El libro maldito

El villano siempre tuvo la razón

Una vez más tomo la decisión difícil.

Me vuelvo a convertir en la villana.

En mi dolor que nunca alcanzaste a comprender,

decido librarte de mí, 

soltarte para poder ser feliz.

 

Entiendo si quieres gritar.

Y si quieres llorar,

llora hasta que no tengas lágrimas.

Como alguien que ha sufrido,

te aconsejo que lo hagas.

 

Pon a todos los que he amado en mi contra, 

como suele pasar con quienes rompen el ciclo, 

como pasa con el profeta

 que quiere ser profeta en su propia tierra, 

no me puedo quedar para convencerte

 de que yo no soy la mala.

 

¡Así que anda, ve a decirles a todos

cómo te he roto el corazón! 

¡Diles que no tengo sentimientos,

que soy un desertor! 

¡Diles que fui yo quien te ha traicionado, 

 y no escuchó tus llantos, tus quejas y tu dolor! 

 

Diles que yo me alejé porque ya no te soportaba...

La verdad es que ahora importa muy poco. 

Abrazo y acepto este título que me has dado,

porque nadie es villano sin tener un corazón roto. 




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