El libro rojo

Extraña ausencia

Por Dalia Luna

Tantos años han pasado pero aun te sigo soñando, ¿puede odiarse y extrañarse a la misma persona a pesar de lo ocurrido?

Dos extraños se conocieron en un mismo lugar.

Dos extraños comenzaron a hablar y empezó a nacer una amistad que pronto se convirtió en algo más.

Uno de ellos tenia una relación pero prefiero entregarse en cuerpo y esencia a alguien que era mayor.

Ella no se arrepentía, pues su corazón supo que entre ambos en ese fugaz momento había amor. 

Pero ahora que el tiempo ha pasado me pregunto si tú habrás experimentado lo mismo en aquel cuarto en esa tarde que anunciaba el fin del otoño y el inicio del invierno.

Quizás sí o quizás no, pues cuando ese momento finalizo y el mundo continuaba su marcha el trato entre ambos cambio.

Con cada día que pasaba la distancia se acrecentó, creando la brecha inicial que los convertía en dos desconocidos.

Eso a ella rompió su corazón, pues sintió que aquella tarde y esos besos para él nada significo y nada la habría preparado para lo que ocurrió a continuación.

La línea estaba trazada, no se necesitaron palabras para saber que ninguno debía cruzarla salvo una mirada ocasional y aquellos encuentros fugaces al verse pasar por aquel lugar.

Con dolor, confusión y resignación acepto los nuevos parámetros en el trato hacia el desconocido

Cuando ella se acostumbraba a la distante actitud hubo otro giro pues ahora el extraño buscaba una cercanía por medio de indirectas o mensajes entre compañeros que tenían en común, al ver que ningún método funcionaba el acoso comenzó...

Primero fue sutil, una pasajera sensación de ser observada, después los imprevistos encuentros en la calle ya fuese al salir de la escuela o en la plaza pero eso solo aumento la inquietud.

Aquella conexión que ambos ignoraban se hizo mas prominente, lo que comenzó como sueños fugaces fáciles de ignorar comenzaron a volverse realidad cuando él aparecía en los diversos escenarios y sin embargo al día siguiente las marcas de sus heridas eran visibles.

La escala fue aun mayor pues los sueños se transformaron en visiones y las visiones le tomaban de sorpresa en la calle provocándole dolor cual vivo fuego hasta que sus cuarzos disipaban el escozor pero a veces la molestia era tan fuerte que ni con agua fría o moviendo su extremidad podía disminuirlo, ¿verdadera conexión o una simple sugestión?

Antes de partir las cosas se tornaron mas sombrías para ambos, pues jugaron un juego extraño, pese a que ella quería alejarse la conexión que ambos tuvieron aquella tarde hacia que su corazón doliese ante la inminente separación.

Cuando ella se fue, él la busco durante mucho tiempo haciéndose pasar por terceros antes de revelarle su identidad revelando su acoso tanto cibernético como presencial en la temporada vacacional que pese a tomar medidas para evitar tratarlo, la persecución se volvió astral.

Algunas noches él aparecía en sus sueños provocándole suspiros interminables haciéndole mas difícil olvidarle, preguntándole a las estrellas, cielo y viento que había hecho ella para merecer todo eso, y si algún día conseguiría su libertad pues al enterarse de su casamiento un fuerte dolor invadió su corazón seguido de confusión

Aquella noche mientras observaba las escasas estrellas artificiales en el techo de su habitación había tres preguntas que herían más su ya tan aplastado ánimo

¿por qué lloraba si él le dijo que su tiempo juntos no significo nada? pensaba entre pesados y resentidos suspiros

¿por qué susurro su nombre con apatía si ella le repitió que lo odiaba? se preguntaba sin dejar de tocar la última carta que él le entrego antes de su partida

¿Por qué llorar por alguien que afirmo que no le amaba? se dijo a si misma entre sollozos en voz baja

El tiempo paso y la mayoría de las heridas cicatrizo, pesé al ocasional acoso entre sus sueños y la meditación ambos continuaron con sus vidas propias hasta que él hizo una nueva y quizás última aparición.

Cada uno iba preparado, dispuestos a afrontar lo que tuviera que pasar o se tuviese que decir pero la situación fue la misma. Un extraño bucle temporal donde ambos se ponían sus trajes para aparentar entre sí que había un desinterés total en lo que el otro dijera.




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