¡Oh, no te preocupes por mí! Esto sanará.
Puede que no sane hoy, puede que empeore mañana.
Puede que esté moribundo, mas no pretendo morir.
El dolor aún es un infante, le abrazaré y le dejaré vivir.
Le sentiré profundamente y sangraré hasta drenarlo de mí.
Pequeña criatura, ¿por qué te aflige tanto, verme sufrir?
Eso habla más de ti que de mí.
Dime tú, que sangras tanto como yo
y nadie lo puede ver, ¿por qué me sientes lástima?
Tú, que reconoces el dolor en el reflejo de tus ojos
y le rechazas, ¿ya te has quedado sin lágrimas?
Dime tú, que al final del día lames tus heridas,
¿sigues pidiendo perdón por existir...?
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Editado: 14.09.2024