Este grupo de siete mercenarios, lucían bastante intimidantes y fuertes.
Portaban armaduras gastadas, pero de buena calidad; armas cortantes, recién afiladas; caballos de pura sangre, con sillas de montar cómodas; y rostros de mediana edad, notablemente curtidos por innumerables batallas. Claramente eran guerreros veteranos, y con equipamiento de primer nivel.
“Creo que es la chica que buscamos, jefe”, comentó uno de los jinetes, al llegar.
“¡Estamos de suerte!”, celebró otro.
“Me gastaré la jugosa recompensa que obtendremos, en el nuevo burdel de Ciudad Verdi, y mucho antes de lo pensado. ¡Haha!”, admitió un tercero, mientras se reía con regocijo.
“Tranquilos, no olviden en donde estamos ahora”, cortó, en un tono autoritario, el único jinete con un caballo blanco y una armadura blanca, en todo este grupo. Se podría decir que destacaba bastante entre estos siete sujetos.
El sujeto de blanco, miró fijamente a Owen Shan; quien ahora lucía como un aprendiz de mago del montón.
“Chico, no luces tan joven como los otros aprendices que conocí antes, supongo que debes tener un talento mágico bastante pobre y llevas muchos años estancado en este lugar… Pero no te preocupes, solo queremos a la chica; así que finge que no has visto nada y llévate a tu mascota azulada contigo”, dijo el sujeto de blanco, en un tono de total menosprecio.
“Este es el territorio de la Academia Celeste y dudo que tengan permiso para operar aquí. ¿Quiénes son ustedes?”, preguntó Owen, que ya se daba una ligera idea; pero quería asegurarse por completo.
“Te lo diré solo porque pareces alguien inteligente. Somos de la compañía Rosa Blanca y tenemos permiso oficial para capturar a esa chica que se esconde detrás de ti. Así que, hazte a un lado y no nos estorbes”, sentenció el líder del grupo de jinetes, mientras descendía de su caballo blanco.
«Han mordido el anzuelo totalmente… Es normal, cualquier aprendiz de mago común y corriente, estaría intimidado si fuera acosado por tantos mercenarios veteranos a la vez», analizó Owen, mientras ocultaba una sonrisa burlona bajo su capucha. Luego, agregó:
“¡Oh! Se trata de la prestigiosa compañía de mercenarios de la ciudad costera de Enagar. He oído hablar mucho de ustedes. Como habrán notado, ya no soy tan joven y, en realidad, no tengo mucho talento. He decidido que si no logro convertirme en un Mago Oficial durante este último año… ¡Intentaré unirme a sus filas luego!
“¡Haha! No está mal chico. Seguramente, serás más que bienvenido, ya que, el líder siempre está buscando nuevos magos para nuestro grupo. Como sea, ahora tomaré a la chica...” el sujeto de armadura blanca se rio complacido, y se dirigió hacia Alanna con pasos seguros.
“Por supuesto… Pero, hay una cosa más que quisiera saber… ¿Quién les emitió el permiso oficial que tienen?”, indagó Owen, fingiendo estar algo reacio a querer preguntar.
“No es tu problema”, respondió, secamente, el sujeto; frunciendo el ceño.
“¡Vamos! Es solo una pregunta y como futuros compañeros, seguro puedes decirme al menos esto”, declaró Owen, en un tono bastante amistoso. De hecho, algunos de los oyentes pensaron que estos dos hasta podrían conocerse desde antes.
El sujeto sonrió; mientras se dirigía hacia Alanna y, sacando un papel, admitió:
“Tenemos una orden firmada y sellada por el Gran Duque de Menvurim, del Reino de Arcia.”
“Oh, ya veo. Te refieres al actual líder de la familia Jernigan”, comentó Owen, casualmente.
“Eso es…. Pareces ser alguien extrañamente bien informado…” el mercenario lucía algo sorprendido de que haya un aprendiz de mago que esté tan bien informado sobre los asuntos del reino como este.
Casi todos conocían que una zona era gobernada por cierto conde o cierto duque. Pero, pocos conocían detalles como el nombre de sus respectivas dinastías o familias.
“Lo estoy. Además, me da un poco de vergüenza decirles esto, pero… Hay un pequeño problema con la orden que llevas…” Owen soltó estas palabras, en un tono totalmente pasivo y calmado.
Pero, en este momento, los siete mercenarios fruncieron el ceño a la vez.
Alanna se encontraba junto a la gran roca y al lobo azul. A escasos metros de ella, estaba el líder de los mercenarios; el cual ya había pasado caminando por al lado de Owen, hace algunos segundos atrás. Y los otros seis sujetos, se encontraban a varios metros hacia adelante del Gran Mago; mientras descendían lentamente de sus caballos.
Pero, al escuchar las palabras recientes del supuesto aprendiz de mago, los mercenarios mostraron una mueca de disgusto. Y algunos, hasta acercaron su mano hábil hacia la empuñadura de sus armas.
Finalmente, fue el líder de estos siete mercenarios; quién se dio vuelta, dándole la espalda a Alanna, y en un tono severo; preguntó:
“¿Qué clase de problema podría haber con nuestra orden emitida por su excelencia, el Duque de Menvurim?”
“Se trata de un pequeño detalle…” comenzó diciendo Owen Shan, mientras su sonrisa falsa desaparecía de su rostro, su túnica se convertía en negra otra vez y su capucha caía suavemente; revelando totalmente, su curtido y experimentado rostro.
“¡ESTO NO ES EL REINO DE ARCIA!”, sentenció, en un tono potente y bestial, que paralizó a todos del miedo.