, ayudeme con este caballero...De lo contrario, no podremos hablar más de nuestro acuerdo─ en mi interior gritaba porque él cediera, en esos momentos es lo único qué me importaba.Quería salir desesperadamente del compromiso con Joseph. Aunque eso significaba vender mi alma al diablo, o en este caso a Rowan Archeus III.
En la historia, aunque parezca muy caballeroso y amable, en realidad es un hombre sanguinario y peligroso. Un demonio en pocas palabras. O al menos yo siempre le creí así, durante todo el transcurso de mi lectura.
Mientras el acuerdo, trato, o lo qué sea qué le propongas a este príncipe, mientras el pueda sacarle provecho, y colocar todo a su favor, siempre va a aceptar. Esperemos qué este sea mi caso.