El libro mágico - parte 4

“En el capítulo anterior Baltazar y Elena derrotaron a una bruja que dominaba un dragón negro. En esta ocasión, ambos caminaban por un campo de sal donde el sol les golpeaba en el rostro ardientemente. Aunque Baltazar era un hombre de más de treinta años, Elena, quien era mucho más joven, había empezado a mirarlo con otros ojos más allá de su compañero habitual. Cuando se hizo de noche, las estrellas inundaban el cielo gloriosamente. Era un paisaje completamente romántico así que Elena intentó sostener la mano de Baltazar pero una luz fuerte los alumbró desde el cielo y los abdujo. Despertaron adentro de una nave espacial con seres semejantes a ellos pero de cabellos largos y azulados. Sus rostros eran pálidos con ojos redondos y grandes.

-Venimos en son de paz – dijo uno de los seres, el más masculino de ellos – Solo necesitamos de tu ayuda, Baltazar. Hemos estado observando a qué se dedican y sabemos que tienes un libro mágicol que destruye demonios. En nuestro planeta hay una plaga que está azotando con nuestra raza. A los enfermos les nacieron alas de murciélago y duermen colgados de los pies. Es muy extraño. Ayúdanos, por favor – suplicó el extraterrestre.

-Sería un honor para nosotros ayudarlos – dijo Baltazar.

Entonces fueron hacia aquel planeta e ingresaron a una especie de palacio con murallas muy altas. Baltazar buscó en el libro mágico y encontró un demonio que generaba este tipo de daño en los seres. Era un demonio galáctico que viajaba por diversos universos comiendo estrellas y enfermando a todo lo que tocaba. Baltazar usó su bastón con el diamante rojo y dijo unas palabras. La piedra se encendió y los guió hasta una habitación. Allí empezó a leer las palabras del libro y el demonio se manifestó corporalmente. Era una especie de vampiro con dientes afilados que sobresalían hasta su barbilla. Trató de huir pero explotó en el intento. Los seres estaban muy agradecidos y les regalaron a Baltazar y Elena unas joyas brillantes que aceptaron con alegría. Luego los volvieron a dejar en el desierto de sal. Aquella noche, Elena se animó y sujetó la mano de Baltazar quien le correspondió. Continuará…”

por Valeria O.

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Escrito el 18/05/2019

F A C E B O O K: “Escribiendo entre las nubes”

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