Balin
Probablemente no debí hacer eso pero la rabia me ganó. Destruí el departamento de Ulysse y realmente no me arrepiento de nada, eso es solo una probada de lo que pienso hacer. Ya estoy harta de esconderme y de tratar de solucionar algo que ni si quiera fue mi culpa. Por eso mismo, he estado más de tres días de bula do por las calles para encontrar algo o alguien que me ayude a crecer aunque sea en la mafia pero es mucho más difícil de lo que alguna vez creí.
Sacudo mi cabeza queriendo quitar la sensación de picazón que aún perdura en mis labios. Camino por las calles mirando mi teléfono para contactar con Meer con quien no me he comunicado y sé que ha de estar muy preocupado. Escribo su número en el teclado de mi teléfono inteligente y espero a que Meer tome la llamada.
— Balin, tienes que venir al museo del Louvre. Es urgente.— Lo escucho decir en un susurro y posteriormente cuelga sin dejarme hablar.
Aprieto el aparato entre mis dedos y corro sobre las calles de Paris empujando a todo el que se me atraviese para poder llegar hasta el gran triángulo transparente que brilla con diferentes colores por unos focos que lo alumbran. Detallo el tumulto de personas que pasean por el museo e ideo un plan para entrar sin ser perseguida por la seguridad.
Me acerco a uno de los guardias temblando falsamente. Le explico que he visto como un señor apuntaba al museo con una escopeta y en menos de dos segundos los guardias se mueven rápidamente para verificar mi mentira. Aprovecho para pasar de largo, bajo las escaleras eléctricas empujando a algunos que me aniquilan con la mirada, me escabullo entre unos muros y escucho atentamente cuando gritan para que todos busquen a una "mujer desquiciada que acusó falsamente un atentado."
Los pasos de los agentes se oyen de aquí para allá corriendo por todas partes. Lamentablemente para ellos, yo ya estoy caminando hacia el área con luz tenue. Observo la estatua de una figura egipcia con la nariz desprendida, sigo caminando hasta dar con una especie de túnel que alrededor tiene paredes de ladrillos marrones, la madera del camino hace que mis pasos se escuchen más fuertes y por lo tanto uno de los guardias indica que todos vayan a por mí.
Miro a los lados tocando mi espalda para tomar mi arma pero recuerdo que Buisson me las ha quitado antes de supuestamente encarcelarme. Decido adentrarme a un túnel pequeño con forma rectangular y me arrastro en él sin saber hasta dónde llegará. Algunos insectos me estorban causando que los aplaste con mis puños a medida que me deslizo por el conducto, miro una pequeña reja al final del espacio en la cual se puede divisar la luz de alguna habitación.
Le pego a la reja con mis manos ya que no puedo usar mis piernas al estar en un lugar tan estrecho. Uso mis codos, puños, hasta la cabeza pero nada hace que el metal se desencaje del cemento. Bufo tratando de alguna forma moverme para dejar mis piernas al frente pero es imposible. Comienzo a arrastrarme hacia atrás para salir de aquí, sin embargo, soy detenida al oír una voz que reconozco a la perfección.
— Solo tienes que unirte a mí. No es como si te estuviera pidiendo matrimonio.— Brama Ulysse.
Me pego lo más que puedo a las rejas y veo entre las varillas a Meer atado en una silla mientras Buisson le habla rodeándolo al mismo tiempo que camina en círculos. Aprieto los puños queriendo partirle la madre a este hombre que no hace nada más que molestar.
— Jamás.— Susurra Meer sin expresión en su rostro.
— O te unes o te hundo en la cárcel más vil que exista, tú eliges.— Masculla tomando su mandíbula con fuerza.
Me muevo como gusano lastimando mis extremidades por el movimiento brusco, oigo como los huesos me truenan cada que intento esforzarme más para poder pegar mis pies a las varillas. El sudor me cubre el rostro pero eso no es un impedimento para que, después de mucho esfuerzo, pueda parear las varillas escuchando como estas caen al suelo con un sonido seco que alerta a Buisson. Me arrastro rápidamente cayendo en el mismo suelo en el que están Meer y Ulysse, ruedo un poco para no lastimarme y me levanto velozmente colocándome en posición de pelea con los puños alzados ya que no tengo armas.
— Ya estabas durando mucho en llegar.— Sonríe de medio lado cruzándose de brazos.
— Déjalo ir, ya te dijo que no quiere unirse a ti.— Rujo sintiendo mi corazón golpetear como loco en mi pecho.
Él niega haciendo sonidos con sus labios de negación, camina lentamente hacia mí con sus manos en los bolsillos y analiza mi rostro antes de decir lo siguiente.
— El gobierno los necesita, estamos dispuestos a hacer una negociación para dejarlos entrar nuevamente...
— ¿Qué te crees que somos? ¿Unas putas marionetas que puedes manejar a tu antojo? ¿Qué hay de todas las veces que quise hablar contigo? ¿Por qué ahora? ¿Qué mierda tramas?— Hablo rápidamente con las ansias de matarlo picando en la piel de mis palmas.
— Tenía un plan, quería matar a Zane pero él ya se suicidó haciéndome el favor.— Explica doblando su cabeza ansioso de ver mi reacción.
«¿Ha muerto?» Sinceramente no sé qué sentir. Todo es tan repentino que a penas puedo recopilar las informaciones que son bombeadas a mi cerebro sin pausa. Primero que quiere que volvamos al gobierno y ahora que Zane está muerto.
— Suéltalo.— Ordeno mirando las sogas que atan a Meer.
— De acuerdo.— Dice simple quitándole la amarradura con un láser que saca de su bolsillo.— Después de todo era solo para que te dieras más rápido.
Aprieto los puños calmando el remolino que causan sus palabras. «Quiero matarlo.» Abrazo a Meer oyendo su corazón latir lentamente en su pecho.
— ¿Qué dicen? No tenemos mucho tiempo.
Me volteo para ver a Ulysse que parece tan distante, «¿Lo de no quererme también era parte de su plan o era en serio?» Me pregunto mientras lo miro sin querer sentir lo que siento cada que lo veo, cada que oigo su voz fuerte y grave.