59-Una Hora

Desde que Aka´Magosh se estableciera, una línea militarizada vigilaba la ciudadela a cosa de kilometro y medio de distancia, llevaban meses esperando quien sabe qué y ahora que lo sabían no podían dejar de distraerse con el dragón que se paseaba frente a ellos.

-¡Disculpe!-un general en exceso condecorado le llamo-¡Estamos todos listos!

-Paciencia, cuando vean la señal deben dirigirse a la ciudadela sin armar alboroto, al llegar encontraran que los civiles se han refugiado y la resistencia será mínima.

-¿Y los zombis?-pregunto un soldado.

-¡Silencio, Pelaez!

-No los hay, recuerden que su misión es rescatar a estas personas, son ciudadanos iguales a ustedes.

-¡Señor!-grito un observador-¡Las arañas!, ¡Se retiran hacia el bosque!

-Justo como dijo-miro al dragón y asintió-¡Ok, todos a sus puestos!

-Vamos bien-dijo Simón, que iba encima de Antagon.

-Cien años o una hora, lo que suceda a continuación está en manos de Aredia.

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Meirili no lograba localizar ni a Elijah ni a Grech, de modo que, asaltada por un funesto presentimiento, corrió a su recamara a revisar sus otras libretas, entro de prisa y no cerró la puerta.

-¿Qué ocurre?-miro un par-no, no, no, esto no puede estar pasando.

-¿Tus esperanzas se derrumban?

-¡Aah, Elijah!-había entrado tras ella-¡Me asustaste!

-Recuerdo haber sentido esperanza, de que mis padres volvieran a amarse y fuésemos una familia otra vez, luego vi que sus cuerpos eran falsos.

-Ya me disculpe por eso, ¿Por qué hiciste que las arañas se fueran?

-Se la verdad, quiero que lo digas, ¿Quién los mato?

-¿A tus padres?-parpadeo, confundida-ya lo sabes, fue Aurelius, por eso tuvimos que…

-También vi lagrimas ese día-Meirili aparto la cara, habían brotado sin querer-quiero la verdad, ¿Quién mato al hechicero, a mis padres, a tantos otros?

-…Tu-retrocedió hacia la mesa, donde estaban sus pociones-fuiste tú, Elijah.

-¿Quién lo provoco?

-Yo-su nigromancia no servía en criaturas tenebrosas tan poderosas, necesitaba uno de los ácidos-yo te provoque.

-Y por eso, ¡somos monstruos!

No le dio tiempo a defenderse, se arrojo sobre ella, tumbando la mesa y desperdigando su contenido, apuñalo su cuerpo con sus afiladas patas y le secciono en partes con sus pinzas, los gritos y el sabor de la sangre le exacerbaban, un regusto terriblemente desagradable lo hizo parar cuando corto su cuello, rezumaba una sustancia alcalina, azul eléctrico, entonces se dio cuenta de que alguien más gritaba.

-¡Por favor!-era Grech, ella y Luka miraban desde la puerta-¡Elijah, por favor, ya déjala!

-No he terminado…

-¡Eso no hará que te sientas mejor!, ¡No te regresara a tus padres!, ¡Esta mal!

-Y si nada de eso te importa, para igual-dijo Luka-en peor estado no puedes dejarla.

Meirili había dejado de gritar pero su cabeza aun estaba viva, que existencia tan repulsiva, mordisqueo su torso hasta extraer el corazón y se lo trago, si de algún modo aun podía usar sus poderes ese cuerpo no le serviría.

-Termine…salgamos de aquí.

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En la arena, el ambiente se caldeaba, el foco de la pelea estaba sobre Tamer y Jhorad, el orco agitaba y daba tajos salvajes con su enorme espada pero el elfo le evadía con agilidad y devolvía con su propia hoja elfica.

-Admito que me pescaste con la guardia baja la otra vez, pero una espada grande es tan inútil como un palo en manos inexpertas.

-¡Te voy a partir en dos!

-¡Solo si consigues atraparme!-ciertamente, lo grande de su espada le obligaba a mantener distancia.

Al margen de estos, el público gozaba de un pilla-pilla entre Tiso y Aredia, el pobre trasgo interceptaba sus estocadas con el escudo y huía, traía por arma una porra pero no quería usarla, estaba seguro de que la chica estaba bajo alguna clase de hechizo y no iba a probar quitárselo con un golpe en la cabeza.