Seguí mirando el pasillo vacío sin poder creer lo que acababa de pasar, hasta que caí rendida al suelo de rodillas. Kyle me había engañado todo este tiempo, al no intentar defender las acusaciones que le decían cada vez lo veía más claro, sólo me salvó y me trajo de vuelta para intentar conseguir el indulto y evitar las consecuencias que atraerían el haberlos traicionado. Me sentía utilizada y traicionada por la persona que creía que conocía.
Oí a Eric acercarse a mi espalda, casi había olvidado que estaba tras de mí. Me ayudó a levantarme y caminar de nuevo hasta la puerta de mi habitación.
-Deberías descansar. Te traeré algo para cenar y por la mañana pediré que te dejen hablar con él si lo deseas- dijo mientras abría la puerta dejándome ver el interior del dormitorio- Yo tampoco creo que haya hecho nada de lo que le acusan.
Lo miré unos segundos sin decir nada, hasta que me decidí a volver a mirar el interior de la habitación dando un paso hacia adelante, miré a mi alrededor intentando reconocer lo que había, pero solo me resultaba un poco familiar.
Era un dormitorio sencillo con una cama y un par de cómodas, además de un gran baúl a los pies de la cama. No era una habitación muy grande, pero sí bastante acogedora.
La luz de la luna alumbraba una de las cómodas, dejándome ver algunos objetos personales que había sobre ella. Me acerqué para verlo de cerca y tomé un collar, del que colgaba una pequeña piedra blanca sujeta a la cadena con un metal que la rodeaba. Después miré las fotos que había junto a él, reconociéndome en varias de ellas, junto a Eric y la chica que estaba antes con él. Nos veía a los tres felices en alguna playa solitaria, con piedras blancas por toda la orilla, iguales que la que había en aquel collar.
Miré la imagen de la chica con detenimiento intentando buscar en mi memoria algo sobre ella, y al igual que me pasó con Eric, su nombre vino rápidamente a mi cabeza. Hillary.
Me giré hacia la puerta, viendo como Eric me observaba desde allí, apoyado en el marco con los brazos cruzados sobre el pecho, extendí la foto hacia él para que la viera.
- Se llama Hillary, ¿verdad? - pregunté con algo de emoción por ir recordando cosas poco a poco.
Eric se acercó a mí lentamente tomando la foto de mis manos y la miró unos segundos antes de observar una leve sonrisa en su rostro.
-Sí, es mi hermana Hillary - respondió sin dejar de mirar la foto - Aún recuerdo este día, pasamos muchas horas andando para llegar a este lugar. Fue un día increíble - en ese momento alzó la vista, mirándome directamente a los ojos - Quería que recordaran ese día para siempre, por eso hice esos collares - dijo señalando la cómoda. Me giré para volver a tomar el collar y lo observé con un leve suspiro.
-Lo siento... No lo recuerdo - dije con un hilo de voz aun dándole la espalda.
Sentí su mano sobre mi hombro obligándome a girarme de nuevo hacia él, ofreciéndome otra vez esa sonrisa.
-No pasa nada, poco a poco irás recordando - dijo con amabilidad - Lo que importa ahora, es que vuelves a estar en casa.
Después de un rato mirando el resto de cosas que se encontraban en la habitación, Eric salió a buscar algo para comer. Cenamos sentados en la cama mientras hablábamos de cosas sin importancia, solo por intentar que estuviera a gusto de nuevo en aquel lugar.
Casi olvidé todo lo que había ocurrido con Kyle cuando me quedé dormida sin darme cuenta.
A la mañana siguiente me costó unos minutos recordar dónde estaba, miré a mi alrededor y noté que Eric no estaba en la habitación, y sentía como si hubiera dormido días enteros.
Al salir de la habitación comencé a caminar por los largos pasillos sin saber muy bien dónde iba, esperaba encontrarme con alguien, pero no fue así, hasta que llegué a un jardín interior del castillo. Vi a Aldair sentado en un pequeño banco frente a un árbol, con los ojos cerrados. Junto a él había una pequeña fuente y sólo se escuchaba el rumor del agua. Me disponía a darme la vuelta cuando su voz me sorprendió.
- ¿Me buscaba señorita? - dijo aún sin abrir los ojos.
Dudé unos segundos antes de acercarme a donde estaba.
-No precisamente, sólo visitaba el castillo - dije sin darle mucha importancia - Esperaba recordar algo más por mi cuenta.
Tras decir esto, el anciano me miró mientras se levantaba apoyándose en su bastón, y comenzó a caminar.
-Creí que podría estar interesada en hablar con el señor Collen. - sus palabras me pillaron por sorpresa, y recordé todo lo ocurrido la noche anterior.
Bajé la mirada, pues no sabía si quería hablar con él, me sentía dolida y utilizada después de lo que hizo, pero algo en mi interior quería que todo fuese mentira. Después de todo lo que había pasado, simplemente no podía creer del todo que hubiera hecho eso de lo que le acusaban.
-Asumo por su silencio, que no estás segura de querer ir - las palabras de Aldair me sacaron de mis pensamientos, y solo pude negar con la cabeza - De acuerdo, pues sígame. Me gustaría mostrarle una cosa.
Lo seguí caminando por los pasillos, unos pasos por detrás, recorrimos el castillo casi completamente hasta llegar a una puerta con una gran cerradura que impedía su paso, al mismo tiempo que dos guardias, uno a cada lado de la puerta. Al acercarnos, Aldair sacó del interior de su túnica un conjunto de varias llaves, y abrió la puerta con una de ellas.
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Editado: 23.03.2024