El terrible gruñido de dolor del caballero Gallagher, retumbó con fuerza en todo el almacén.
Alanna desvió su mirada de él y la posó, con miedo y odio, en el sujeto encapuchado; que vestía con una túnica de mago de color negro y que tanto daño les había hecho a sus seres cercanos.
El mago de túnica roja, atacó nuevamente con su bastón; mientras intentaba recuperarse del daño causado por el violento retroceso de maná que sufrió hace solo algunos instantes atrás. El mago asesino se vio forzado a esquivar, con un salto hacia atrás, mientras recuperaba el equilibrio en el aire y caía suavemente.
Claramente, este sujeto encapuchado era bastante más ágil que un Mago Oficial convencional.
El mago de túnica roja, todavía no podía lanzar ninguna magia útil, debido al terrible daño mental que recibió. Pero, esto no significaba que no estuviera dispuesto a intervenir, o de enfrentar a su enemigo.
El asesino aterrizo a algunos metros de distancia, alejándose del mago de túnica roja. Simultáneamente, los otros tres caballeros, que todavía permanecían sin daños; desenfundaron sus armas de forma rápida y furiosa.
La emperatriz podría haber sido su señora y su objetivo principal a proteger. Pero Gallagher, fue su tutor y un buen amigo. Alguien a quien realmente respetaban con todo su corazón. Y ahora, ambos habían caído por culpa de este extraño y despiadado mago de negro. El odio que sentían era inmenso.
“¡Apártense y perdonaré sus vidas! ¡Solo necesito matar a la chica!” exclamó el mago encapuchado, con una voz monótona y fría como una cuchilla; mientras erguía su cuerpo de forma despreocupada.
Era como si no le interesara en lo más mínimo las miradas llenas de odio y resentimiento, del mago de túnica roja y de los tres caballeros.
“¡No podemos permitir que más asesinos lleguen hasta este lugar! ¡Debes destruir el círculo mágico!” gritó, con urgencia y determinación, uno de los tres caballeros; mientras observaba de reojo al mago debilitado.
Esta persona, que tenía un largo cabello de color negro y portaba un mandoble entre sus manos, se posicionó velozmente entre el debilitado mago de túnica roja y el mago encapuchado; apuntando su enorme espada hacia este último.
El mago de túnica roja frunció el ceño al escuchar estas contundentes palabras y murmuró:
“Es un mago de la orden del Loto Rojo, ustedes no podrán hacer nada en su contra...”
“¡Debemos hacerlo! Nosotros lo entretendremos el tiempo que sea necesario, incluso si esto significa usar nuestros cuerpos como escudos ¡Debes romper el círculo!” sentenció el caballero de pelo largo, con su rostro endurecido y una mirada desafiante.
Los otros dos caballeros se posicionaron a su lado, estando dispuestos a morir para darle la oportunidad al mago de romper el círculo mágico, con el pentagrama en su interior, y así evitar que más asesinos puedan usarlo para llegar hasta este lugar.
El mago de túnica roja asintió con la cabeza y se puso en su labor. Todos morirían, sin lugar a dudas, si otros magos enemigos llegaban hasta este lugar. Romper el método de teletransportación era algo prioritario para la supervivencia del grupo.
« ¿La orden del Loto Rojo? Creo recordar que son un grupo de magos asesinos que llevan operando secretamente desde hace décadas en el imperio. ¿Mi tío realmente contrató a personas tan peligrosas para hacer el trabajo sucio? » pensó Alanna, con frustración y enojo; mientras notaba rápidamente el distintivo y pequeño dibujo, de un loto rojo, en la parte inferior de la oscura túnica del asesino.
Dos de los tres caballeros, cargaron ferozmente con sus espadas hacia el mago asesino; mientras que el caballero con el mandoble se quedó detrás, esperando por una apertura.
“¡Les di una oportunidad y no la aprovecharon!” sentenció el mago encapuchado, esquivando el corte en diagonal del primer caballero; con rapidez y facilidad. Al mismo tiempo, giró su cabeza velozmente y escupió una especie de aguja hacia el rostro de este caballero. La cual impactó en su piel, clavándose en su mejilla, pero no le causó demasiado daño.
El terrible mago se movía endemoniadamente rápido, mientras se precipitaba hacia al segundo caballero, extrayendo una peligrosa daga que tenía una particular curvatura en su zona media.
Si esta arma se clavara en alguien, con seguridad desgarraría los órganos internos de su objetivo; debido a su particular forma ondulada.
El mago asesino se posicionó detrás del segundo caballero y, con una precisión monstruosa, clavó violentamente el cuchillo en su nuca, a través de la hendidura que había entre el casco y el peto.
El caballero soltó un alarido corto y ahogado, que fue seguido por un chorro de sangre que brotó desde su fatal herida; mientras caía, sin vida, al frio suelo.
“¡Bastardo!” gritó el caballero con el mandoble, totalmente encolerizado, y se abalanzó hacia su enemigo.
El otro caballero, se arrancó la aguja de su piel y también se precipitó hacia el poderoso mago. Ambos intentaron atacarlo simultáneamente por delante y por detrás, ya que esta era su mejor oportunidad.
“¡Tengan cuidado! ¡Está utilizando una poderosa bendición para potenciar su agilidad!” advirtió el mago de túnica roja, mientras intentaba no desconcentrarse de su labor y forzar el colapso del círculo cuánto antes.
El mago encapuchado, como si estuviera jugando con un par de niños, esquivó fácilmente el corte del caballero que estaba detrás de él, al inclinar ligeramente su cuerpo, y luego dio un salto hacia adelante; que le permitió esquivar el apuñalamiento del caballero con el mandoble, al franquearlo por encima de su cabeza.
Con este gran salto, el asesino superó a los dos caballeros y al mago de túnica roja, cayendo a escasos pasos de la aterrorizada Alanna y del moribundo caballero Gallagher; quien ya tenía la mitad de su cuerpo derretido y parecía haber muerto de pie.