Amy

  El día estaba soleado, desde la ventana no se lograba ver ninguna nube en el cielo lo cual permitía ver a Amy mejor el hermoso azul que le hacía compañía a las montañas, verdes e imponentes, dignas de mirar todo el día. La chica estaba sentada en su cama, escuchado música y mirando la estantería donde se almacenan varios cuadernos. Sus párpados comenzaron a tornarse pesados haciendo que la música se escuchara lejana, como el simple susurro de una cantante contando su historia, pero en uno de esos leves susurros, escuchó un portazo el cual la hizo despertar de su trance. Se quitó los audífonos para escuchar mejor que ocurría.

—Nora, ábreme la puerta por favor. —Escuchó decir a Luz, su hermana del medio.—¿Qué pasa?

  Amy se colocó de pie y sin calzar bajó al primer piso, dónde se encuentra la sala, cocina y habitación de Nora que es la hermana menor. Llegó hasta la puerta de Nora y miró expectante a Luz esperando a saber que pasaba.

—Hace cómo veinte minutos llamaron del colegio—dijo—me pidieron que fuera por ella, al parecer pasó lo mismo de la última vez.

  Ya habían pasado cuatro meses desde que Nora entró a su nuevo colegio, desde el principio había presentado problemas con dos estudiantes pero ella no había querido decir nada, no hasta hace un mes en el que pillaron a la menor en un salón de clases siendo molestada por estas mismas dos chicas. Amy golpeó suavemente la puerta tres veces.

—Hey, ¿puedes abrir la puerta?—Desde dentro de escuchó un "No".—Por favor Nora, hay que hablar sobre esto.

  No ocurrió nada, ambas hermanas terminaron por rendirse de momento y decidieron esperar a mamá. Durante la cena, Nora comió en su habitación, Luz parecía haber olvidado y Amy simplemente no paraba de pensar en ello. Al día siguiente volvió de la universidad para encontrarse a Nora en casa junto a dos chicas.

—Hola.—Saludó Amy a las tres.—¿Quiénes son?

—Son Carol y Dulce, vinieron a disculparse por lo de ayer.—Contestó animadamente su hermana.

  La chica rubia analizó a esas dos chicas, ambas la miraban con una sonrisa inocente pero ninguna le daba buena espina; ella subió a su habitación, iba a dejar de pensar en ello porque mañana tenía un examen importante. Cerca de una hora después llegó su hermana a casa y fue a la habitación de Amy, las dos habían tenido el mismo sentimiento. Mientras hablaban acerca de una película que se habían visto recientemente, se escuchó una risa estruendosa que no pertenecía a su hermana, las dos bajaron y sin llamar entraron a la habitación. 

  La escena que se les presentó fue su hermana sentada en una silla, frente a ella estaban las dos chicas que no dejaron de reír al ver entrar a las dos hermanas de la chica, Amy giró un poco la cabeza para mirar a su hermana la cual tenía dos líneas húmedas en sus mejillas, indicando el recorrido que habrían dado algunas lágrimas.

—Es momento de que de vayan.—Les ordenó Luz a las visitantes.

—Clsro, supongo que hemos acabado.—Contestó la más alta.

—Nos vemos mañana, querida amiga.—La otra le dio un golpe en la cabeza a Nora, esto acabó con la paciencia de Amy.

  Amy la tomó por el largo y castaño cabello, halando hacia abajo, luego con su mano derecha tomó a la otra chica la cual también cayó al suelo. Los vidrios de un espejo roto por la espalda de Amy calleron al suelo al ser empujada por la fuerza de la más alta, Luz agarró a la pelinegra y la levantó para tomarle con una de las manos las de ella y con la otra halaba con fuerza su cabello, está se quedó quieta. La castaña seguía forcejeando y parecía querer gritar, logró ver unas tijeras sobre la cama, Amy también las vio. Las dos se lanzaron por estas pero la universitaria las alcanzó primero, y las lanzó a otro lado; sin importarle nada en ese momento, tomó uno de los vidrios más grandes para luego, sin pensarlo dos veces, hacer un largo y profundo corte en el cuello de la chica. La soltó y fue directamente hacia su compañera la cual recibió el mismo trágico final.