No tengo ganas de levantarme, estoy demasiado Cómoda. Apenas está comenzando el invierno y las mantas están súper calentitas, además de que la última semana no he podido dormir bien gracias a los nervios que sentía por volver
Dejo de revolverme la cabeza con mis pensamientos y me levanto muy lentamente de la cama que ocupaba desde pequeña. Soy algo perezosa, por lo que me tardo en despegarme del cómodo colchón
Ya de pie, voy directamente al baño a hacer mis necesidades. Cuando termino, salgo y abro mi armario dispuesta a cambiarme el pijama
Decido por ponerme unos jeans de tiro alto azules, una remera mangas largas color negra y unas adidas blancas
Después de vestirme me dirijo hacia un espejo de cuerpo completo en una esquina de mi cuarto. No me considero una chica bonita, hay otras que son mucho más atractivas que yo
Arreglo un poco mi pelo castaño y salgo de mi habitación, para seguidamente bajar hacia la planta baja donde se supone que se debe encontrar mi abuela. Aún no entiendo cómo es que le hace para bajar las escaleras, a pesar de su edad ella es una luchadora, y eso es lo que me encanta de su persona
-¿Eres tu querida?- escucho su voz proveniente de la cocina
-Si abuela, soy yo-
De repente un olor muy familiar llega a mis fosas nasales, ese olor fácil de diferenciar y difícil de olvidar. Paso por el umbral de la cocina para encontrarme a mi abuela cocinando de espaldas hacia donde me encuentro
-¿Eso es lo que creo que es?- le pregunto muy sorprendida
-¿Te acordaste verdad?- me responde mirándome sobre su hombro con una sonrisa
-Como olvidarme- inconscientemente empecé a sonreír
-Eso me alegra mucho, mira sobre la mesa-
Dirijo mi vista hacia la mesa, encontrándome con lo más hermoso, que tan solo con una mirada es capaz de alegrarte la mañana. Tomo entre mis manos una de las muchas donas que solo mi abuela sabe hacer, le doy una gran mordida y todos esos lindos momentos vuelven a mi mente como si de diapositivas se tratasen. Puedo sentir el relleno líquido de fresa, aún caliente, recorriendo toda mi cavidad bucal. Puse una cara de completa satisfacción, son muy especiales, ya que mi abuela les pone un cariño que las hace únicas
-Valla, había olvidado lo bien que se sentía probar una de estas donas-
-Me alegra mucho que te gusten querida, después de muchos años lejos quería prepararte algo especial-
-Y te agradezco por eso abuela...por cierto, hoy quería salir a pasear un poco por el pueblo-
-Claro, pero vuelve antes de la media noche, es peligroso salir a esa hora-
-Esta bien...bueno me voy, volveré temprano así nos ponemos al día y pasamos más tiempo juntas-
-Bueno cariño- me dice dándome una sonrisa
Me acerco hasta ella y le doy un beso en la mejilla para después ir hasta la puerta principal, tomar mi chaqueta y salir sin decir nada más. Apenas pongo un pie fuera, una ráfaga de viento helado me recorre de pies a cabeza provocando que me de un leve escalofrío
Comienzo a caminar mirando hacia todos lados, admirando la belleza del lugar. La brisa fresca va en mi contra, parando en mi cara y provocando que mi pelo se sacuda, la única diferencia es que ahora hay más tiendas
De pronto se me viene a la cabeza la idea de pasear un rato por el bosque. Si me paro a pensarlo, no es una mala idea. Dirijo mis pasos hacia el puente que atraviesa el ancho río y lo cruzo
Empiezo a avanzar mirando los altos árboles, inhalo el fresco aire y exhalo. Me relaja bastante estos lugares, me llena con una sensación de paz y a la vez que elimina el estrés de mi cuerpo, me podría acostumbrar rápidamente a vivir aquí
Esa paz se esfuma cuando siento unos arbustos sacudirse, mi mirada viaja rápidamente hasta donde se encontraban y por acto de reflejo tomo un palo que se encontraba en el suelo,junto a mi. Lo sostengo con firmeza hasta que veo como un pequeño zorrito anaranjado sale de detrás de esos arbustos
-Dios, que susto me diste pequeño-
Este solo me voltea a ver e inclina su cabeza hacia un costado, acto que me llenó de ternura, los animales son mi debilidad . El zorrito levantó sus orejas como si hubiera escuchado algo, miró hacia una dirección y salió corriendo en sentido contrario a donde había mirado
Yo por mi parte solo suelto una pequeña risa y decido en volver por donde habia venido, ya que empieza a hacerce tarde y la abuela me dijo que llegara temprano, además de que el bosque es peligroso por las noches. Quien sabe que clase de animales nocturnos salen a cazar, tampoco quiero imaginarlo mucho
Sigo caminando hasta llegar a la casa, abro la puerta y veo que el pequeño Calvin viene a recibirme
-Hola amigo, ¿cómo has estado?- digo agachandome a acariciarlo
Lo tomo en mis brazos y me dirijo hacia la sala donde mi abuela está sentada en uno de los sillones, tejiendo mientras toma una taza de té. Yo me acerco y me siento en el sillon frente a ella, colocando a calvin sobre mi regazo
-¿Que tal te fue querida?-
-Bien, estuve viendo las nuevas tiendas y después fui a dar un pequeño paseo por el bosque-
-Menos mal que llegaste temprano, es peligroso andar fuera por la noche-
-¿Por qué?- le pregunto dejando de acariciar a Calvin y mirándola fijamente
-Hay animales que salen por las noches a cazar, varias veces hemos tenido ataques de algún que otro depredador-
-¿Que clase de animales?-
-Hace algunos años un oso pardo estaba por los alrededores pero sin salir del bosque y asesinó a un chico de 15 años que paseaba de noche. También muchas veces son los lobos, son los que vienen más seguido y son muy malos. Por lo que han prohibido que las personas salgan muy tarde de sus casas-
-Ya veo, no me gustaría nada encontrarme con un oso, me dan mucho miedo-
Mi abuela solo rió y yo le seguí, el solo verla sonreír me llena de alegría. Nos quedamos el resto de la tarde hablando de cualquier cosa y riendo