El Libro de las Especies

08-El Legado de Grimm

-Te apuesto a que no nos mirarían tanto si fuéramos una pareja interracial.

-Cariño, por favor.

 

Grimm y Divine aguardaban en la sala de espera del hospital, Divine se había sentido enferma los últimos meses y tras algunos análisis les habían llamado para recoger los resultados en persona, cuando salían de la feria Grimm se ponía una capucha elegante que cerraba con su medallón, le cubría del sol, Divine se engalanaba con alguno de sus vestidos favoritos, los que tenían brocados y joyas de fantasía y le daban el aspecto de una pirámide de pastelillos.

 

-Señor y Señora Vezel, por aquí.

 

La doctora les atención en su oficina, Grimm se quedo de pie para que Divine pudiera usar ambas sillas.

 

-Cálmate, cielo, algo debió caerme mal.

-Pero si has estado comiendo menos y te cansas mucho, doctora, ¿saben ya que tiene mi esposa?

-Esto puede serles una gran sorpresa-le dijo-señora Vezel, no está enferma: está embarazada.

-¡Oh!-Grimm se quedo de una pieza-¡Dios mío!

-Esta… ¿está usted segura?

-La radiografía lo comprueba, tiene casi ocho meses.

 

Como no había sido una radiografía tomada con ese propósito estaba algo difusa pero no había lugar a errores, había una pequeña y adorable criaturilla creciendo en el vientre de Divine.

 

-¡Míralo, Grimm!-estaba hecha un mar de lagrimas-¡Míralo!

-No es tan inusual en una mujer con su peso-siguió la doctora-he oído de casos donde llegan a dar a luz sin estar enteradas.

-Había dado por sentado que no podíamos…

-Quisiera que la señora se practicara unas pruebas más para saber en qué estado se encuentra el bebe.

-Por supuesto-deslizo un dedo largo por el contorno de la radiografía-las que hagan falta, ¿sabe si es niño o niña?

-Es un niño.

-¡Un niño!, ¡Ay, Grimm!, ¡Estoy tan feliz!

 

Dejaron el hospital tan tarde que ya era de noche y Grimm pudo bajarse la capucha, no le importo que se le quedaran viendo, estaba aturdido, felizmente aturdido, ¡Por Dios, iba a ser papá!, por también estaba asustado, terriblemente asustado, de no estar listo, de fallarle a Divine y, lo que sería peor que cualquier cosa, de que su hijo heredara su enfermedad.

 

-¡La cara que van a poner todos cuando demos la noticia!, hay que conseguir tantas cosas, habrá que sacar mi tocador para darle espacio a la cuna, y tendré que dejar de hacer mi acto por esa dieta que me dejo la doctora, no sé cómo voy a perder quince kilos en un mes.

-Divine… ¿puedes?-se detuvieron-dame un momento, por favor.

-Oh, cariño, estoy tan emocionada que no te he preguntado como estas tu.

-¿Yo?, no podría estar más feliz-apretó sus manos-lo siento, mi cabeza es un torbellino ahora.

-Vamos a estar bien mientras estemos juntos.

-Así es-la beso y apoyo su frente contra la suya-te amo más que a mi vida.

 

Eran igual de altos pero mientras Divine era oronda, rosada y monumental, Grimm era larguirucho, pálido y lastimero, no era raro que la gente se les quedara viendo.

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Unos días después, en la cafetería Horus…

 

Los sábados cerraban al medio día, Aredia y Cristy ya estaban terminados de limpiar y recoger todo cuando la primera escucho a la segunda hacer un ruido como de resoplido alarmado, como si hubiera visto una cucaracha dentro de un vaso.

 

-Ari, dime que ese tipo no te está buscando.

-¡Señor Grimm!-el alto caballero le saludo desde el ventanal-¡Pase!, ¡que sorpresa!

-Iba a visitar a Malquiur pero le llame antes, dijo que no estaba disponible y me dio esta dirección.

-Oh, ya-mentira, si estaba disponible pero tenía a Grech escondida en su casa.

-¿Acaso llegue en mal momento?



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En el texto hay: especies sobrenaturales, detective, magia

Editado: 18.02.2019

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