El Legítimo Rey

Hasta el último aliento

—Belkysna, no te detengas, vamos no te rindas, debemos seguir alejándonos de ese lugar—, dijo Sofía mientras se servían mutuamente de muleta una de la otra.

— Perdóname Sofía, pensé mal de tí, si salimos de está con vida, hablaré bien de ti a la reina y seguro te dejará volver, trabajaba en el palacio antes de ser raptada—, agregó Belkysna, mientras se apoyaba con una brazo de los hombros de Sofía y con la otra mano sujetaba su pierna que no dejaba de sangrar.

— Lo lamento Belkysna.
—llamame Belkys por favor, así me dicen mis amigas.
—gracias Belkys, me alegra tenerte de amiga, lamento no poder sanarte, estoy muy débil, no queda mágia en mí.
— Lo sé, descuida, es más de lo que puedo hacer yo, por eso era solo la guarda espalda de la familia real, soy una guerrera.
— La familia real elfa?, acaso alguna de...
— Si, protegía a Stunic, no es heredera al trono pero es prima tercera de la reina, la niña tiene gran poder, tanto que desde que empezó a usar su mágia fué perdiendo algunos sentidos, empeoró todo cuándo su mágia creció y supimos que era una potenciadora increíble, ella puede convertir al más débil de los elfos en el más poderoso, solo con decidirlo.

— Creó que los perdimos, entrar en ese riachuelo para borrar nuestras huellas fue una excelente idea.

— No es nada Sofía, estamos entrenados para eso y más, la verdad tu eres quién me tiene sorprendida, no sé cómo has vivido tu sola todo este tiempo.

— Pues mi padre me enseñó que sin importar que tan mal estés, siempre habrá alguien que necesite de tu ayuda, siempre habrá alguien que esté peor que tú, así qué esas personas simplemente llegaban a mí.
— llegué a sentirme parte de ese pequeño pueblo perdido, me sentí amada, siempre me llevaban de comer, la verdad no me faltaba nada.
— Que hermoso Sofía — dijo Belkys sentándose en algo que parecía una cueva de oso, aquí podremos pasar la noche y recobrar fuerzas.
— Sabés Belkys, a pesar del frío, esto es mejor que las celdas.
— Claro que sí, mañana comeremos algo e iremos al reino de los elfos, la reina nos ayudará.
— La reina Elfa debe saber qué pasa, pero no a hecho nada para ayudar.
— No puede, debe ser cuidadosa, algo turbio está pasando, y es peor de lo qué tú príncipe creé, están sacrificando elfos, no sabemos aún si es solo por robar nuestra mágia o algo mucho más macabro, un movimiento en falso de la reina y podría desencadenar una guerra.

— Ya dejó de sangrar tu herida, excelente, mañana seguro podré hacer algo más por tí Belkys— dijo mientras le vendaba la herida.
— Gracias, realmente eres muy útil amiga, hay algo que me da curiosidad, ¿cómo te enamoraste del principe si siempre estuve inconsciente?.
—La verdad no siempre, a las pocas semanas de llegar ya reaccionaba, no se exactamente que me hizo enamorarme de él, pero es un luchador, nunca se dió por vencido, cuándo ves sus ojos no puedes más que ver bondad en ellos.
— Claro, dicen que los ojos son el espejo del alma ¿no?.
— Si eso es cierto, entonces Terryus tiene el almas más pura que haya visto, además es muy apasionado.
—¿Apasionado?, ¿te acostaste con él?.
—¿ no lo dije en la celda?, pensé que lo había mencionado.
— no lo sé, la verdad nunca te escuché con mucha atención, siempre pensé qué solo balbuceabas o te hacías la víctima, pero si hiciste "eso", puede qué ese sea el motivo de porque no haya muerto aún, debes encontrarlo rápido, la mágia se irá desgastando de a poco, la sangre en sus venas le robará la escencia hasta acabar con su vida.

Luego de estos, ambas encendieron un pequeño fuego, hacía demasiado frío, sabían que se arriesgaban a ser vistas, pero de no hacerlo morirían de hipotermia.

Al otro día a primera hora, antes de que saliera el sol, dejaron la cueva y siguieron con su recorrido, sin duda alguna las seguían buscando, debían alejarse mucho más, después de unas horas de sueño y de haber comido unas moras que encontraron de camino, se sentían mucho mejor.

— Estás segura de usar tu magia Sofía, aún estás débil, yo puedo caminar, reservar tus fuerzas.

— Descuida, sólo quitaré las vendas y depositaré algo de Poder.
Ambas se detuvieron a espaldas de un gran árbol, cuándo empezaron a escuchar ruidos a lo lejos.

— ¡¡Están por allá!!— grita un guardía, señalando su ubicación con la mano.

—Corre Sofía!!
— No me iré sin tí, ¿recuerdas?.

rápidamente Sofía depósito todo el poder que había acumulado hasta ese momento en Belkysna.
— Pero ¿Qué has hecho?.
— Tu sabes pelear mejor que yo, si nos alcanzan, tendremos alguna esperanza de vivir.
Belkysna sintió sus fuerzas volver, y sus heridas sanarse, Sofía era más poderosa de lo que ella había pensado.

Corrieron varías horas río abajo, cientos de guardias le perseguían, pero estaban decididas a hacer todo lo posible por escapar o morir en el intento.

— Estoy agotada, tengo que descansar, no puedo más— dijo Sofía, que empezaba a pensar que tal vez exageró con la cantidad de poder que colocó en su amiga.

— Sí te detienes ahora moriremos, no te rindas Sofía.
— Son demasíado, ya nos pisan los talones, yo a penas puedo respirar, no tengo tu resistencia, nos alcanzarán, una de las dos debe salvarse, no me quedan fuerzas.

— si nos capturan, podemos volver a esperar y escapar nuevamente, nos necesitan— Señaló Belkysna, mientras observaba la respiración forzosa de su amiga, realmente no podía seguir y tampoco tenía tanta fuerza como para cargarla y seguir huyendo.
— No voy a dejarte, estaremos juntas hasta el final.

—Sofia la miro, sintiéndose culpable, ella no podía seguir pero Belkysna podría escapar sola.

— Vete por favor, a mi no me matará, nunca lo hacen, todos necesitan un médico.

— No me convences, no lo harás, no te dejaré a tu suerte.
Belkysna hizo lo único que podía en ese momento, tomó el brazo de Sofía, lo cruzó por arriba de su cuello e hizo de muleta para su amiga, daría su última aliento intentando escapar. 
pero sin remedió fueron rodeadas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.