CASTEL.
Cuando desperté, Ossian ya no estaba en la habitación, y el sol comenzaba a filtrarse por una de las pequeñas ventanas circulares.
Era claro que había dormido demasiado. Ni siquiera el sonido de los clientes y la banda del bar habían logrado despertarme. Al menos había recuperado toda la energía perdida debido a la puñalada que había recibido y al viaje.
Había decidido que me concentraría en llevar a cabo el plan, para terminar con todo el asunto cuanto antes. Ya no pensaría de más, las cosas que estaban fuera de mi alcance, (o que yo quería fingir que lo estaban). Así que haría todo lo necesario para entrar en ese castillo.
Una vez que estuve listo, me dirigí hacia el bar, donde Dina y Ossian se encontraban desayunando.
En cuanto llegué, la rubia me tendió un plato y me saludó.
—Buenos días, Cas. Te preguntaría cómo dormiste, pero es evidente que bien, pues apenas despertaste —dijo alegremente y volvió a sentarse en su lugar.
El príncipe se mantuvo en silencio, concentrado en su desayuno, y no pude evitar sentirme extraño al notar que me ignoraba.
—Gracias, Dina—dije únicamente y me mantuve en silencio.
Recién habíamos terminado de comer, cuando Cupido entró al lugar y puso un periódico sobre la barra.
—Deberían ver esto —señaló la primera hoja.
Todos nos acercamos para leer lo que el anciano nos indicaba.
Al parecer era un artículo sobre los padres de Ossian.
"El rey y la reina, padres del heredero de Lynpantopia y prometido de la princesa Myrcella, finalmente llegarán a Bedland".
Se prevé que los monarcas del reino vecino y futuros aliados pisen el territorio dentro de dos días, y acompañen finalmente a su hijo, el príncipe Ossian, quien ya se encuentra alegremente en el reino, disfrutando de los entretenimientos y paisajes que este ofrece, con el fin de familiarizarse en el que será su nuevo hogar.
Estamos a menos de una semana para que la pareja finalmente contraiga nupcias y oficialicen la unión entre dos de los más grandes reinos. Se espera que la boda sea celebrada tres días después del baile que se dará en honor a la llegada de los reyes de Lypantopia.
Todos miramos a Ossian quien no apartaba la mirada de la imagen del artículo. Observaba con preocupación la fotografía de sus padres y de la princesa Myrcella.
Seguramente debía estar pensando en su boda y en el poco tiempo que faltaba para aquel evento.
—Solo quedan dos días para que estén aquí— susurró.
Sabía que no solo lo decía, porque se nos dificultaría mucho más infiltrarnos en el palacio cuando ellos estuvieran ahí, pues habría el doble de guardias, y un montón de personal organizando las cosas para la boda. Si no también, porque eso significaba que no tenía escapatoria y que de alguna otra forma lo obligarían a casarse.
—Debemos darnos prisa —le sugerí y finalmente volteó a mirarme, mientras asentía—. ¿Ideas?—cuestioné, y él frunció el ceño pensativo.
—No puedo llevarte como mi invitado, dijiste que hay carteles en las calles de alrededor con tu rostro, así que apenas nos acerquemos, te reconocerán —dijo Ossian.
—Sí, soy muy popular por esa zona —respondí con sarcasmo.
—Incluso si ocultamos tu rostro, antes de ingresar al castillo te harán una revisión detallada. La seguridad es muy estricta, sobre todo con los hombres —dijo recargando su barbilla en una de sus manos.
—¿Algún túnel o pasadizo oculto?—Intentaba analizar todas las opciones. No podía trepar por los muros, pues eran en extremo altos y la caída me mataría. Tampoco podía ocultarme en algún contenedor o caja, pues estas también eran revisadas y, aunque el príncipe quisiera hacerse cargo de mi traslado, nadie le permitiría realizar una actividad de ese estilo.
—No conozco los planos del castillo. Incluso a veces me pierdo —admitió con pena.
—¿Y por qué no se infiltran en el baile de bienvenida?—sugirió Cupido, llamando la atención de todos.
—La cosa es hacerlo cuando no haya una multitud que pueda descubrirnos—dije con obviedad.
—O podrían aprovecharse de eso y mezclarse con toda la gente que asistirá—volvió a insistir el anciano y Ossian pareció considerar lo que decía.
—Seguramente será una mascarada, mi madre ama esos eventos —comentó el príncipe con entusiasmo.
—Pero, ¿la seguridad?—cuestioné —. Estoy seguro de que pedirán una invitación.
—Bueno, sí se envía una para explicar los detalles, pero normalmente, mi madre prefiere usar palabras clave como acceso a la fiesta —explicó el príncipe, esperando que entendiera a lo que se refería.
—¿Palabras clave?—pregunté alzando ambas cejas con impaciencia.
—Sí, en la fiesta pasada fue “lago de jacintos”.
—¿Lago de Jacintos?—repetí y él asintió.
—Fue el sitio donde mi padre le propuso matrimonio —explicó Ossian.
— Increible—dije con sarcasmo—. ¿Tienes idea de cuál será esta vez?
—Peonia—respondió con rapidez —. Al menos eso fue lo que mi madre me contó cuando hablamos sobre el baile.
—¿Su flor favorita?—dije y él asintió.—¿Entonces quieres decir que ese día podremos entrar directamente al castillo, solo fingiendo que asistimos al baile, y siempre y cuando realmente esa sea la palabra?—cuestioné y asintió un tanto dudoso—Suena demasiado conveniente, dime, ¿dónde está el problema en todo esto?
Ossian pareció dudarlo por unos segundos, pero finalmente habló.
—Es un baile de parejas—dijo únicamente.
—Seremos dos, y según lo que sé, eso es una pareja —respondí intentando mantener la calma.
—Lo normal en ese tipo de eventos es que sea un hombre... y una mujer —dijo y me mantuve en silencio un rato, analizando el punto al que quería llegar, hasta que finalmente lo comprendí y negué con rapidez.
—No—dije únicamente.
—Ay, vamos, Cas, es un pequeño esfuerzo —intervino Dina, mientras intentaba contener la risa.
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Editado: 19.06.2025