Malquiur llamo a Aredia y le pidió presentarse a la casa temprano, afortunadamente el juego de ropa elegido como uniforme estaba limpio, se lo puso y fue para allá llevando en el bolso uno de los frascos de conservas de Simón y galletas saladas.
-¿Señor Malcon?-llamo.
-¡Ya voy!-se oyó desde el piso de arriba-¡Espera en el estudio, a la derecha!
A su derecha en medio del recibidor había unas puertas de robles amplias, las empujo para entrar y casi se va de espaldas, el estudio era una habitación alta y acogedora con chimenea, escritorio, sillones, butacas y las paredes forradas de libreros llenitos de libros.
-Me morí y me fui al Cielo.
-Perdona por hacerte esperar.
Ya le iba a decir que ojala hubiera tardado más cuando lo miro y se llevo una segunda sorpresa aun mayor: el señor Malcon se había puesto un traje entero, negro pero con corbata purpura, y se había amarrado el cabello, estaba muy elegante y también muy incomodo, sin duda no acostumbraba usar prendas así.
-Wow, yo…no sé qué decir.
-No digas nada-se aflojo el cuello-iremos a la corte y no me dejan entrar con mi ropa de mago.
-Ya veo-tenía sentido-¿Qué vamos a hacer allá?
-Vamos a declarar contra Fred y Steve-Aredia parpadeo-los dos que te mande a espiar cuando nos conocimos.
-¡Ah!, ¡Los del fraude de los fantasmas!, ¿y yo que voy a declarar?
-Mis casos no suelen llegar a los tribunales públicos, te tomaran una declaración en privado y eso sería todo-se acomodo las mangas-vamos, no hay que llegar tarde.
El edificio del juzgado estaba en el centro y a Aredia le hacía gracia pensar que había expandido sus horizontes más en la última semana que en los dieciocho años que llevaba viviendo en la ciudad, al llegar una mujer en traje de oficio les llamo, tenía el cabello negro con tintes verdes atado en un moño, gafas gruesas y pecas que, junto a su expresión azorada, el daban el aspecto de una rana nerviosa.
-Aredia, te presento a Ethel Frog, fiscal de distrito y una gran amiga.
-Sorprendentemente no tu única amiga-dijo, ajustándole la corbata, luego examino el aspecto de Aredia-encantada, tú te ves bien.
-Gracias.
-¿Qué edad tienes?
-Dieciocho, señorita.
-Es una asistente muy capaz.
-Se debe ser muy capaz para aguantarte-saco un pañuelo y le restregó el rostro.
-¡Ethel!, tras de que me convenciste de usar traje.
-Es lo mínimo que podrías hacer para que te tomaran en serio, ni sé porque te ayudo.
-Sí que lo sabes-dijo, con una de sus sonrisillas taimadas-Lady Freak.
-Oh, cállate-pero se le escapo una risilla-entremos.
Aredia solo había visto tribunales en series de televisión y el hizo gracia lo bien representadas que estaban, largos pasillos, salas de jurados amplias y luminosas, gente en traje al por mayor, pero su asunto no era por allí, Ethel les llevo a las oficinas al fondo del edificio y les puso al tanto del caso, lo que estuvo muy bien porque Aredia no sabía casi nada al respecto.
Fred y Steve eran dos estafadores que concibieron el singular recurso de alquilar unos apartamentos en pésimas condiciones, aquellos violaba muchas reglas de salubridad y seguridad pero los alquilaban baratos y a gente en extrema necesidad, cobraban el depósito y el primer mes por adelantado y luego, valiéndose de trucos, convencían a los inquilinos de que sus hogares estaban embrujados, les hacían huir y se embolsaban las ganancias, no había denuncias, sus víctimas eran gente pobre, a veces ilegales, tan asustados del sistema como de los supuestos fantasmas.
Pero alguien, de forma anónima, se atrevió a llamar a Malquiur y el detective de lo paranormal se puso en el caso, la conversación grabada por Aredia y los hallazgos hechos por él le permitieron pasar una orden para que registraran sus departamentos y al hallar el material de sus trucos los arrestaron, en eses momentos esperaban juicio por numerosos cargos de estafa y fraude.
-Lo único que tienes que hacer es contarnos lo que oíste-le dijo Ethel-no tendrás que verlos y ellos no te verán.
Editado: 18.02.2019