Al llegar al sótano, Elden, sin decir ni una palabra, sacó una llave antigua y abrió una extraña puerta. Al abrirse, los Guerreros se quedaron en shock: aquella puerta los llevaba a un castillo en medio de un bosque realmente hermoso, con árboles imponentes y flores de colores vibrantes.
—¿Qué es este lugar? — preguntó Granger, incapaz de ocultar su asombro mientras sus ojos se llenaban de una mezcla de curiosidad y maravilla.
Elden se volvió hacia Damián con una leve sonrisa en los labios. —¿Por qué no se los explicas tú, Damián? —dijo, dejando en claro que este era un momento importante.
Damián, aún sorprendido por lo que tenía ante sus ojos, trató de encontrar las palabras adecuadas. —Se le conoce como "Yok'ib B'alam" (yo-keeb ba-lam), o en español como “El mundo de los vivos”— explicó, con su voz reflejando tanto admiración como incredulidad.
Dylan, frunciendo el ceño, se adelantó con una expresión de confusión. —¿El mundo de los vivos? ¿Qué no ese mundo es este? Estoy confundido —admitió, sintiendo que cada respuesta solo traía más preguntas.
Damián asintió, comprendiendo la confusión de Dylan. —El mundo de los vivos es un mundo espiritual creado por los dioses, al que muy pocas personas pueden acceder. Los habitantes de este mundo son seleccionados por los dioses, individuos cuyo poder y habilidades les han permitido trascender la existencia mortal. Lo que no entiendo es cómo es posible que tengas una entrada a ese mundo en tu sótano, Elden. Creí que solo los muertos podían entrar —dijo Damián, su mente estaba abrumada por la magnitud de lo que estaba viendo.
—Este portal fue creado por los Titanes para que los guerreros entrenaran sin desestabilizar el mundo terrenal. No está conectado directamente con el Mundo de los Vivos; si fuera así, los dioses sabrían que estamos aquí. Por eso hay una barrera que nos hace indetectables. Aquí entrenaremos su poder. Entiendo que es mucha información que procesar, pero la primera lección que les daré es: mantengan la mente abierta. Deben creer en lo imposible y entender que todo lo que creían un cuento, atravesando esta puerta, puede ser real. No intenten buscar la lógica en lo que verán, porque no encontrarán respuestas lógicas. Aquí, todo lo que crean imposible puede ser posible— Elden respondió con una seriedad que capturó la atención de todos.
Los chicos, aunque ya se sentían abrumados, se mentalizaron para entrar en un nuevo mundo lleno de cosas desconocidas. Estaban ansiosos y asustados al mismo tiempo, sus corazones latían con fuerza.
—Bueno, entonces, adelante —dijo Elden, haciéndose a un lado.
Los Guerreros dudaron por un momento antes de entrar. Dylan fue el primero en dar el paso, su determinación era visible en cada movimiento. Damián lo siguió de cerca, aún de la mano de Granger, quien entró justo detrás de él. Tristán estaba a punto de cruzar cuando notó que Eshne se había quedado atrás, mirando aquel mundo con una mezcla de miedo y fascinación.
Tristán se acercó a ella con suavidad—¿Está todo bien? —preguntó con su voz cargada de preocupación, y sus ojos buscando los de ella.
Eshne lo miró con una expresión de vulnerabilidad que pocas veces mostraba. —No, no está nada bien. No sé si quiero entrar ahí. Estoy asustada y lo único que quiero es regresar con mi hermana —confesó con su voz quebrándose mientras hablaba. Sentía una conexión inesperada con Tristán, una confianza que no podía explicar.
Tristán asintió, entendiendo completamente los sentimientos de aquella chica —Te entiendo. Yo también estoy asustado —admitió con su mano temblando ligeramente mientras tomaba la de ella. La miró a los ojos con una sinceridad que la conmovió. —Pero sin importar qué, puedes confiar en mí. Sé que apenas nos conocemos y debes pensar que soy un chico extraño, pero te aseguro que no me separaré de tu lado, sin importar qué. Cuenta conmigo para lo que necesites. Yo también extraño a mi familia y deseo volver con ellos, pero no es posible, no por el momento. Lo siento, quisiera poder cambiarlo, pero ahora solo podemos contar entre nosotros. Déjame estar a tu lado y ayudarte, ¿sí? Entrégame tu miedo, yo cargaré con él para que tú no tengas que hacerlo.
Eshne se quedó en silencio, sin saber qué decir. Las palabras de Tristán la conmovieron profundamente. Sin pensarlo, se lanzó a sus brazos, abrazándolo con fuerza. Tristán correspondió aquel abrazo con igual intensidad, sintiendo que, por primera vez, tenía un propósito claro.
—Gracias —susurró Eshne, sintiendo una paz que no había conocido en mucho tiempo. El calor del abrazo de Tristán le quitó un gran peso de los hombros, y por primera vez en mucho tiempo, sintió esperanza.
Después de aquel abrazo, ambos chicos, aún tomados de la mano, cruzaron la puerta, donde los demás ya los esperaban. Al traspasar el umbral, una sensación de energía desconocida los envolvió. Era como si sus cuerpos se cargaran con una electricidad invisible, vibrante y poderosa.
—Chicos, ¿soy solo yo o están sintiendo algo extraño en sus cuerpos? —preguntó Dylan, su voz llena de asombro y un leve temblor. Damián se volvió hacia él, con el ceño fruncido, asegurándose de que su Dylan estuviera bien.
—No sé si sea lo mismo que estoy sintiendo yo, pero definitivamente algo cambió en mí. No sé cómo explicarlo —respondió Granger, mirándose las manos, que temblaban ligeramente con la nueva energía.