—¡Hija! —grita su mamá, mientras su padre la tomó entre sus brazos.
—¿Qué te pasa? ¿Qué te duele, mi princesa? —pregunta ansioso su papá.
Irma sigue llorando sin parar, su llanto es doloroso y hace que también quieras llorar con ella, su mamá está al borde de las lágrimas, las personas se acercan para ayudar. Una señora habla a emergencias.
Su padre está llorando, sin saber qué le pasa a su tierna niña Irma, no para de retorcerse en los brazos de su padre y su mamá, ellos están muy desesperados porque no pueden hacer nada para ayudarla.
Los paramédicos llegan después de largos minutos, retiran a la niña los brazos de sus destrozados padres. Alex e Isabel están abrazados, temerosos por saber lo que le está pasando a su pequeña niña, pero ellos no tienen idea de lo que está pasando.
Los cuatro van en la ambulancia, la madre de la niña está llorando entre los brazos de su esposo, mientras que él no deja de ver a su niña dormida con Kiwi en brazos, le habían dado algo para que se tranquilizara o al menos, ya no tuviera tanto dolor en su estómago.
—Alguien puede decirme qué le está pasando a mi hija, por favor —dice su padre, con el nudo en la garganta que vuelve su voz más áspera.
—Cuando lleguemos al hospital y se le hagan los exámenes que el doctor indique, se podrá dar un diagnóstico —dice el paramédico de ojos café oscuro.
Su padre hace la cabeza hacia atrás y cierra los ojos tan fuerte, que las lágrimas recorren de nuevo sus mejillas.
Irma abre los ojos, despacio. Sonríe para su papá y mamá, aun con el dolor, logra decir seis palabras que nunca olvidaré.
—Todo estará bien, Kiwi me cuida —dice Irma y se vuelve a dormir con una gran sonrisa en sus labios.
Alex e Isabel rompen a llorar de nuevo, no entienden nada, lo único que saben es que tienen a la hija más valiente del mundo entero.
Llegan al hospital, bajan a Irma en la camilla y le quitan a Kiwi, se lo dan a su mamá y ella se queda abrazando al peluche, apretando tanto al koala, que le duelen los brazos, bajan corriendo de la ambulancia, persiguiendo a los camilleros.
Alguien los detiene.
—Ustedes ya no pueden pasar, tienen que esperar a que los doctores salgan con los resultados —dice un guardia de seguridad.
Los dos se quedan abrazados, esperando noticias. Tan tristes que el tiempo se les pasa lentamente, Alex acaricia la cabellera de su esposa, rezando para que todo esté bien con su hija, mientras que Isabel, no para de llorar en su regazo, rogando que todo esté bien.
Los minutos se convierten en un par de horas y la puerta al fin se abre. Sale una enfermera con un portapapeles que tiene la imagen de un arcoíris en él. Que dice “Al final de la tormenta siempre sale el arcoíris”.
—¿Tiene noticias? —pregunta Isabel con el nudo en la garganta, casi ni le sale la voz de tanto llorar.
La enfermera observa sus papeles, su expresión dice todo. Se ve muy triste, por lo que ve en los resultados, una pequeña lágrima se resbala por su mejilla, a pesar de tener tantos años en esto, aún no se acostumbra a dar tan terribles noticias y nunca lo hará.
—Lamento mucho decirles que Irma tiene cáncer en su estómago, al parecer está en la primera etapa y es tratable, haremos lo posible por curar a su hija —dice la enfermera y después se retira, dejando atrás a los destrozados padres de Irma.
—¿Por qué? —grita Isabel en el hombro de su esposo. Quiere salir corriendo y gritar. Alex está como una estatua, comiéndose sus emociones para que Isabel no se sienta tan mal, pero por dentro, poco a poco, la tristeza y desesperanza, lo consume.
—Pueden pasar, para ver a Irma —dice un doctor, alto de ojos verdes. —Síganme.
La pareja camina por el pasillo sin poder decir ninguna palabra, solo tomándose de la mano. Reuniendo toda la fuerza que pudieran tener, para ver a su hijita.
—En este momento, ella está dormida, lo mejor es que la dejemos descansar —dice el doctor. —Por ahora, debemos hablar de algunas cosas en privado, sobre el tratamiento.
Isabel se acerca a su hija, que ahora solo tiene puesta una batita blanca, y le deja a Kiwi, muy cerca de ella. Los tres entran a una oficina que está enfrente del cuarto de Irma.