El llanto de dos asesinas.

Lara

  Se despertó con un fuerte dolor de cabeza, abrió los ojos mientras agarraba su cráneo con fuerza, ¿Había bebido anoche? Por supuesto que no lo recordaba, de hecho no recuerda nada de anoche, solo imágenes borrosas de Nathan, sus amigos y un parque, de resto estaba en blanco. Lara se sentó en la cama y se dirigía hacia el baño y pasó frente a su espejo; gracias a los reflejos vio su camiseta blanca con una gran mancha roja y su cara con salpicaduras del mismo tipo, se devolvió y se apreció mejor. Con temor levantó su camisa y apreció que la sangre no era de ella. 

  Fue hasta el baño y se quitó todas las manchas de sangre, se cambió la camisa y con una despreocupación incrible, que incluso a ella le sorprendía, bajó a desayunar. En la cocina no había nadie, ni su madre ni su hermana, fue al comedor y encontró lo mismo, nada. Subió a la habitación de su madre y la encontró allí. Estaba con medio cuerpo fuera de la cama, las sabanas estaban en suelo y de podía ver el cuerpo de su madre, se acercó a ella, tenía una gran cantidad de sangre en su boca, Lara la agarró del tronco el cual se desprendió de su cadera. Ella instantáneamente se alejó del cuerpo, levantó el camisón de pijama de su madre y vio como su cuerpo había sido partido a la mitad, también vio toda la sangre que antes había pasado desapercibida. Aquella escena le resultaba perturbante, pero... No quería llorar, aunque más que no querer era que no podía.

  Corrió a la habitación de su hermana y la buscó entre el montón de sabanas pero no la encontró, suspiró al no ver sangre no nada por el estilo. Saliendo del cuarto de su hermana, escuchó un grito en el patio trasero de su casa. Se asomó por la ventana, vio la hija del vecino, una pelota en el césped y la piscina inflable que tenían. En ella estaba el cuerpo de su hermana desnudo, acostado y acomodado para que pareciese que estuviera disfrutando el sol, bañándose no en agua sino en su propia sangre. Tenía el rostro desfigurado. 

  Lara se colocó la mano en la boca y se apoyó contra la pared, las imagenes borrosas se convirtieron en recuerdos: recordó lo que le hizo a Nathan, lo que le hizo a su madre y lo que hizo su hermana.



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En el texto hay: muertes, ouija, sangre y odio

Editado: 17.11.2019

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