-Ahora pasemos a nuestro plano existencial, con sus infinitas constelaciones, soles y mundos. Este plano está regido por un creador positivo cuyo nombre para mi pueblo es Dontar. Los humanos, a lo largo de la historia, lo han llamado y personificado de diferentes maneras, según sus culturas, pero siempre nos referimos al mismo. En un principio, si se puede llamar principio a algo que ha sido, es y será eterno, Dontar, nuestro creador, vio su mundo vacío. Decidió entonces crear las galaxias con sus innumerables estrellas y sistemas planetarios. Después vino la vida, distintas especies podían disfrutar de su benevolencia sin que se les exigiera nada a cambio, ni siquiera el buen comportamiento. Los seres creados habitaban un mundo lleno de belleza, ajeno a las pestes que hoy se conocen y ajeno al hambre, al sufrimiento, a la injusticia, al miedo; ajeno a la muerte. Aquellos seres, algunos de los cuales te resultarán muy conocidos, Gabriel, a través de los libros que te envié y que leíste, no le temían a la muerte, pues esta no existía; todos eran inmortales. De esta forma, convivían pacíficamente los primeros nacidos, que son los humanos, con diferentes razas, como hadas, magos, duendes, ninfas, elfos, medianos, enanos... por nombrar algunas de las especies consideradas mitológicas. También existieron muchos otros pueblos que no se pueden encontrar en ningún libro de mitos y fantasías por más antiguo que sea, pues no lograron sobrevivir a la memoria de los tiempos. Fue así que hace muchísimo tiempo, mucho más del que te puedas imaginar, el mundo era una especie de paraíso, y era uno solo. Se hallaba cubierto en su mayor parte de bosques y de selvas vírgenes en donde gigantescos árboles cobijaban a los que por aquella época habitaban la Tierra Primigenia. Dontar era ayudado por cinco de los más poderosos magos, quienes fueron convocados por él en la cima sagrada del Danmajera, el lugar más alto de la Tierra en ese momento–. Estos grandes magos auxiliaban a Dontar a mantener el mundo en perfectas condiciones. Un gran tiempo bello transcurrió, pero algo sucedió. Otro mago, llamado Aldirk, quien era el más poderoso y sabio de los magos, se sintió ofendido al no ser convocado por Dontar para servir en su causa. Entonces su corazón se llenó de resentimientos, y su mente, repleta de conocimientos, se oscureció dando lugar a pensamientos negativos, transformando su personalidad bondadosa; convirtiéndolo lentamente en un ser ruin y perverso. Así creció en su interior un deseo intrínseco de hacer el mal, de destruir todo lo que Dontar había creado. Pero esto le resultó imposible y fue derrotado una y otra vez por La Orden de los Cinco –los magos convocados por Dontar–. Aldirk no hizo más que llenarse aún más de ira. Derrotado, se desterró en los confines de la Tierra, en donde Dontar y sus colaboradores aún no habían puesto su toque maravilloso de creación y en donde el Sol no llegaba con sus rayos. Permaneció durante siglos sumergido en la nada, masticando su rabia y pergeñando planes para incrementar su poder. ¿Qué sucedió entonces? Como te expliqué, en el universo infinito hay diversos planos de existencia y cada uno es gobernado por una inteligencia superior, que bien puede ser positiva o negativa. No todas, y creo que muy pocas de estas inteligencias, habían pensado en hacer lo que hizo Dontar: el crear otros seres. Pues bien, Dontar lo hizo y confió en ellos, pero fue traicionado justamente por el más poderoso de los magos. ¿Por qué no lo convocó entre Los Cinco si este era el más poderoso de su orden? Quizás porque, a pesar de la bondad y de las buenas acciones de Aldirk, Dontar sabía que había una semilla de maldad implantada en lo más recóndito de su alma, que estaba esperando solo una oportunidad para despertar y crecer.
Aldirk, en la soledad y el destierro autoimpuesto, logró contactar a Kalhanor, otro creador, otra inteligencia suprema de otro plano existencial. Esta entidad de carácter negativo otorgó a Aldirk poderes extraordinarios, mucho más superiores que los de cualquier otro ser creado por Dontar sobre la faz del mundo. Ahora Aldirk había logrado su propósito, ya nadie se interpondría en su camino.
Gabriel lo interrumpió.
-Hay algo que no me queda claro. Usted dice que un dios no podía estar o pasar a otro plano pues se destruiría a sí mismo; por lo tanto Kalhanor, que era un dios negativo, no podía meterse en el plano de Dontar. Por eso transfirió poderes al mago Aldirk para que este hiciera el mal. ¿Por qué Kalhanor no creaba su propio mundo y hacía el mal directamente allí?
-¿Te dicen algo estas palabras: "A su imagen y semejanza"?
-Es de un pasaje bíblico -contestó Gabriel.
- Pues sí, es de un pasaje del Génesis que va a contestar tu muy buena pregunta. Kalhanor, al ser un dios negativo, crearía seres negativos. Estos no sufrirían pues nacerían del mal, y el mal sería su regocijo; pero como los seres del mundo de Dontar eran bondadosos, ellos sí sufrirían.
-¿Y Dontar no podía destruir a Aldirk?
-Dontar es un buen dios y no destruye: construye. Tampoco podría destruirlo ahora, pues Aldirk, el mago, tiene poderes de un dios, sin serlo.